Capítulo X

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Desde la ventana, Elisa observaba cada auto que aparcaba frente al Hotel. torció los labios al darse cuenta que ningún era el que esperaba.

Los insistentes toques a su puerta le obligaron a retirarse y sentarse rápidamente frente al tocador. Tras tomar el cepillo y simular que peinaba sus cabellos, dio acceso a quien estaba al otro lado.

—Adelante.

—Hola Elisa.

—Hola Niel

—Me da gusto verte mas calma que esta mañana.

—Sabes Niel, después de hablar contigo, salí a dar un pequeño paseo por Hide Park, necesitaba meditar en tus palabras —fingió una sonrisa —tienes razón hermano, lo mejor es dejar el asunto de Candice y Terrence de lado.

—Me da gusto que finalmente lo hayas entendido —Niel sonrió satisfecho al escuchar a su hermana —¿Me contarás ahora la razón por la cual cambiaste de humor después de la fiesta de fin de año? —preguntó Niel dando un giro a la conversación de ciento ochenta grados.

—No vale la pena recordarlo —respondió Elisa cepillando con fuerza su cabello al recordar el mal rato que pasó gracias al atrevimiento de idiota que se hizo pasar por un Lord.

Por un momento se sintió afortunada y dichosa de encontrar a alguien tan interesante con quien quizás podría emparentar, pero la dicha se volvió furia al escuchar de labios de aquel usurpador que él no era quien ella creía sino que era un simple miembro de la tripulación del transatlántico.

—Bien, en vista que estas mas calmada,,cosa que me alegra, me retiro para que termines de arreglarte.

—Gracias por preocuparte por mi, Niel —musitó Elisa mientras su hermano mayor se llegaba a la puerta.

—Eres mi hermana y es lo menos que puedo hacer por ti —Respondió Niel abriendo la puerta —Deberías de sonreír mas a menudo —bromeó al ver la sonrisa que le mostró.

—Claro, te prometo que lo haré a partir de hoy.

En cuanto la puerta se cerró, Elisa corrió a la ventana. Corrió hacía la puerta de salida al ver que sus cómplices estaban en posición. Necesitaba pedirles un último favor.

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Terry maldijo el no haber llevado el auto que su padre le proporcionó para que se movilizara por la ciudad con mayor rapidez. Cruzó la calle y detuvo un coche de alquiler.

—Necesito llegar al Hotel Savoy

—Lo lamento señor, llevo un pasajero.

—Señor, es un asunto de vida o muerte —dijo Terry intentando abrir la portezuela para ingresar pero el chofer del coche de alquiler se lo impidió.

—Le he dicho que llevo un pasajero

—Y yo le he dicho que es un asunto de vida o muerte —replicó Terry con voz grave.

Al escuchar la pequeña disputa en el exterior, el pasajero de coche de alquiler se asomó a la ventana. Sus ojos se abrieron como platos al reconocer al joven que discutía con el chofer.

Acuerdo Pre-NupcialWhere stories live. Discover now