D O S

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Capitulo dos : "Acusado"







Capitulo dos : "Acusado"

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Cuando Ocho regreso a casa, esperaba aunque sea un regaño de su padre, pero eso no pasó. Curioso, ando hasta el área de entrenamiento, dónde yacían sus hermanos, entrenando.

Tomo aire y luego lo soltó, esperando y deseando estar equivocado.

-Este...-. Llamo la atención de los presentes, quienes no tardaron mucho tiempo en encararle.

No estaba seguro si alguien le había respondido, pero asumió que tenía la libertad de hablar al sentir los ojos de todos sobre su cuerpo.

-¿Alguien me podría decir cómo llegué a casa?-. Pregunto inquieto, en un desesperado intento de palmear el terreno peligroso al que estaba seguro, se había metido.

Sus hermanos se dieron unas miradas entre sí, como si debatieron el comentarle algo. Ocho sintió como su estómago se revolvía.

-Eres gay -. Afirmó Cuatro tranquilamente, mientras que el resto de los presentes abrían sus ojos con sorpresa. Definitivamente, Cuatro no tenía pelos en la boca.

-Oh... -. Se limitó a contestar el muchacho mientras que su cabeza finalmente termino de dar vueltas. Realmente no estaba seguro con lo que quería responder, pues nunca se había planteado de forma madura su sexualidad, estaba más tiempo entrenando y mejorando. Pero eso era lo de menos, muchas preguntas inundaron su mente, girando sobre ¿Cómo lo saben?, ¿Por qué lo creen?, ¿Ahora que pendejada hice?. No quería hablar al respecto, sentía que salía de un problema para entrar a otro, era tan fastidioso.

Observo a sus hermanos y, sin tener que pensarlo mucho, sintió la repulsión que sus ojos mostraban.

-No -. Se presentó un vacío en el estómago al dar esa respuesta, pero decidió guardarse esa clase de cosas para sí mismo. -¿Anoche hice algo inapropiado?, Les juro que no recuerdo mucho... Solo las botellas de alcohol que Cuatro ofreció... Enserio, es lo último que recuerdo-. Sus hermanos se miraron entre sí, como si conversaran con la mirada.

-No, no hiciste nada -. Cinco tomo las riendas de la conversación, ya no parecía tan enojado. Se alegró, al parecer la respuesta que había dado, era lo suficientemente acertada como para bajar la tensión. -Ayer comenzaste a actuar extraño, pero asumo... -. El castaño se aclaró la garganta y miro tras de sí, al resto de sus hermanos. -Asumimos que es un asunto de copas-. Corrigió.

-¿Qué fue lo que hice exactamENTE -. Aclaro su garganta al subir tanto su tono. Dudó en preguntar, pero llegó a la conclusión de que era lo más adecuado. Sus hermanos se tensaron un poco.

-Tu... Bueno, comenzaste a llorar y luego a gritar. Un chico se acercó a nuestra mesa y comenzaste a insinuarte a él, luego... -. Incómodo, Uno comenzó a hablar.

-En primer lugar, ¿Porque estábamos en un bar cuando apenas y tenemos 12? -. Pregunto Ocho, en un intento por desviar el tema.

-Créeme, tengo la misma duda -. Afirmó Tres con tranquilidad.

El silencio volvió a gobernar el lugar, por lo que, sin perder más tiempo, Ocho comenzó a prepararse para entrenar.

Finalmente tuvo un recuerdo fugaz, el cómo se acercaba gateando a lo que parece ser una persona. Decidió pensar más al respecto en la tarde. Ahora mismo, debía concentrarse aunque, realmente ya no estaba tan ensimismado por saber lo que había sucedido.

El tiempo comenzó a avanzar, cada uno se encontraba entrenando de forma individual con el fin de mejorar sus habilidades. Ocho ahora permanecía entrenando su velocidad, sus manos lastimadas por el uso de explosiones podían causarle un horrible dolor de cabeza tras una noche de resaca, por lo que decidió evitar ese terrible acontecimiento y, enfocarse en otras habilidades que necesitaba pulir para no depender únicamente de su poder. Corría de lado a lado sin ningún descanso, esperaba llegar al menos a correr una hora sin parar, eso mejoraría también su resistencia en el campo de batalla.

El atardecer llego y, le dio paso a la noche. Los jóvenes, totalmente sudados se encaminaron a las habitaciones correspondientes, algunos esperando el baño para poder darse una ducha, otros simplemente se recostaron y se dieron un sueño leve. Ocho fue el tercero en entrar al baño, pero no es necesario entrar en detalles.

Cuando Ocho se encamino nuevamente a su habitación, una vez ya estaba totalmente limpio y cómodo, se encontró con Cinco en el pasillo, prefirió ignorarle para no tener que lidiar con el humor de perros que este podía llegar a tener.

Cinco, una vez ya no estaba tan a la vista de Ocho, se giró y lo observo unos segundos.

-¡Ocho! -. Llamo al contrario, esperando cualquier reacción, pero Ocho no se volteo, siquiera pareció percatarse del llamado. Por cruel que fuera, esto parecía darle gracia a Cinco, quien, ya comenzaba a sacar sus propias conclusiones. -Tenemos que hablar -. Afirmo, más para sí mismo.

Ocho desapareció entre los pasillos. Cinco, quien aún mantenía esa sonrisa de oreja a oreja, no sabía si era más curioso el hecho de que Ocho lo tomaba como un idiota o, el hecho de que Ocho tenía un notable olor a vainilla que durmió las fosas nasales del muchacho. Debía admitirlo, Ocho era muy interesante.

La situación de la noche anterior retumbaba en la cabeza del quinto muchacho. Quería ignorarlo pero le parecía casi descortés el hacerlo.

Oh... Ocho estaba en problemas.

En muchos problemas.

É C O U T E   ||   Number Five.Where stories live. Discover now