Capítulo 6

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«Eres todo lo que esperaba y aún sigo esperando»

ANÓNIMO.

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Eso me alegra. Porque a partir de hoy eres mía, Martina Felton —el tono posesivo y decidido de Marcel hizo que a Martina se le acelerara la respiración.

Los colores habían subido a su rostro y sus mejillas ardían al igual que sus labios, aun hinchados por aquel fervoroso beso. Estaba tan conmocionada y los claros ojos del lord Bernal parecían querer adentrarse en sus pensamientos, saberlo todo de ella y descubrir cada secreto que tenía.

—N-n-nunca había besado a nadie, ¿lo hice bien? —le preguntó a Marcel con un tono nervioso, haciéndolo enternecerse.

En este mismo instante Martina lucia tan inocente”-pensó Mar para sus adentros.

—Lo hiciste perfecto. —enfatizó con un tono tan cariñoso que si Martina fuera de arcilla se derretiría por él.

Marcel acarició su mejilla, cuando quiso volver a besarla la muchacha cubrió la boca de él con su mano y lo miró con una sonrisa.

—Te permití obtener mi primer beso pero tendrás que esforzarte más por el segundo Marcel Bernal —él sonrió contra su palma y llevó sus manos a la estrecha cintura de ella. Martina dejó de cubrirle la boca con su mano.

—Si así lo prefieres con gusto me veras suplicando por volver a besar tus labios Martina. —su voz sonó ronca, llena de deseo contenido y aún seguían tan cerca el uno del otro. Marcel olía a menta, tan fresco y masculino. Mientras que Martina desprendía un suave olor a lavanda que combinaba perfecto con ella. —Creo que te gustará ver lo planos, trabajé mucho en ellos.

—Sé que me encantaran pero antes quiero que aclaremos una cosa Marcel, me has besado. ¿Que seguirá a partir de ahora?

—Quisiera empezar un noviazgo contigo Martina. Soy muy cauteloso con mis sentimientos, quiero conocerte, llegar a enamorarme de ti y casarnos. —respondió decidido y la muchacha sonrió feliz al escucharlo. —Ya deberíamos volver a tu casa.

—No. —ella rodeó su cuello con sus brazos y recostó su cabeza en el pecho de Marcel —Déjame disfrutar un poco más de este pequeño momento de intimidad.

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Albern siempre le gustaba pasar su tiempo a solas en los establos. Se mantenía alejado de los animales pero ahí encontraba calma y disfrutaba de admirar a los caballos desde la distancia, aunque aún se sentía muy inseguro para animarse a montar uno él mismo. Cierta pelirroja sabia donde el niño pasaba sus tardes y en ese día había decidido ir a verlo.

—¡Hola Albern! —saludó Emily y el niño rubio no le dijo nada. —¿Sigues molesto conmigo?

—No, pero tampoco eres mi amiga. No puedo ser amigo de quien rompe algo que yo amo. —respondió con un tono enfurruñado. Emily sintió un feo malestar en su estómago, mordió su labio inferior tomando valor para acercarse y volver a hablarle.

—Perdón… esto es para disculparme —ella traía en su mano envuelto en una tela limpia una pedazo de pastel y este tenía una peculiar forma. Albern sonrió al verlo. —Mi mami me ayudó a prepararlo y hacerle la forma de oso.

—¡Se parece a Winston! —exclamó feliz el niño. Entonces Emily aprovechó el momento para sentarse a su lado.

—Es una disculpa para ti y Winston, quiero que seamos amigos. —Albern tomó el obsequio que la niña le ofrecía. —Mi tía dijo que te gustan las moras dulces, así que mi mami y yo lo rellenamos con jalea de moras.

—Gracias. —Albern lo probó y le gustó mucho el sabor el dulce del bizcocho junto con la jalea un poco acida pero aun así deliciosa. Emily se mantuvo en silencio sin saber que más decirle.

—¿Crees que podamos ser amigos? —preguntó tímida luego de unos minutos.  

—No lo sé, niña zanahoria. Tal vez si… —para Emily hasta escuchar el apodo le hizo sonreír.

“Lograré ser tu mejor amiga, Albern Felton” –dijo para sus adentros con mucho entusiasmo.

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Cato fue el primero en llegar a la casa y sabía que atrás no lo seguían ni su prima, ni el lord Bernal. No era una sorpresa, Martina le había ordenado que se fuera para estar a solas con ese hombre y él no objetó mucho en ese decisión.

—Entonces dices que Martina se quedó atrás con el lord Bernal —dijo lady Phaby con una expresión pensativa, mientras Cato le contaba por qué Martina no había regresado con él. —¡Ya cayeron en la trampa! En este momento seguramente se deben estar confesando lo mucho que se gustan. ¡Oh, que felicidad! Al fin encontré un buen yerno del cual presumir.

Cato se rio.

—No deberías cantar victoria antes de tiempo tía. Martina aún no tiene el anillo en el dedo.

—Tienes mucha razón querido pero tú vas ayudarme a acelerar las cosas —el tono conspirativo de lady Phaby daba miedo aunque también divertía al rubio. —Me dijiste que el lord Bernal se puso celoso al tenerte cerca de Martina, ¡pues haremos que entre en cólera y se dé cuenta que deberá a comenzar a mover sus cartas y acelerar su cortejo! Ya lo imagino al final del mes pidiendo a Martina en matrimonio por miedo a perderla.

—De verdad que la quieres ver casada. —dijo sorprendido.

—Marcel Bernal es uno de los mejores partidos que han aparecido por aquí, ¡no pienso desaprovechar la oportunidad!

—De acuerdo tía. Ya sabes que tienes todo mi apoyo.

—Gracias, cariño...

Para cuando Martina y Marcel llegaron a la casa de los Felton ambos se veían contentos e intercambiaban sonrisas cómplices. Los padres de la muchacha notaron esa complicidad de inmediato, parecía que al fin habían encontrado al hombre ideal para su hija y cuando Marcel pidió hablar con el marques en privado, el hombre mayor podía suponer lo que pediría.

—Lord Felton, me gusta mucho lady Martina y deseo pedirle su permiso para cortejarla. Quiero que sea mi novia y prometida —el marques le sonrió.

—¿Y cree que mi hija estará de acuerdo con usted? —preguntó divertido aunque ya sabía la respuesta, su mujer le había dicho que su hija Martina se encontraba completamente fascinada por el lord Bernal.

—Sí, lady Martina me acepta.

—Entonces yo no tengo nada que objetar. Si hace feliz a mi niña, tiene mi permiso para iniciar el noviazgo. Espero que la trate con el debido respeto lord Bernal, mi hija es una dama.

—Lo se milord y le doy mi palabra que respetaré a lady Martina. Mis intenciones con su hija son honestas, deseo este noviazgo, conocerla y si ella acepta nos casaremos. 

Su esposa definitivamente tenia razón. Antes de finalizar el año Martina estaría casada con el lord Bernal. Ya habría que ir encargando a una modista el vestido de novia, ¡su hija se casaría por todo lo alto!” –pensó el lord Felton entusiasmado.

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💞💖¿Quien más adora a la familia de Martina? Jajajaja se roban todo el protagonismo 🤣🤣🤣👌

©𝑆𝐸𝑅𝐸𝑁𝐷𝐼𝑃𝐼𝐴. Saga: Palabras Hermosas.Where stories live. Discover now