Memorias XIII

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—Dani, ya estoy algo cansada, ¿podemos irnos? —veía una mueca de cansancio en su cara, su vestido era de color amarillo, holgado, así se sentía más cómoda y dejaba respirar a la tripa, decía ella

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—Dani, ya estoy algo cansada, ¿podemos irnos? —veía una mueca de cansancio en su cara, su vestido era de color amarillo, holgado, así se sentía más cómoda y dejaba respirar a la tripa, decía ella.

Llevaba unos tacones de plataforma de no más de 5 centímetros, el cabello recogido en una especie de moño con la mitad de su cabello suelto, y la acompañaba un bolsito con sus pantuflas y su cepillo de dientes.

Sí, esa noche se quedaría conmigo. Nunca me dijo la razón, era la segunda vez que dormía en mi casa esta semana. Y la idea no dejaba de parecerme encantadora.

—Claro Ji, hablemos con los novios y...

— ¿Acaso no se van a esperar hasta que Momo lance el ramo? —la mirada aniñada de Nayeon era algo a lo que no nos podíamos negar; al parecer el entusiasmo de su novia se le había contagiado. Su actitud tan entusiasta se podía observar a metros, kilómetros...

—Yo haré lo que tú decidas JiHyo.

Ella asintió y dijo que podía aguantar un rato. Le abrí mis brazos y ella se recostó en mi hombro intentando descansar un poco, a pesar de la fuerte música que había en el local.

Se podía apreciar que de verdad estaba agotada, tuvo un ajetreado día acompañando a Momoring en todo lo que necesitaba. Y cuidando de la bebé con mucho apego, la pequeña Ryujin nació con un mes de antelación y esto conllevó a que la boda fuera casi reorganizada, un nuevo vestido, más comida, más invitados, nuevo salón, nuevo y más de todo.

A pesar de que JiHyo eligió el papel más sencillo, la madrina de ramos; estuvo con Momito durante todo el proceso, casi como si la boda fuera suya, con el mismo ánimo y entusiasmo.

Ella sonreía mientras veía a los invitados bailar y divertirse, con una mirada somnolienta y agitando su mano izquierda al ritmo de la música.

Ella era mi súper mamá, no le importaba si se tenía que sacrificar por los demás, o si estaba en una etapa de su embarazo que casi no le permitía moverse o estar de pie mucho tiempo.

Seguía aquí, con una sonrisa pintada en el rostro y dispuesta a ayudar en los momentos de crisis.

No tengo dudas de que es la mujer maravilla y de que será una madre excelente; aunque a veces quiera salir corriendo o estrangularme, la mayoría del tiempo de hecho.

—Danielito, ¿quieres bailar? —Sana se acercó a mí en son de paz—. Te veo algo apagado guapo.

Y ahí estaba ella con sus jueguitos, esta niña nunca cambia.

—Disculpa, ¿Sana? —JiHyo me miró preguntándose si ese era su verdadero nombre, si había acertado. Yo asentí sonriendo, estaba celosa de nuevo— Dani, vino conmigo, su novia... madre de sus hijos. Así que, ¿por qué no te vas con tu cita a bailar?

—Es que me dejo solita para irse a bailar con la rubia esa, Chaeyoung —se quejó sentándose en la silla a nuestro lado sin ser invitada, hizo un puchero aniñado y se encorvó sobre esta, estiro las piernas para descansar de las zapatillas un rato.

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Where stories live. Discover now