—Annie, no voy a salir así—dijo Candy escandaliza tras ver su reflejo en el espejo y mirar sus pantorrillas y rodillas descubiertas, al igual que sus brazos, que le daban un look sexy y femenino.

—Oh vamos Candy, desde cuando te escandalizas por un simple vestido —Annie comenzó a reír. El vestido era negro de flecos. El cabello estaba completamente recogido, adornado por una banda con una pluma en la parte de atrás de su cabeza, complementado con un collar de perla largo anudado y zapatos de tacón ancho ajustados por una cinta en la parte frontal con los que podría bailar cómodamente durante toda la noche sin agotarse.

—No se trata de un simple vestido, Annie, mírame —se señaló a si misma —estoy prácticamente desnuda de la mitad de mi cuerpo.

—Luces muy bien, y estoy segura que Terry quedará deslumbrado cuando te vea.

<<Quien lo diría, además de Tarzan, eres una excelente bailarina Pecosa.. por cierto te ves hermosa con este vestido>> —le dijo Terry al final de la noche.

Fin del Flash Back....

Candy sonrió al recordar el rostro de Terry cuando la vio con aquel diminuto vestido. Su primera reacción fue cubrir sus hombros al ver que ella tenía sus brazos cruzados a la altura del pecho, minutos mas tarde se echó a reír de saber por ella misma que no tenía a frio sino vergüenza de estar vestida así y finalmente se habían pasado el resto de la velada bailando Charleston entre bromas y risas; y para cerrar con broche de oro, bailaron un sensual tango —suspiró —jamás en su vida imaginó que Terry sería un excelente compañero de baile. ¿Quien lo diría?

Tres toques a la puerta hicieron que se girara en aquella dirección. Con una enorme sonrisa, Albert ingresó a la habitación tras recibir el pase.

—Estas preciosa, realmente luces como una verdadera reina.

—Gracias —respondió ella sonrojándose ante el alago de quien ademas de ser su padre adoptivo, lo consideró siempre su amigo y hermano mayor —Muchas gracias por todo lo que has hecho por mi hasta el día de hoy.

—Recuerdas lo que te dije en una de mis cartas sobre la reacción que tuvieron Cleopatra y Cesar al reencontrarse después de tanto tiempo separados el uno del otro?

Candy asintió.

—Recuerdo que también me dijiste que no creías que fuera diferente entre los seres humanos y que harías todo lo que estuviera en tus manos para que yo fuera feliz —respondió ella conteniendo las lágrimas que amenazaban en salir de sus ojos verdes —y lo hiciste Albert, no te detuviste hasta cumplirlo —lo abrazó —no tengo manera de pagarte todo cuanto has hecho.

—La tienes —respondió el rubio —sé feliz Candy —sacó su pañuelo y limpió las lágrimas que rodaron por sus pecosas mejillas —Terry y tu merecen ser felices. Y quiero por lo menos cuatro nietos. ¡Por Dios! Se había llamado a si mismo anciano. Se carcajeó por sus propias palabras.

Candy abrió los ojos como platos

—Y por que mejor no te das prisa me das unos cuantos hermanitos —respondió ella después de unos segundos.

—Quien sabe, quizás un día de estos te de la sorpresa.

—¿Lo dices en serio?

Albert se encogió de hombros.

—Ya es hora —necesitaba desviar la conversación a terreno seguro —¿Estas lista? —Preguntó ofreciendo su brazo para que se apoyara.

—Lo estoy —respondió ella con una radiante sonrisa aceptando el brazo ofrecido y dejando de lado la conversación anterior.

Acuerdo Pre-NupcialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora