11. Onceavo acto

112 25 8
                                    

Copo de nieve

Tony no podía ver realmente la nieve, no. Pero de alguna manera reconocía al invierno por lo que era, vientos demasiado fríos, ligeras pinceladas de lila, azul y rosa en los atardeceres , días cortos y noches muy largas. A pesar de que su estación se mantenía congelada en un eterno otoño, él podía notar los pequeños indicios que indicaban que el invierno estaba a punto de llegar en las demás estaciones. Las hojas anaranjadas de los árboles seguían cayendo, por supuesto, pero las heladas se sentían mucho más frías conforme los días seguían su curso natural.

Y lo más importante, era que la emoción por el otoño comenzaba a apagarse lentamente.

Las calles del Distrito volvían a estar solitarias y casi tristes cuando caminaba por ellas, parecía que sólo había un día lleno de magia en todo el año, y ese había sido cuando el festival de la Luna nueva estaba en su completo apogeo. Tony siempre trataba de no mirar el viejo escaparate de la tienda de antigüedades cada vez que pasaba a lado de ella, había una inquietante sensación que se expandía por todo su cuerpo cada vez que se acercaba a esa tienda tan sombría; sin embargo, también parecía tener cierta curiosidad de entrar y ver qué hallaría una vez que lo hiciera.

Desde luego, nunca lo hacía, nunca parecía tener la valentía de hacerlo, o el momento nunca era el indicado. Siempre habían mil pretextos diferentes para dar media vuelta y alejarse tanto como podía. Pero esa tarde del primer día de diciembre cuando pasó por la tienda de antigüedades, él vio a Clint de pie frente al escaparate que Tony siempre evitaba mirar con todas sus fuerzas; fue su curiosidad innata lo que provocó que caminara hasta Clint y llamara su atención posando una de sus manos sobre su hombro izquierdo.

El otro chico respingó casi con violencia, luego parpadeó un par de veces y sus ojos marrones se dirigieron al rostro de Tony, pareciendo ligeramente desubicado del espacio y del tiempo, o de lo que acontecía a su alrededor. Entonces, después de varios segundos de silencio, Clint finalmente colocó una sonrisa forzada en su rostro.

—¡Hombre, casi me matas del susto! —exclamó, palmeando ligeramente el antebrazo de Tony—. ¿Viniste por provisiones?

—Algo así. También vine a arreglar el aire acondicionado de la biblioteca comunitaria —Tony encogió los hombros, luego cuestionó con una ceja levantada—, por otro lado, ¿qué haces parado aquí como estatua?

La sonrisa demasiado forzada de Clint se transformó en una genuina mueca torcida en sus labios, él también encogió los hombros con algo de desgano, pero sus ojos se dirigieron nuevamente hacia el escaparate de la tienda de antigüedades.

—Miraba, supongo —murmuró, sin apartar sus oscuros ojos de aquel lugar—. Ese viejo móvil de mariposas siempre me ha vuelto algo loco, creo.

Los ojos de Tony rápidamente se movieron hacia el escaparate de la tienda, pero en lugar de un móvil de mariposas, él vio la vieja y polvorienta caja músical que le recordaba un poco a Maria. Tony ahora sabía que la perspectiva de cómo se veían algunas cosas variaban según las personas o en este caso, los avatares. Así que no se sorprendió por no haber visto ningún móvil de mariposas para bebés, aunque desde luego que tenía curiosidad por saber por qué el Clint de los recuerdos de Natasha veía eso en específico.

—¿Por qué un móvil de mariposas? —pensó en voz alta.

Clint lo miró de reojo brevemente antes de soltar un suspiro tembloroso y responder:

—Historia larga.

—Tenemos mucho tiempo, para siempre. Eso dijeron.

—¿Loki volvió a desaparecer? —preguntó Clint con una sonrisa burlona, como tratando de cambiar de tema.

The first frosts of autumn; FrostIronWhere stories live. Discover now