play date, Bakugo Katsuki

𝖕𝖑𝖆𝖞 𝖉𝖆𝖙𝖊, 𝖕𝖗𝖎𝖒𝖔 𝖌𝖎𝖔𝖈𝖔

Mikoshiba Kuroo miraba atraves de la ventana, su visión no era la mejor, pero podía ver a un rubio ceniza descansando en el pastizal del jardín de la escuela, una escena conmovedora para el chico de ojos rojo anaranjado, un extraño color para cualquiera, eso lo hacía ver interesante aunque casi nadie le hablara.

Antes de que el joven siguiera admirando a Katsuki sintió una opresión en la nuca, la mano de Itsuka Kendo estaba haciendo presión; —No tengo ningún problema en tu vida amorosa, pero deberías decirle que tenga más cuidado de donde marca su territorio.

—No seas así Kendo, no hago nada malo —de inmediato se libro de su agarre.

—Espera —la chica tomó su muñeca donde notoriamente se veía alrededor roja como un moretón—, ¿también aquí? No está bien que te haga daño, hay muchos que desean estar contigo y apuesto que serían más gentiles.

—Es cierto —ambos jóvenes prestaron atención a la tercer persona que había llegado, Ibara Shiozaki—, escuche que eres muy popular entre la clase A, incluso Hitoshi Shinso estaba planeando invitarte a salir, sus quirk no combinan mucho pero es mejor a salir con Monoma.

—¿Cómo saben que la persona con la que salgo no es mujer? —el chico se recargó más en su asiento para sonreír con triunfo.

—Kuroo, incluso yo se que tienes gustos diferentes o iguales a los míos —en ese momento la chica rubia del grupo con cuernos apareció sonriendo como siempre.

—Tsunotori tiene razón, debes tener un novio más cariñoso que alguien que te marca como perro y después solo te envía un papel con una canción, es indignante para nosotras.

El joven le dedicó una sonrisa a Kendo, ella había sido su primer amiga cuando entraron, fue la primera en deducir cuando mantenía una relación y gracia a ella había conseguido a las otras dos como amigas, no podía negarle nada pero sí brindarle la incertidumbre de la duda, aunque del todo no estaban equivocadas, su novio en los últimos días había estado más violento que de costumbre.

El sonido de la campana salvo la vida de Kuroo pero se perdió de la hermosa vista llamada Katsuki Bakugo.

Mientras tanto un rubio ceniza se la pasaba constantemente pensando en su pareja, no era novedad que toda la clase sabía que mantenía una relación por sus actitudes, incluyendo el hecho de que ahora llevaba consigo un almuerzo finamente preparado con todo lo que le gustaba. Katsuki sentía que era una bendición que su novio supiera cocinar justo como le gustaba, aunque claro jamás le diría eso a él.

Bakugo se sentía en parte cansado, tener encuentros sexuales le hacía bien, pero últimamente se había estado excediendo, ejemplo, anoche que la pasaron juntos mantuvo las manos de su novio esposadas al respaldo de la cama, el solo volver a revivir la imagen de él peliverde con la frente descubierta, sudando, amordazado lo hacía sentirse bien, Katsuki lo juraba, nadie iba a hacer sentir igual que su chico, eso era lo que más odiaba y amaba de él.

—¡Quien fuera Bakugo para poder comer algo preparado por una chica!—Denki enviaba la relación del rubio ceniza.

Pero había un pequeño malentendido, Katsuki jamás había dicho el género de su pareja, por obviedad, la mayoría creyó que se trataba de una mujer, a excepción de Kirishima.

—No necesariamente debe ser mujer —mencionó el pelirrojo—, también hay hombres que saben cocinar, y lo hacen bien.

Al rubio ceniza no le hacía gracia que comentaran sobre su vida amorosa enfrente de él, por lo que tomó su celular mientras seguía ingiriendo la comida que amaba.

Te quiero ver hoy
13:30

¿Qué no trabajas?
Es jueves, no debes faltar.
13:31

Como era de costumbre, su novio no tardaba en contestar, siempre estaba solo, con sus audífonos seguramente escuchando las canciones que Katsuki le escribía antes de irse de su lado.

Llegare temprano,
te quiero ver en mi casa.
13:31

¿Cómo me quiere ver
esta vez?
13:32

Me gusta cuando
me sorprendes.
13:32

Espero no decepsionarlo,
amo.
13:32

Katsuki sacó una sonrisa triunfante guardando su celular para seguir comiendo, siguió ignorando a sus "amigos", mientras el recuerdo de la ultima vez que fue sorprendido invadió su memoria, sería una noche divertida.