House of commons

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Había dedicado su vida al servicio público. Con esfuerzo y meticuloso trabajo, había labrado su propio camino y cumplido sus sueños.

Su padre había sido un humilde pero inteligente profesor de primaria, que gracias a su labor había conseguido laureles y premios que le habían permitido dar un pasar digno a su familia, y sus propias aficiones personales, como la lectura y el arte, le habían llevado a instruir a sus hijos como al más adinerado de sus pupilos. Por su puesto, no pertenecían a la nobleza. Ello había dictado su camino y su labor hasta los límites que ya alcanzaba.

Con esfuerzo y método Stefan, decidido a hacerse un nombre, se había lucido en sus estudios, y había obtenido las más altas calificaciones, que le granjearon una invitación para cursar leyes en la Universidad de Oxford, y aunque su padre no tenía el dinero para pagar por sus estudios, los contactos que mantenía con académicos y directores, le permitieron gozar de una beca de estadía parcial, que debía completar con servicios a la Universidad. Fue por este motivo, y en un último esfuerzo de los contactos de su padre, que Stefan acabó convirtiéndose en el secretario personal y ayudante del rector de su college, Lord Silchester, Conde de Longford.

Se trataba de un hombre de avanzada edad, tan educado como podía ser un hombre de su alcurnia y de una erudición envidiable, al que Stefan de inmediato había admirado profundamente y con quien pronto había forjado una relación entrañable. El Conde se convirtió casi inmediatamente en su mentor y guía a su vez, de lo que pronto sería una prominente y fructífera carrera. Lord Silchester no había demorado en comprender que el jovencito callado y organizado frente a él, era un diamante en bruto al que pulir para convertirlo en el favorito del pueblo. Como antiguo líder del partido conservador, Silchester no demoró len extenderle a Stefan la invitación para unirse a las filas de éste, y el joven no dudó en tomarla.

Bajo el alero del Conde, Stefan comenzó su carrera como representante estudiantil, y miembro de las filas jóvenes del partido. Alejándose de la sombra de sus humildes orígenes, acabó convertido en un político de tomo y lomo, respetable y augusto, tal y como su mentor había esperado. No tardó en causar sensación entre las masas y acaparar sin molestias el favor de los votantes, quienes le permitieron ocupar consecutivamente un escaño en la cámara de los comunes.

Conforme con el resultado de su trabajo, se mantenía indemne en su cargo, elección tras elección, pasando de ser uno de los miembros más jóvenes de la cámara, a uno de los más experimentados. Conocía el juego político en detalle, y avanzaba con sus piezas como si de un juego de ajedrez se tratase. Con mesura y astucia, había ascendido entre sus pares sin detenerse, hasta alcanzar el esperable tope en su carrera: Su partido le ofrecía una candidatura como Primer Ministro.  Parecía imposible y una tarea titánica a emprender, considerando que él no pertenecía a la nobleza, pero sus ansias de llegar a la cúspide tras una larga y esforzada carrera de éxitos lo motivaban.  Por supuesto, una decisión como aquella solo se veía capaz de tomarla bajo el consejo de su antiguo mentor y gran amigo, por lo que luego de una agotadora jornada de reuniones con sus asesores, partió a Pakenham Hall Castle, Irlanda, en busca de su consejo.

El viaje era largo y agotador, pero la exquisita comodidad del carruaje le habían permitido continuar trabajando en los proyectos que por ahora llevaba adelante como representante de la Cámara de los Comunes.  Absorto en su trabajo, no alzó la cabeza para observar el paisaje hasta el momento en que  ingresaba a los bellos jardines que rodeaban la entrada de gravilla del Castillo. Una momentánea  visión llamó su atención: las cortinas corridas de una de las ventanas del torreón le ofrecieron por un brevísimo instante la imagen de una dama. Había sido tan breve la aparición, que por un instante creyó haberlo imaginado. Y así debía de ser, pensó de inmediato recordando que su mentor era un hombre de avanzada edad, viudo y por lo que recordaba, sin parientes cercanos vivos.

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