5. Deseo y lujuria

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"Un paso en falso, eres mía. Y es mejor que seas inteligente si quieres sobrevivir."

―Monsters (Ruelle)


***


―Sé que está ahí, señor monstruo.

Nord se sorprendió. Siempre fue sigiloso en sus vigías, se aseguró de no poder ser visto, pero al igual que él, parecía que la muchacha podía percibir su presencia sin importar cuanto se ocultara. Él sonrió. Y no sabía por qué.

Algo en su interior se removió a causa de esas palabras tan simples, como si esa oración fuese completamente suyo. Siguió sin querer mostrarse. Ella no necesitaba verlo, no era necesario. Nord solo necesitaba saciar su curiosidad en silencio, amortiguar esa lucha interna para seguir observándola.

Mientras el día transcurría sin demasiadas eventualidades, Nord descubrió que la muchacha a menudo miraba los alrededores sin dar con su ubicación, trataba de encontrarlo en alguna parte. No perdía la esperanza de verlo. Ese gesto, a Nord le pareció muy tierno y lindo, más con esas mejillas sonrosadas y esos labios carnosos rosas que salía a relucir. Ella se aferraba a la estola que él le había dado, lo apretaba con fuerza con esas pequeñas manos y lo llevaba directo a su pecho cual tesoro preciado.

Por una vez, deseó intercambiar lugar con esa prenda y ser estrujado con esas manos hacia ese cuerpo frágil. Soltó un suspiro. ¿Qué tipo de pensamiento tenía en la mente?

―¿Lo habré imaginado? ―preguntó la muchacha en voz baja.

Miró una última vez su entorno. Enfocó la mirada en los lugares detrás de los árboles, más allá de la maleza, pero no encontró nada. Aunque, si hubiese echado un vistazo hacia el cielo, en la copa del árbol más ancho y grande, probablemente habría visto la figura imponente de Nord.

Él rio.

Ella volvió a la cueva, se acurrucó frente a una fogata y se quedó profundamente dormida, con el estómago rugiendo por alimento. Ella hizo una pequeña mueca de disgusto antes de apretar su vientre con las manos.

Nord soltó un suspiro profundo. ¡Qué humana más descuidada!

Bajó a la tierra en sigilo, caminando directo a la cueva, situándose justo a un lado de la muchacha. Notó que ella sufría. Se desplomó al suelo con libertad, acariciando su cabello con delicadeza mientras se preguntaba que ingerían los humanos. No soportaba verla muerta de hambre.

La respiración de la muchacha era acompasada, sonreía entre sueños y a veces movía demasiado los ojos. De vez en cuando temblaba con una expresión horrorizada.

―Pescado... ―murmuró ella, soltando una pequeña risa de alegría―. Es... mío.

Qué humana más problemática!" pensó él.

Nord se levantó, pensando en preguntar a alguien cómo ingerían los humanos el pescado. No podía confiar en sus conocimientos al respecto, puesto a los monstruos no eran exigentes con su alimentación. Los monstruos y los humanos no seguían la misma alimentación, eran razas diferentes

A Hendrik le gustaban los pescados. Pescaba tan pronto se encontraba con un rio y los comía crudos, así que dudaba que ella tuviera el mismo gusto que su compañero. Hendrik era un inútil glotón que solo sabía comer y a tratar de congeniar con los miserables seres humanos.

Nord recolectó frutas en el camino, asegurando que fueran comestibles para los humanos. Más adelante se encontró con un rio, en donde observó a varias muchachas reunidas lavando prendas y sábanas. 

Amante de una bestia +18Where stories live. Discover now