9. Criaturas irremplazables

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"El lado secreto de mí nunca te dejo ver. Lo mantengo enjaulado, pero no puedo controlarlo, así que aléjate de mí...

La bestia es fea.

Siento ira y simplemente no puedo sostenerlo."

―Monster (Skillet)


***


Nord soltó un suspiro cansino. Hendrik era una presa fácil, era increíblemente fuerte, pero a menudo se limitaba a protegerse. Él odiaba la violencia y la crueldad que poseían los monstruos sobre el resto de criaturas.

Tal como Hendrik solía decir, la aceptación entre humano y monstruo podría darse con un pequeño gesto. Una leve muestra de compasión podría ser lo suficiente para crear paz entre ambas razas. 

El cambio iniciaba con Hendrik.

―¿En qué piensa con tanto detenimiento? ―Indivar se removió inquieta.

―Realmente espero que Hendrik esté en el castillo.

―¿Irá a verlo?

―Estoy preocupado, nunca nos separamos mucho tiempo como ahora.

―Comprendo. ―La tristeza en el semblante de Indivar era muy evidente.

Incluso cuando Nord se vio impulsado a quedarse para acompañarla y protegerla, debía aceptar también un hecho importante: Indivar era solo el resultado de la curiosidad. Su raíz permanecía en el castillo, al lado de los suyos y de su amo, e Indivar era solo una humana que tuvo la rara oportunidad de coincidir con él en un momento determinado.

Mientras que Indivar era una muchacha que apenas conocía, Hendrik era un amigo de toda la vida. Era natural que se inclinara a favor de ese amigo. Sin embargo, no pudo evitar pensar en el bienestar y las necesidades de ella, que era vulnerable y frágil, una presa fácil para los depredadores que rondaban en el bosque o en forma de humanos. Pensar en las dificultades por las que pasaría Indivar, Nord se sintió sumamente inquieto. ¿Qué será un poco más de tiempo a su lado?

Hendrik estaba en el castillo, al lado de monstruos poderosos, Sauto no dejaría a Hendrik vagar libremente cerca de los humanos sin nadie protegiéndolo. Pero Nord debería saber que Hendrik era un monstruo con libertades y era desobediente, como un niño que necesitaba ser vigilado con constancia.

Varios días transcurrieron sin eventualidades, la pareja fueron de pueblo en pueblo de visita. Nord le compraba a Indivar todo tipo de joyas y vestidos. No solo la protegía, también la consentía con alimentos y vestimentas, zapatos y joyas. Aunque no poseían una casa en cual regresar todas las noches, se sentían a gustos con la libertad que poseían; vagar durante el día y dormir en la intemperie alrededor de una fogata. 

Finalmente, viendo a la muchacha de ojos bellos, Nord por primera vez se sintió recompensado cuando el color de sus mejillas se acentuó de una bonita manera. Con esos vestidos hermosos que adquirieron a lo largo de su viaje, Indivar podía resaltar su belleza única y envuelto por timidez. 

Con Nord en su entorno, Indivar ya no fue intimidada. Nadie la entristecía ni la lastimaba. Nord sonrió desde su corazón ante ese hecho. Indivar nunca molestaba a Nord ni se quejaba del estilo de vida inquieta que llevaban. Al ser una mujer callada y tímida, se vio obligado a aprender los pequeños gestos que ella hacía para comprenderla mejor.

Mientras estaban de paso en un pueblo grande, vieron objetos de valor que un comerciante ofrecía a los humanos. Nord no pudo evitar hacer una pausa y seguir comprando joyas para Indivar. 

Amante de una bestia +18Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora