1

4.5K 631 348
                                    

El viaje de la princesa

—¡No! — dijo mi madre apenas había dicho las palabras "Irme de Caleum".

—Ni siquiera me dejaste terminar —me quejé.

—Pero sé de qué trata, así que es un no definitivo, Kinara.

Había reunido a mis padres, y obviamente a los guardias, en el salón de eventos del castillo. Incluso había preparado bocadillos para ellos, pero ni los habían tocado, así que se los llevaría a Miri, ella sí los disfrutaría.

—¿Eso es lo que nos tenías que decir? —preguntó mi madre.

—No les he contado ni la cuarta parte...

—Tienes un minuto —dijo poniendo el cronómetro en su teléfono. Mis ojos se fueron hasta mi padre y él simplemente se encogió de hombros. —El tiempo corre —cantó.

—Mi plan es conocer la realidad del mundo. El esfuerzo y los problemas sociales a los que se someten las personas día a día. Pero no puedo hacer eso aquí, porque todos conocen a la princesa Kinara, por eso es que he seleccionado cautelosamente un país en donde no deben tener noción acerca de Caleum y mezclarme como una ciudadana más —dije tan rápidamente, que mis pulmones se quedaron sin aire.

—¿Qué país? —preguntó mi padre con curiosidad.

—Corea del sur. Está al otro lado del mundo, y me he encargado bien del su cultura

—¿Y por qué escogiste ese país? —preguntó mi madre esta vez. Claramente no iba a decirle que lancé un dardo al mapa y me dio aquel país, así que pensé en una buena excusa.

—Queda lejos de aquí, y es un país con muy bajo índice de criminalidad. Nadie me reconocerá y tampoco me pasará algo malo.

—Okey —dijo mi madre cuando el teléfono comenzó a sonar. Ella se levantó de su asiento, y todos los guardias se pusieron altera, al igual que yo, pero ella simplemente pasó de largo.

—¿Eso es un sí? —pregunté esperanzada.

Mi madre se detuvo, sin siquiera voltearse y respondió: —Estás loca si crees que permitiría algo como eso.

Fue así como terminé tirada en mi cama, con nadie más que Miri ronroneando por cariño. Era obvio que ella no lo entendería, ni siquiera había sido capaz de ir a una escuela por su miedo a que algo le pasara a la única heredera al trono.

—Odio tener el cabello corto —me quejé mirando hacia la ventana. —Podría usarlo de cuerda como Rapunzel y escapar de mi castillo.

Había mantenido mi puerta cerrada desde que les intenté contar a mis padres lo de mi plan, y agradecí tener cierta autoridad porque no era fácil inventar una excusa para escapar de mi atareada agenda real. La última vez que mentí diciendo que me dolía el estómago, me tuve que someter a cientos de exámenes para corroborar que nada malo estaba sucediendo conmigo.

Mientras imaginaba como sería mi vida siendo una persona normal, mi puerta se abrió. Estaba tan frustrada, que iba a gritarle a cualquier persona que se haya atrevido a molestarme, pero alcancé a cerrar mi boca cuando vi a mi padre entrar.

—Lo siento, ¿Debía golpear? —preguntó fingiendo inocencia.

—Cómo sea, ya estás aquí —respondí lanzándome de vuelta a mi cama.

—¿No quieres saber por qué vine? —preguntó nuevamente y negué.

—Quizás es para reírte de mí y decir lo absurdo que es mi plan.

—En realidad, es un buen plan y bien organizado.

—¿De verdad? —pregunté sorprendida, sentándome bruscamente. —¿No crees que estoy siendo muy soñadora?

Proyecto princesa; kim tae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora