Pov Leo:

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Estaba junto solo en la sala de mi casa, todos habían salido y a mí la desesperanza estaba causando estragos en mí. Llevaba un tiempo desempleado y aunque la economía no había mermado, me sentía un inútil. No podía estar todo el día en casa. Soy modelo de profesión, pero muchos de los contratos son por poco tiempo, por lo que pueden pasar un largo tiempo sin conseguir empleo y puedo estar otra larga temporada trabajando. Todo dependía.

Estaba mirando la televisión, aunque estaba más concentrado en mirar el celular. Y de pronto, vi un anuncio donde decía que una de las empresas de modelajes más cotizadas de California estaba buscando un modelo para una campaña publicitaria sobre una fragancia masculina, inmediatamente busque la información y decía que la audición seria esta misma tarde, por lo que me levante rápidamente de él sillón de mi casa y subí las escaleras, entre en mi habitación, tropezándome con algunas cosas a mi paso y tome la ropa que me pondría esa noche. Debía verme presentable o incluso mejor que ello, esa empresa es muy prestigiosa y todos se sienten intimidados por su dueña, la cual es una auténtica diosa con unas curvas de infarto. Yo no era la excepción a ello, esa mujer era muy intimidante y no por su carácter, nadie sabía cómo era ella, pero su porte, de mujer segura dejaba a más de uno sintiéndose intimidado. Muy temeroso.

-me veo genial- me dije al espejo. Era un hombre alto de tez morena y cabello negro, fuerte y me gustaba estar en forma, aunque eso no quería decir que era un narcisista. Mi madre siempre fue muy recta en esas cosas y nunca le gusto que nadie se sintiera superior a otra persona.

Vivía en una hermosa casa, no podía quejarme, era un humilde casa de dos plantas, donde abajo estaba la sala, comedor y demás, mientras que arriba se encontraban las habitaciones. Me gustaba mi casa, toda pintada de blanco. Debo admitir que nunca me había faltado nada, mas no me gustaba estar sin hacer nada. No era mi personalidad.

Subí a mi auto y tome rumbo hacia el teatro donde seria la audición, que ya estaba bastante lleno, mas no me tomo mucho tiempo aparcar, en un lugar bastante lejos de la entrada pero que más daba. Intente caminar despacio, aun el verano no se había ido de California y no pretendía llegar todo sudado. Debía causar una buena impresión, más por la dueña que por la audición en sí.

-Buenas noches, si viene por la audición, favor de llenar este formulario- hablo un señor en la entrada que no tenía para nada una buena cara, se veía cansado, más que nada, no me molesto mucho, tome el formulario y camine hasta un asiento vacío. Vi como algunos hombres me miraban un tanto intimidados y aunque eso no me hacía sentir bien, me agradaba sentir que tenía el control de la situación. Aunque no era del todo cierto eso, ellos se sentía temerosos de mí y yo de la dueña, eso no era para nada una ventaja. Siempre he tenido una cierta debilidad por la mujeres con caderas granes y prominentes curvas, más que por las chicas delgadas, pero eso eran mis gustos, aquí a todos nos pueden gustar las cosas distintas.

Recibí un texto de mi mejor amiga y preguntando donde estaba y le contesté rápidamente que en una audición, esta contesto feliz y deseándome éxito, lo que me hizo sonreír. Era una chica dulce, sin duda la mejor mujer que había conocido. Lástima que nunca la haya visto como algo más, sería una excelente esposa. Aunque yo tampoco soy muy su tipo. Ella dice que soy muy intenso.

-aquí es la sala de espera? - pregunto un chico delgado de cabello pelirrojo que me pareció muy joven pero que igual era guapo, aunque no creo que buscaran un niño para el anuncio.

-si, es aquí- el asintió y se sentó a mi lado, con quien mantuve una serena conversación. Era muy amable y aunque sonara cruel, me aliviaba el hecho de no ver competencia aún.

-estoy bastante nervioso, dicen que Abigail Owens es bastante difícil, llenar sus expectativas a muchos les parece imposible- su comentario me hizo pensar, era cierto, esa mujer había construido un imperio con su carácter, fuerte y determinada, ni siquiera hacía falta conocerla en persona para detectarlo, con solo verla se notaba que era la reina y no una princesa, la jefa y no empleada.

The Life of Abby  {terminada}Where stories live. Discover now