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Zahir O'Conner

Era raro explicar lo que sentía, una combinación de emociones que de nuevo no pude controlar.

Ya me había resignado.

Entre más caminaba hacia casa, más relajado me sentía. Era un sentimiento raro, usualmente todos los días siempre tenía algo en qué pensar, pero no hoy.

Además del hecho de estar profundamente feliz con Jaylan, no tenía mucho de qué preocuparme. Era probable, que me estuviera equivocando por regresar con él así de fácil, pero no me sentía con fuerzas de quedar mal con él, simplemente era que aunque fuera lo correcto, no me podía alejar de Jay.

Antes de llegar a casa de mis padres, recibí una llamada, del mecánico al que recurrí para arreglar mi auto, lo habría hecho yo, pero últimamente, ya no tengo ganas de nada.

Con eso, preferí desviarme e ir por el auto. El tiempo de eso fue corto, y para cuando volví a manejar, me di cuenta que aún seguía cansado, eso me pasa por no dormir.

Solo que a mitad del camino, recordé que antes de llegar con mis hermanos, debía comprarles algo, estos últimos días han estado más solos por la ausencia de nuestros padres.

Me detuve en cualquier lugar que pudiera vender comida con muchos dulces, incluso yo tenía un poco de ganas por algo azucarado ahora mismo.

Entre tantos postres que veía junto con una decoración llena de colores, decidí que la mejor opción era llevarles un pequeño pastel a cada uno.

Gian era amante del sabor vainilla, y Loan prefería más el chocolate.

Claro que quería comprar algo para mí, algo que me quitara la sed momentáneamente, y así compré un jugo de uva.

Caminé por el centro comercial de regreso al estacionamiento, y hoy pensaba muchas cosas en realidad, pero en todas estaba mi Jaylan.

¿Qué estaría haciendo él si estuviera aquí?

No evitaba imaginarme qué cosas haría y diría si estuviera en un centro comercial comprando algo.

Tal vez estaría yendo tienda por tienda, cuestionando la calidad de los productos que venden, se estaría quejando de los precios altos, pero quizá estaría muy interesado en buscar libros.

Le gustaba leer, eso lo sabía, y siempre terminaba enojandose con todos los personajes.

Mientras bebía de mi juguito, reía internamente.
Él era todo lo que yo quería, me gustaban sus quejas también, conocía cada manía y cada gesto que él articulaba en cualquier situación.

Al final, el plan de conquistas a Jaylan funcionó, aunque haya tardado siete años para eso.

Y no iba a negar que me divertía viéndolo enfurecerse con él mismo cuando íbamos a pasear.

—¡Hola!— una voz apareció enfrente de mi.

—Eh, hola —contesté amablemente a la mujer castaña que llegó a mi.

Vi de reojo por detrás, y había un grupo de chicas más, viendo hacia acá y riéndose por lo bajo.

—Uh, sí, soy Lynette, llámame Lyn, lo siento si te molesto... Es que, mis amigas y yo te vimos caminar solo y, nos preguntábamos si no te gustaría, ya sabes, ir con nosotras, nos divertiremos. No queremos dejar a un chico tan lindo como tú, solo.

Una propuesta indecente.

—Agradezco la invitación, Lyn, pero, ahora mismo estoy ocupado con otras cosas. Diviértanse sanamente.

Sin Miedo (O'Conner #1/Gay)Where stories live. Discover now