Especial Navidad.

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Harry era un ser brillante, tan lleno de luz que podía plasmar eso en las páginas de sus libros y él se encargaba de afinar los detalles para que los lectores pudieran notar el alma tan pura de ese escritor tan maravilloso que el rizado era.

- Lou - lo llamó, haciendo que el de ojos azules lo mirase al instante - Hay algo que nunca te dije.

Frunció el entrecejo. Pensaba que entre ellos jamás habían secretos, pero al parecer Harry Styles siempre estaba lleno de sorpresas.

- ¿Qué es? - preguntó, sintiéndose curioso.
- ¿Recuerdas aquel día en el que llegaste a Nueva York?

De todas las decisiones que había tomado en su vida, esa era de la que menos se arrepentía.

- ¿Cómo olvidarlo? - sonrió - Me hiciste correr detrás de ti porque te habías marchado.
- Nunca te dije que tenía un boleto de avión para el día siguiente hacia Londres - murmuró - Lo había comprado un día antes de lanzar el libro, sólo quería esperar a que lo leyeras para poder volver a ti.

La sorpresa inundó su rostro en ese instante... no sé lo hubiese imaginado.

- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Estaba demasiado feliz teniéndote a mi lado - suspiró - Después ese día se convirtió en semanas y aquí estamos, unos años después.

Y ahí se encontraban, años después, siendo felices juntos.

Harry se puso de pie de su lugar y se alejó mientras Louis se quedó mirando hacia el exterior por la ventana nuevamente. Los niños ya no se encontraban afuera jugando con la nieve, en su lugar habían dejado un muñeco de nieve mal formado con rostro gracioso.

Pensó en ellos y en ese sentimiento que le inundó el alma de repente que le gritaba que esos niños eran muy similares a él y a Harry.

- Ese es un pésimo trabajo, ¿no crees? - preguntó Harry, a sus espaldas y sabía que se refería al muñeco de nieve.
- Puede ser que vuelvan para arreglarlo- sonrió, sosteniendo la taza de chocolate caliente que le entregó su esposo.

Miró al rizado volver a tomar asiento en su sitio, para después extenderle un papel.

- No miento - rió.

Confundido, Louis tomó el papel que le extendía su esposo. Puso la taza en una pequeña mesa que se encontraba a su lado y lo desdoblo dándose cuenta de que se trataba del boleto de avión.

- No dudé de ti - dijo riendo, mientras una calidez se extendía por su pecho.

Iba a volver por él, no había roto su promesa. El boleto estaba programado para septiembre 29 y él había llegado un día antes, mismo día que el rizado había sugerido para que sea su boda.

Ese hombre estaba en todo y lo amaba por eso.

- ¿Qué dices si ayudamos a esos chicos con el muñeco de nieve? - propuso el rizado, quien se encontraba de nuevo mirando hacia el exterior.

No odiaba la nieve, pero no se lo recalcaría.

- Parece un dulce regalo de navidad para esos chicos - se encogió de hombros.
- Vamos entonces - sonrió, más animado.

Ambos se dirigieron a la habitación que compartían y tomaron ropas más abrigadas para que no fuesen a morir de frío en el exterior. Harry tomó un gorro tejido de color verde y se puso sus botas de nieve.

Louis buscó entre los pares de guantes y tomó los que eran más gruesos y le dio un par a Harry mientras el rizado terminaba de ponerse sus botas de nieve.

- Recuérdame algo... ¿Por qué odias la nieve? - preguntó, ya con la mano sobre la manija de la puerta principal que daba al exterior.

Por el rabillo del ojo vio a su esposo sonreír ampliamente mientras se acomodaba el gorrito verde sobre su cabeza.

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now