4

306 90 59
                                    

28 de septiembre de 1793:

Querido diario:

La idea de los bollos ha sido un éxito. Los presos disfrutan de degustar un último manjar antes de ser decapitados, lo que les provoca unos instantes de felicidad al borde de la muerte. Me lo agradecen antes de que baje el filo y les corte el cuello.

Un par de esos presos no tenían lengua con la que poder saborear la comida tan rica que les horneo, pero aún así estaban agradecidos antes de que soltara la cuerda que les separaba el cuello de su tronco.

Algunos desesperados se han unido a la fila de próximos muertos con tal de probar un bocado, pues pese a tanta batalla y tantas muertes la hambruna extrema sigue muy presente entre los pueblerinos de París, quizás incluso más que antes.

Martín, por cierto, sigue desaparecido. En cambio, mis ganas de cambiarme por alguno de esos desgraciados que caminan a la muerte son fantasías que me asaltan en el momento en el que el chasquido del metal cortando hueso atraviesa el aire y me despierta de las ensoñaciones.

Hace poco conocí a una camarera que para otros resulta indudablemente atractiva pero que a mi no me va. Se llama Colette. Quizás es por eso que, por ahora, somos amigos de penas ahogadas en alcohol fermentado.

***

#WeLoveColetteYLosBollosDeSimon.

Desliza para saber qué pasa con Martín UwU.

Muac a todos vosotros, mis verdugitos homosexuales ;)

El diario de un verdugoWhere stories live. Discover now