Capítulo 10: Decisiones

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¿Estás diciendo que tu hermano se enfrentó a tu madre por querer adoptar a Rin?—Preguntó Kagome al otro lado del teléfono.

Inuyasha torció el gesto, pero no dijo nada, volverle a repetir a Kagome que ese egoísta engreído de Sesshomaru no era nada más que su medio hermano no ayudaría mucho, pues ya se lo había repetido durante toda su vida unas cien veces y parecía no entender que le molestaba de sobre manera que lo relacionaran con él en un grado superior al de medio hermano, cosa pensaba que era recíproca entre los dos.

—Sí, yo tampoco lo he entendido muy bien, pero eso ha sido lo que ha pasado según mi madre. Ha salido del coche con muy malas pulgas, cuando me lo he cruzado me daba la sensación de que echaría la puerta de casa abajo.

Me parece muy raro... Sesshomaru tiende a ser frío, y bastante tranquilo, a veces me da la sensación que si estuviera tomando té en medio de un bombardeo ni se inmutaría sin terminarlo.

¡Keh! ¡No hay quien entienda a ese engreído de Sesshomaru! ¡No siente nada por nadie! ¡Le molesta la presencia de todo el mundo!

Se tumbó en la cama, con uno de sus brazos detrás de la cabeza, solo pensar en su medio hermano lo ponía de mal humor, siempre había sido así, mostrándose misterioso y parco en palabras, nadie podría saber lo que pasaba por su mente, sería un maravilloso caso a estudio para un científico loco.

No, pero en el caso de Rin es obvio que a Sesshomaru no le molesta su compañía. ¡Es la única persona en el planeta a la que deja estar con él!

—No intentes entenderlo, Kagome, con Sesshomaru es difícil deducir qué está pensando y por qué hace las cosas.

—Sí, contigo es mucho más fácil...—Susurró la chica.

La ceja de Inuyasha empezó a moverse en un tic imparable, pues parecía que su amiga se estaba burlando de su inteligencia, aunque no lo parecía, lo estaba haciendo, estaba seguro.

—Pero de todas formas tiene que haber un motivo por el que le molestó tanto...

—¡Oye! ¡¿Me estás llamando simple?!—Hubo un silencio al otro lado de la línea, seguido de un suspiro. 

—A ver...—comenzó la muchacha—No saques las cosas de contexto. Estábamos hablando de lo complicado que es tu hermano y el motivo por el que no le parece bien que tus padres adopten a Rin, no inventes. 

—Yo creo que solo es porque es un egoísta narcisista incapaz de compartir su apellido con alguien a quien cree indigno. 

—No sé, Inuyasha, estamos hablando de Rin, si pensara eso de ella realmente hace tiempo que la habría alejado de él.

—Exacto, es Rin, desde que llegó a casa se le metió en la cabeza que debía estar con él por algun extraña razón, fue realmente insistente, al final creo que Sesshomaru solo se cansó y la dejó hacer lo que quisiera, sino mira como se puso hoy solo de imaginársela como parte de la familia.

—No, pero... yo creo que él de verdad le tiene aprecio, Inuyasha. 

¿Qué le tiene qué? ¿Sesshomaru?—Comenzó a reír muy fuerte, separándose el teléfono de la oreja. 

Kagome realmente era muy graciosa, se notaba que ella no estaba en casa con ellos, si lo estuviera se daría cuenta de que ese ser frío y calculador que era Sesshomaru no podía querer a nadie, obviamente no podía sentir nada, era solo un demonio vacío, aunque... paró de reír. 

A su mente acababan de llegar una serie de imágenes de cuando eran niños, de un día que Rin se había caído jugando con él y se había hecho daño en la muñeca, sus padres se la habían llevado corriendo al médico por si era grave y Sesshomaru, por una vez en la vida, parecía distraído, incluso se burló de él porque se pegó un golpe con una de las puertas que no se había dado cuenta que estaba entre abierta, parecía preocupado por Rin, pero eso, era imposible en Sesshomaru, aunque ese día cuando Rin había acabado llorando preocupada por Kaede, el primero que había estado al lado de Rin, el que había movilizado a todo el mundo, había sido él.

El día que llegaste a míWhere stories live. Discover now