Capítulo 2

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Los dedos de Na Kyum brillaban por la grasa del pollo que sostenía entre sus manos, mientras lo mordisqueaba con avidez, y el otro lo miraba, entre enternecido y ligeramente incomodado por su falta de modales en la mesa. 

El muchacho, en cambio, sentía las miradas discretas de los demás comensales  puestas en su menuda y desaliñada figura, pero no le podían importar menos en ese momento. Su estómago se había apoderado de su voluntad y hasta que su hambre estuviese saciada, todo lo demás pasaba a segundo plano. 

-- Dijiste que te llamas Baek Na Kyum

Éste asintió con la cabeza, aún con su atención puesta en el pollo

-- Yo me llamo Kim Ji Hoon... -- Dijo el otro-- ¿Cuántos años tienes?

-- Uhm... er-veintitrés... creo

-- ¿Crees? ¿Cómo está eso? 

-- Pues... -- Tragó el bocado que masticaba y se limpió la boca con una de sus mangas, tras lo cual Ji Hoon le ofreció una servilleta -- No sé mi fecha de nacimiento exacta, pero las noonas del orfanato dicen que yo tenía tres años cuando fui llevado a ese lugar... y desde entonces han pasado veinte años... 

-- Ya veo. ¡Soy tu Hyung entonces! -- El omega de pelos cenizos guardó silencio un momento, intentando palpar la sensibilidad del tema con la reacción de Na Kyum para saber si era apropiado decirle lo que a continuación expresó 

-- Asumo, que no tienes a dónde ir... ¿O me equivoco?

Na Kyum lo miró, y detuvo su festín, posando la pierna de pollo que sostenía en el plato. Desvió la mirada hacia abajo, como si le apenara la precariedad de su situación. Pero no estaba en la posición de decir mentiras.

-- Sí, es verdad...

-- Entiendo... 

Hubo un pequeño espacio de silencio entre aquél intercambio.

-- Uhmm... Sobre lo que dijiste en el parque... -- Dijo Na Kyum, en una voz tan tenue que parecía más bien susurro -- Sobre ayudarme... ¿Te referías sólo al pollo? O... 

Ji Hoon le sonrió dulcemente.

-- No te apures, de verdad lo quise decir -- Abrió su bolso de mano y sacó un diminuto estuche negro -- Conozco un lugar donde te pueden ayudar. Bueno, eso si tú lo aceptas 

Procedió a retocarse un maquillaje que Na Kyum podría haber jurado era imperceptible.

-- ¡Trabajaré! ¡Puedo hacer lo que me pidan! -- Exclamó. Sus ojos se habían encendido.

-- Bueno, eso lo veremos. -- Contestó el otro, cerrando su bolso -- Algo que siempre he dicho es que si no nos apoyamos entre omegas, nadie lo hará por nosotros.

-- Ah... -- Na Kyum se revolvió en su asiento, sin saber qué hacer -- Se... Se me nota?

-- Pfft! -- Bufó Ji Hoon -- Por supuesto que sí. Mírate. Pocos serían capaces de confundir a un omega tan obvio como tú. 

Sacó de su bolsillo su cigarro electrónico, disponiéndose a utilizarlo, pero rápidamente la dependienta del negocio se aproximó hacia ellos.

-- Disculpe, pero está prohibido fumar en esta parte del establecimiento. ¿Gusta que le demos una mesa en la zona de fumadores? -- Inquirió muy cordialmente

-- Oh, no será necesario -- Contestó, acomodando su collar negro sobre su fino cuello -- Ya nos íbamos, ¿No es así, Baek Na Kyum? 

Éste apresuró un par de mordiscos más a las piezas de pollo que aún tenían carne en el hueso, y asintió con las mejillas rebosantes. Entonces, observó atónito cómo Ji Hoon extraía un rollo de billetes de la bolsa de su pequeña chaqueta, y le entregaba un par a la mujer.

PINTOR NOCTURNO OMEGAVERSE FICTION - Todas mis batallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora