Estaba tan exhausta, que me di un tiempo para sentarme y comprar un helado con el poco dinero que me quedó, ya vería como me iría de vuelta a casa, habían prioridades.

Creí que la suerte estaba de mi lado cuando un hombre se me acercó y preguntó si acaso estaba buscando trabajo por los currículos en mis manos, por supuesto que le dije que sí, así que me llevó a un café que quedaba cerca para que habláramos sobre el contrato.

—Se te pagará esta cantidad, pero debes incluirle la propina que ganes por día —dijo entregándome un contrato con muchos ceros en esa cifra.

—¿Todo este dinero por solo servir café? —pregunté asombrada, al parecer la gente era más considerada de lo que pensaba.

—Por supuesto, hoy en la noche te daremos tu uniforme.

—¿En la noche? —pregunté y volví a mirar el contrato. No había ningún horario puesto ahí, así que estaba un poco confundida.

—Así es, Hara —respondió con una sonrisa que hizo que me incomodara. —Es desde las diez hasta las dos de la mañana, a menos que tú quieras realizar un servicio especial, pero tú pones tu precio.

—¿Servicio espe- qué? —solté. Los cables se estaban uniendo en mi cabeza y no pude sentirme más asqueada. —¿Quieres que me prostituya? ¿Qué clase de trabajo es este?

—Uno donde tienes un buen salario y un horario flexible con tus estudios.

—Mírate, ni siquiera te importa que sea una estudiante.

—Si no vas a aceptar dímelo rápido, hay un montón de chicas que se ofrecerían por mucho menos dinero. Ni siquiera eres tan atractiva —dijo rodando los ojos.

—¡Esto es ilegal!

—Hay un contrato, no es nada ilegal.

—Pero...

—Creo que deberías irte, es obvio que contigo no tendremos buena reseña de nuestros clientes.

—¿Clientes? ¡Cerdos! eso es lo que deben tener — dije levantándome rápidamente del lugar. —Prohibiré lugares como estos a penas vuelva —mascullé y escuché la risa del hombre ahí. }

—¿Y quién eres tú? ¿La reina?

—¡Ugh! —me quejé antes de salir de la tienda.

Estaba enojada, asqueada y atemorizada. No podía creer lo fácil que podía ser entrar en ese mundo y lo peligroso que era para una menor de edad. Mi cuerpo tiritaba al pensar en lo que podía haberme metido si hubiera cometido un error, y las náuseas no me dejaban caminar bien.

Encendí mi teléfono para llamar a Abner y que me viniera a buscar, pero había olvidado que la noche anterior no cargué mi teléfono, así que no tenía nada de batería y ni prenderlo podía. No tenía un GPS y con suerte recordaba el nombre del edificio, así que estaba totalmente perdida.

Mi mente estaba en otro lado, y sin pensar, me puse a caminar por las calles sin pensar en lo peligroso que podía ser, y por suerte nadie estaba ahí. Me senté por un momento, para respirar y pensar en cómo volver a casa, pero ni siquiera eso pude hacer.

Fue como si una ráfaga de viento pasara por mi lado, tan rápido que si no hubiera sido porque vi a un hombre corriendo con mi bolso en sus manos, no me hubiera dado cuenta.

—¡Hey, mi bolso! —grité y comencé a seguirlo.

Esperaba que las clases de defensa personal sirvieran de algo, así que fui detrás del hombre sin importarme nada más. Podía haberlo dejado irse con mis cosas, no llevaba dinero y lo único que tenía era mi teléfono, pero este último era el problema. Los mensajes con mi madre y las fotos que había tomado, no quería perder nada de eso. Había tenido un pésimo día, y nadie me lo seguiría arruinando.

Proyecto princesa; kim tae.Where stories live. Discover now