¿Auto exilio?

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Nelliel miró nuevamente la puerta, teniendo el mismo resultado que casi una hora antes: nada.
—Ya casi llega Aizen-sama, y Orihime-chan aún no ha llegado.
En ese momento, vio una melena naranja por el rabillo del ojo. Era ella, Orihime Inoue.
Entró con tranquilidad, se le veía algo agotada, pero, su semblante era mejor que el del día anterior.
—Buenos días, Nell-chan.
—¡Hey! ¿Te quedaste dormida?
—Sí, antier no dormí nada y ayer caí rendida, ni siquiera me bañé, tuve que hacerlo esta mañana.
—¿Y se puede saber por qué tus horarios de sueño se ven alterados?
—Buena pregunta, tal vez te lo cuente un día, no es algo de lo que me guste hablar.
—¡¿Eh?! ¿Tan íntimo es? Jamás creí que me dirías algo así, ¿o es que Ulquiorra-sama te está convenciendo para que no confíes en nadie? —Ella negó.
—Esto es algo que tengo desde antes de conocer a Ulquiorra.
—Hmm, si tú lo dices. No te insistiré, puedes estar tranquila.
—Muchas gracias, Nell-chan, sabía que lo entenderías.
Aizen entró junto a sus colegas, sorprendiendo a ambas chicas.
Las dos hicieron una reverencia.
—Buenos días, señoritas, me entusiasma decirles que un nuevo día de trabajo comienza —Starrk entró con tranquilidad. Miró a Aizen sin decir palabra —¿Qué tal, mi querido Starrk? Veo que está vez no lo lograste.
—No, no lo hice, aceptaré cualquier reprimenda.
—Lo contemplare. Es hora de comenzar.
—Hasta pronto, Aizen-sama —Se despidieron las chicas.
Starrk no se inmutó al pensar que ese día iban a descontarlo de su sueldo.
—Orihime-chan no fue la única en llegar tarde —Habló Nelliel extendiéndole una tablilla al castaño.
—Regresaron a Lilynette porque no llevaba su credencial. Tuvimos que volver a casa a buscarla. Bien, tengo que ir a mi oficina.
—También deberías irte, Orihime-chan, esta mañana estaba muy de malas Ulquiorra-sama... ¡Bendiciones!
Orihime puso una mueca de desagrado al pensar que tendría que soportarlo.
Se marcharon en un incómodo silencio, Starrk era tan callado como Ulquiorra, pero, con la gran diferencia de que él jamás le había dirigido la palabra.
—¡Que tenga un buen día, Starrk-sama! —Se despidió en cuanto llegó al pasillo de su oficina.
—Igualmente —Respondió él sin dejar de caminar.
—Que incómodo... —Susurró viéndolo marchar —Bien, hora de trabajar —Encontró a Ulquiorra concentrado frente a su computadora —Buenos días.
—Hmp —Respondió apenas mirándola.
«Nell-chan estaba en lo cierto»
—¿Preparado para un nuevo día? —Preguntó animada.
—Hmp.
—También yo... Ah, mira —Tomó su bolsa y comenzó a esculcar en ella —Me robé un marco de mi casa y puse el dibujo de Dan-chan —Le explicó sonriente mostrándole el nuevo cuadro.
—Creí que lo conservarías en tu casa.
—No, no, quise mantenerlo en un lugar donde lo tuviera siempre presente, ¿qué mejor sitio que aquí?
—Hmp.
—Sé que estás enojado, pero, ¿podrías decirme por qué?
Él no contestó.
La mañana pasó con lentitud, ambos trabajaban sin distracciones, cosa que apasionada a Ulquiorra y desesperaba a Orihime, pero, tampoco quería platicar mucho, aún la atormentaba la idea de vivir con su madre, así que, las palabras no salían de su boca.
Tampoco creía que fuera buena idea hablar de la cena, ya que, sabía que inevitablemente saldría a luz el final de esta, aunque, también quería conocer su opinión. ¿Se habrá divertido? ¿O por el contrario esperaba la hora de irse?
Para su sorpresa, fue él quien habló primero.
—¿Y qué pasó con el alumbrado?
—¿Alumbrado? ¿Cuál alum... ¡Ah! ¡Eso! Se pospuso —Se mordió la lengua.
«Casi la cago»
Ulquiorra estaba seguro de que ella mentía.
—Sobre la mujer que estaba en tu casa ayer... —Si seguía haciendo insinuación hacia su mentira, jamás llegaría al tema de su interés, por lo que, debía ser claro.
—¿Podemos no hablar de ella?
—Es raro, tú siempre quieres hablar de todo, pensé que de ella también.
—Realmente hoy no tengo ganas de hablar de nada.
—Vamos, dime.
—¿Qué?
—Algo te molesta, dime que es.
—Nada me molesta.
—Sí, claro, desde hace dos días que estás de malas, y comienzo a creer que es sobre esa mujer.
—Prefiero al Ulquiorra callado, él me gusta más.
—Que halago.
—No es un halago, estoy diciendo que te calles y no toques el tema de mi madre —Respondió con voz ronca.
—Con qué es tu madre, sabía que ese parecido entre ustedes era peculiar.
—Maldita sea, Orihime, tú y tu bocota —Se dio un golpe en la frente —Bien, ya sabes que es mi madre, no preguntes más, es en serio, Ulquiorra.
—Creí que ella estaba muerta... —Ella no respondió —¿Vas a ignorarme? No me gusta que se inviertan los papeles, ese es mi trabajo —Silencio —Pronto querrás algo, ¿y sabes que te voy a responder? Nada.
La mirada que recibió de Orihime lo hizo callar inmediatamente, en ella había una mezcla de ira, desconsuelo y temor.
—Ella y yo no tenemos una buena relación, y ha decidido quedarse en mi casa hasta que encuentre otro lugar, pero... Sé que al final ella se quedará.
—¿Y por qué no la has echado?
—Es mi madre, Ulquiorra, no puedo sacarla así, no está en mi naturaleza.
—¿Prefieres seguir tu naturaleza y vivir disgustada a sacarla de tu propia casa? Antes pensaba que eras tonta e ingenua, ahora sé que eres masoquista.
—No tienen sentido que te platique sobre esto, tú solo lo verás como un chiste.
—Estoy hablando en serio, ¿qué sentido tiene martirizarte con esto? ¿Por qué lo haces? ¿Te gusta sufrir? ¿O será que temes a ser juzgada por no comportarte "adecuadamente"?
—Ni uno, ni lo otro, simplemente así soy. Si yo no le ofrezco mi ayuda, nadie más lo hará.
—¿Y por qué estás comprometida a ofrecer tu ayuda? ¿Qué ganas a cambio?
—Nada, no gano absolutamente nada, y justo por eso lo hago, porque me nace y me satisface.
—Claro, tu semblante ahora mismo es de una persona completamente satisfecha. Eres una persona muy bondadosa, Inoue Orihime, tan bondadosa que se está volviendo tu perdición.
—No es mi perdición. Tal vez tú pienses que para hacer algo por otros debes de recibir un beneficio a cambio, pero, yo no, no busco nada, si lo hiciera jamás podría ser feliz... Y ya sé que me dirás que no me veo feliz, estás en lo cierto, pero, esto solo es una etapa que acabará, ya sea pronto o no, no importa, acabará, como muchas otras etapas dolorosas.
¿Cómo podía decir eso tan segura de sí misma aún con la mirada triste? ¿Por qué? ¿Por qué no se derrumbaba si aquello era más de lo que podía soportar? ¿Por qué no simplemente aceptaba que no podía más? ¿A caso se creía capaz de superarlo? ¿Cómo lo haría?
«Tal vez solo lo ignore hasta el punto en que se vuelva un verdadero problema»
—Por eso siempre trato de ayudarte, aún que sé que no me necesitas.
La sonrisa que ella dedicó lo dejó perturbado, era sincera, no había farsa en sus labios ni en sus ojos.
¡Maldita sea! ¿Por qué podía sonreír en ese estado?
—Qué mujer tan fuerte —Susurró en respuesta, aunque ella no lo escuchó.
.
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Nelliel miró a Orihime arrastrar una maleta rosa, la había visto en la mañana, pero, como Aizen llegó casi a la par, no le dio tiempo de preguntar.
—Nos vemos mañana, Nell-chan —Se despidió ella.
—Antes de que te vayas, ¿puedo saber que tienes en esa maleta?
—¿Aquí? —La levantó y la puso sobre el escritorio de Nelliel —Tengo... Blusas, pantalones, faldas, ropa interior, mis galletas, ¡oh! Mi almohada favorita, mi crema... —Poco a poco vacío inocentemente la maleta sobre el escritorio. Nelliel miraba asombrada que todo eso cupiera en tan pequeño espacio.
—¿Te vas de vacaciones?
—¿Eh? No, no. Me quedaré unos días en un hotel.
—¿Por qué?
—Tiene que ver con el asunto que dije que te contaría en otro momento, no regresare a casa hasta que esté resuelto.
—¿Y no encontraste otro lugar donde quedarte? ¿Familia? ¿Amigos?
—No tengo más familia, y me daría vergüenza molestar a mis amigos, hace mucho que no hablo con ellos.
—Puedo ofrecerte mi casa.
—No quiero molestar...
—Será como un hotel, casi no estoy y en mis días libres me voy a visitar a mis padres, estarás mayormente sola y es gratis.
—Pero...
—¿Te das cuenta de que tu sueldo de cada semana se acabará en pagar el hotel?
—Buscare uno económico.
—Insisto —Revisó su bolso y sacó un juego de llaves —Ten, la llave de la puerta principal es la verde. Te apuntare la dirección... Es un conjunto de departamentos, está en el tercer piso y no podrás confundirte de departamento, La puerta es del color de mi pelo.
—Nell-chan...
—Te veo en casa, Orihime-chan.
—Bien...
Salió del edificio y se apresuró a tomar un taxi. Le indicó al chofer el lugar que Nelliel le había dicho y pronto se encontró frente a un edifico enorme.
—Dijo que era el tercer piso.
Entró y se presentó con el recepcionista, el cual la recibió amablemente.
Subió al elevador y pulsó el tercer botón. Cuando este se detuvo, ella miró lo pulcro que se veía todo. Busco con la mirada la puerta de Nelliel, encontrándola al instante por su característico color, mientras que las demás puertas eran café oscuro.
Entró al departamento con sigilo, como si alguien estuviera en casa y no quisiera molestar con su ruido.
Dejó su maleta encima de un sofá individual color rojo.
—¿Qué hago ahora? —Su estómago rugió con furia —Me encargaré pronto de ti —Dijo sobándose la barriga —¿Podré utilizar la cocina de Nell-chan? ¿O pido algo?
Decidió preparar algo para ambas.
Revisó el refrigerador y las repisas, encontrando buenos ingredientes para su "platillo especial": arroz con pimientos, salchichas caramelizadas y sopa de zanahoria.
—Perfecto —Comió poco, pues quería esperar a la peliverde.
Cuando terminó, decidió explorar la sala, habían cuadros de ella con diferentes personas en diferentes ubicaciones, tenía dibujos y en un mueble tenía varios juguetes y muñecas aún en su paquete.
—Creo que le gusta coleccionar.
Una sección de la pared le llamó la atención, en ella había bastantes fotografías, las cuales tenían un aspecto en común: en cada una de ellas aparecía Ulquiorra. Supuso que eran del trabajo, puesto que, en algunas, varios espadas salían en el fondo u ocasionalmente Grimmjow también protagonizaba. Las contempló a detalle, en una Nelliel hacia cuernos sobre la cabeza de Ulquiorra, en otra abrazaba a Grimmjow y Ulquiorra por el cuello, en una más estaban todos los Espadas en un tipo de fiesta.
—Nell-chan quiere mucho a Ulquiorra, aunque no lo diga.
No se dio cuenta en qué momento pasó tan rápido el tiempo, hasta que llegó Nelliel supo que ya era tarde.
—Hey, pensé que no tomarías mi palabra para quedarte.
—No me atrevería, fuiste muy amable conmigo. Por eso te preparé la cena.
—¿En serio? Muero de hambre —Se encargó de servir los platos. Nelliel analizó su comida con cierta extrañeza —Eh, Orihime-chan.
—¿Sí?
—Aprecio mucho este detalle, pero... ¿En verdad esto se come?
—¡Por supuesto! Tiene mala pinta, pero es delicioso.
—Bien... —Se llevó un poco a la boca con desconfianza —Esto sabe... Particular.
—¿No te gusta?
—¡No es eso! Más bien, no sé si me gusta o no.
—¿Qué?
—No me es agradable, pero, tampoco me disgusta y no dejaría de comerlo... Es extraño.
—Sin duda sí. Normalmente me dicen que cocino del asco, o Rangiku-san ama mi comida, pero, jamás me habían dicho lo que tú dices.
—M-me gusta, pero sigue extrañándome —Dijo sin parar de comer.
—Oye, Nell-chan, ¿podrías platicarme sobre las fotos que tienes en la sala?
—¡Claro! —Devoró el resto de su cena y se levantó animada, siendo seguida por Orihime —Supongo que hablas de estas —Señaló la sección especial de Espadas —Son de fiestas en la empresa.
« ¡Lo sabía! »
—Cada Navidad se hacen fiestas en Las Noches, y también se hacen en los cumpleaños de Aizen-sama. Para los días festivos, anulamos todo el trabajo que tenemos por una semana antes y nos dedicamos a hacer lo preparativos, alquilamos estufas, hornos y parrillas para hacer la cena entre todos, decoramos un gigantesco árbol en la recepción y hacemos intercambio de regalos. Para el cumpleaños de Aizen-sama contratamos servicio de banquetes.
—Jamás imaginé que todo eso se hiciera en Las Noches, no tiene la pinta de ser festivo.
—Sí, pero, esos días son especiales y todos sacamos lo mejor de nosotros. En especial este año me emociona, porque será tu primera fiesta con nosotros, y podré tener una fotografía contigo aquí —Señaló el espacio vacío a lado de un cuadro —Te va a encantar.
—Ya me lo imagino, a mí también me emociona.
—¡Esta foto es mi favorita! —Tomó el cuadro donde ella abrazaba a Grimmjow y Ulquiorra —Ese año fue especial, porque el intercambio les tocó entre ellos, debiste ver sus caras cuando se enteraron... Lo que ellos no saben es que yo alteré los resultados, en una caja puse muchos papeles con el nombre de Grimmjow y le di a elegir a Ulquiorra-sama, hice lo mismo para Grimmjow, pero con el nombre de Ulquiorra-sama. Ellos no deben enterarse, ¿de acuerdo?
—Mi boca permanecerá cerrada. ¿Y qué fue lo que se regalaron? —Nelliel no resistió una carcajada al recordar ese momento —Debieron ser regalos muy buenos —Dijo contagiándose de su risa.
—¡Y que lo digas! Grimmjow le regaló una suscripción anual de Tinder Gold, y Ulquiorra-sama lo inscribió a una Academia de ballet clásico.
Orihime soltó una gran risa al imaginar la batalla campal que ambos protagonizaron al ver sus regalos, siendo Aizen el referí y Nelliel la modelo que cargaba la tablilla que marcaba el número del round, Yammy era el entrenador de Ulquiorra y Nnoitra el de Grimmjow.
—¿Y sabes si los ocuparon?
—¿Qué va? Cada día llegaban recordatorios al correo de Ulquiorra-sama porque él no podía cancelar la suscripción porque Grimmjow tenía la contraseña, y cada semana llamaba la maestra de ballet preguntando por Grimmjow. Ese año pudo contarse con los dedos las veces que se hablaron. Si quieres, puedo alterar los resultados para que tú puedas regalarle algo a Ulquiorra-sama.
—¿Y por qué querría regalarle algo?
—Porque es la única persona con la que te llevas bien, no creo que quieras hacerle un obsequio a Grimmjow o Nnoitra.
—Eso es una tontería, me llevo bien con Szayel-kun, con Aaroniero-kun, un poco con Yammy-kun y por supuesto que contigo. ¿Qué tal si quiero regalarte algo?
—El intercambio es obligatorio, pero, puedes llevar regalos a quien quieras. Además, creo que quieres darle un obsequio como recompensa por el regalo que te hizo ayer.
—¿C-cómo sabes lo de ayer?
—Ulquiorra-sama me lo contó.
—¡¿En serio?! ¿Por qué lo hizo? Pensaba que quería mantenerlo en secreto.
—Mencionó que tú ibas a contármelo para humillarlo, cosa que no hiciste, por cierto; así que al informarme arruinaría tu fechoría. Obviamente no añadió muchos detalles, solo que fueron a cenar y que comes mucho.
—No te dijo lo importante, mi broma sigue en pie. Un camarógrafo nos tomó una fotografía —Buscó en su maleta y se la enseñó —Incluso lo abracé para molestarlo, y le dije "Ulquiorra-kun", me miró como si quisiera estrangularme.
—¡Estoy tan feliz! Hace tanto que Ulquiorra-sama no tiene una cita.
—No era una cita, según él.
—Una cena en la noche, estando solos en un restaurante elegante, ¡pff! ¡Claro que era una cita! Es un tonto si no lo ve así.
—Estoy completamente de acuerdo.
—Además, debió ser muy especial, lo hizo por tu cumpleaños. Jamás creí que él tendría interés en salir con alguien del sexo opuesto... Ni siquiera conmigo, y eso que soy su mejor amiga, él me lo ha dicho.
—¿Lo dices en serio? Pensé que no era la única.
—No sé qué pensar, a mí jamás me ha invitado a cenar, pero, si hemos salido a pasear, ¿qué es más íntimo?
—Supongo que el paseo, porque están expuestos.
—Pensare en eso después, pero, lo importante aquí es que saliste con Ulquiorra-sama, no llevan tanto tiempo de conocerse, así que es un gran avance para él, jamás había invitado a alguien a salir tan pronto... O al menos no me ha dicho lo contrario, pero, estoy segura de que ha salido con un montón de mujeres más y no me lo ha dicho.
—¿Por qué te lo diría? A él no le gusta hablar de su vida personal.
—Eso es en cierto punto verdad, pero, yo soy una gran excepción, a mí siempre me contaba cuando conocía a alguien —Comenzó a lagrimear con desilusión —Pero, desde su última novia las cosas han cambiado, él dice que no ha salido con nadie más, pero ¡sé que eso es mentira!
—¿Y qué hay de esa última mujer?
—Se llama Roxana, salieron hace año y medio, pero, él me contó que terminaron por mi culpa.
—¿Por tu culpa? ¿Por qué?
—Ella pensó que teníamos algo, porque siempre estábamos juntos o así, pero a mí no me gustaba, ni me gusta y jamás me gustará Ulquiorra-sama, y a Ulquiorra-sama le afectó mucho, porque en verdad le gustaba.
—Yo creo que no te cuenta nada para que no haya nuevos malentendidos.
—¡Jamás lo había visto de esa forma! No pensé que mi amistad le causará tantos problemas.
—No eres tú, Nell-chan, son ellas que piensan mal, no te sientas culpable, y puedes estar segura de que Ulquiorra es un idiota por desconfiar de ti, más bien, él debería pedirte una disculpa por eso.
—Creo que tendré una conversación sería con Ulquiorra-sama... Tal vez me cuente la verdad sobre ambos.
—¿Ambos? ¿Quiénes?
—Ulquiorra-sama y tú.
—¿Qué verdad?
—¡Por favor! Que te invitara a salir no es casualidad, sé que hay más.
—Te equivocas, él solo me invitó porque el infierno me estaba comiendo, no hay más, fue como la buena acción del día.
—Claaaro.
—¡Es en serio, Nell-chan!
—Entonces debió ser algo muy fuerte como para que Ulquiorra-sama se compadeciera así.
Orihime apartó la mirada con tristeza.
—Mi madre llegó a casa en mi cumpleaños.
—¿Eh? Pero eso es bueno, ¿no?
—Para mí no, ella nos trataba horrible a mí y a Sora.
Orihime le contó sobre su "desgracia" a detalle, mientras Nelliel la escuchaba atenta y le ofrecía su hombro para llorar.
—Perdóname por insistir en que me contaras.
—No te preocupes, necesitaba desahogarme, me alivió un poco liberar todo el peso.
—Y sobre tu casa, puedes quedarte todo el tiempo que quieras, me alegra tener compañía.
—Lamento ser una molestia.
—¡No vuelvas a decir eso, Orihime-chan! Jamás serás una molestia, mucho menos para mí.
—Gracias...
—Sígueme, te prepararé una habitación —Entraron a una habitación que solo tenía una cama y un gran estante repleto de muñecas —Esta era la habitación de mi roomie cuando estudiaba en la Universidad, pero, se marchó cuando se graduó, desde entonces la ocupo para guardar mi colección.
—Veo que te gusta coleccionar, en tu sala había más cosas.
— Me gusta desde que era pequeña, solía coleccionar estampillas de chicles y piedras. Cuando me volví adolescente comencé con las muñecas.
—A mí no me gusta coleccionar porque soy muy desorganizada, la última vez que lo intenté, Sora terminó donando todo porque jamás lo acomodaba.
—Supongo que tienes otros pasatiempos diferentes a los míos.
—Me gusta comer —Respondió con una gran sonrisa.
—¿Y por qué no fuiste catadora de alimentos? —Orihime abrió los ojos sorprendida, como si le hubieran hecho la más grande revelación del mundo. Se imaginó a si misma frente a una gran mesa llena de platos con comida, probaba cada alimento y era atendida por varios meseros que le servían vino o le limpiaban los labios con servilletas.
—¡Ya me vi!
Nelliel le masajeó los hombros.
—Apuesto a que serías la mejor crítica, pero, vete a dormir ya, aún te ves agotada, recupera fuerza para mañana —En ese momento el celular de Orihime vibró. Ella lo miró curiosa, tenía un nuevo mensaje de su madre —¿No vas a responder? —Preguntó al ver como la chica dudaba.
—No es algo importante, lo haré después, prefiero irme a dormir.
—Descansa, Orihime-chan.
—Tú igual.
Cuando estuvo sola se atrevió a leer el mensaje.
"¿En dónde diablos te has metido? Es tarde."
—No me verás por un buen rato, madre.
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Tres semanas pasaron, donde Nelliel había hablado con Ulquiorra cómo prometió, o más bien, le lloró por desconfiar tanto de ella, cosa que Ulquiorra tomó como un chiste.
—No te escondo nada, no he salido con nadie.
—¡Ulquiorra-sama! Estoy segura que de no ser por la broma que quería hacerte Orihime-chan jamás me habrías contado que saliste con ella.
—...Tal vez eso sea cierto.
—¡¿En dónde quedó "solo en ti puedo confiar"?!
—Nelliel...
—¡Desde Roxana no me cuentas nada!
Orihime disfrutaba toda la emoción en primera fila, solo le faltaba unas palomitas de maíz y sería como estar en una comedia dramática.
—No te cuento nada porque no ha pasado nada.
—¡Mentira!
Todo terminó en que Ulquiorra le diría sobre cada una de sus próximas citas; tal vez no a detalle, pero por lo menos haría mención.
También Nelliel se auto proclamó como la organizadora de la próxima cita de Ulquiorra y Orihime, cosa a la que ambos se negaron, él porque jamás volvería a salir con ella, y ella porque la involucraba (de lo contrario ella misma ayudaría con los preparativos).
En esas semanas Orihime no se pasó por su cada en ningún momento, y su madre cada día le mandaba mensajes preguntado por su bienestar, a lo que ella se preguntaba ¿en verdad se preocupaba o solo lo hacía porque estaba viviendo en su casa? Tampoco se dignaba a preguntarle, solo contestaba con "estoy bien", "estoy en tal lado" u "hoy tengo trabajo".
Los días con Nelliel eran amenos y divertidos, incluso varios días se desvelaron viendo películas, jugando videojuegos o juegos de mesa y contándose anécdotas o secretos.
Estaba pacíficamente sentada frente al sintetizador, Ulquiorra la había llevado para explicarle más a fondo sobre su uso, aprovechando que no tenían mucho trabajo, ella hacia anotaciones en una libreta, mientras escuchaba cuidadosamente sus instrucciones, pues él mencionó que días después le haría un tipo de examen (un nuevo grupo iba a grabar y ella tendría que atenderlos).
Su celular sonó, ambos dirigieron la mirada a donde reposaba este.
—¿Es tu madre?
—Sí... —Respondió colgando.
—¿No vas a contestar? Parece importante, ella nunca llama —Dijo cuando el aparato volvió a sonar.
—Bien... Hola, estoy trabajando en este momento, así que, hablaremos después...
—¡Escucha! Es rápido lo que quiero decirte, no te molestaré más de dos minutos.
Miró a Ulquiorra inquieta y suspiró.
—De acuerdo, ¿qué pasa?
—Encontré una nueva casa, así que, hoy me voy.
—Oh... ¿En serio? Eso es bueno... ¡No lo digo porque quiero que te marches! ¿A dónde te vas?
—En la Sociedad de Almas, está cerca, podré visitarte después... A menos que no quieras.
—M—me parece una buena idea, pero, no pronto, al menos unos meses después.
—Entiendo.
—¿Y en donde trabajaras?
—Una excompañera de trabajo abrió un salón de belleza, necesita una cajera.
—Cuando hablas de excompañera te refieres a...
—Sí, a cuando me prostituía, es bueno, ¿no? Ambas logramos salir de ese mundo.
—Me alegro por las dos, hablo de todo corazón.
—Bueno, dejo que continúes con tu propio trabajo. Encontrarás tu casa limpia, me encargue de dejar todo en su lugar.
Escuchó el pitido que indicaba el fin de la llamada, cosa que le causó un vacío en el pecho.
—¿Por fin salió de tu casa?
Ulquiorra sabía todo a detalle, porque cuando preguntó por qué Nelliel y ella llegaron juntas, Orihime no resistió y le contó todo.
—¿Eh? Sí, lo hizo.
—Creí que anhelabas que se fuera.
—Sí, pero, no me siento feliz. Supongo que ya no importa.
—Tal vez en el fondo si querías estar con ella.
—Tendré mucho tiempo para descubrirlo, por ahora, terminemos esto, no quiero hacer el ridículo frente a los clientes.
—Con tus simples acciones ya lo haces —Aguantó un quejido al sentir un fuerte golpe en su brazo —Salvaje.
Ella miró nuevamente su teléfono con tristeza.
«Ulquiorra tiene razón... En el fondo si quería estar contigo»
Sintió un apretón en el hombro, era Ulquiorra que la miraba mientras le quitaba el teléfono de la mano. Sonrió por el pequeño gesto y volvió a concentrarse en sus notas.

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¡Holi! ¿Cómo están, bebés? Antes que nada, pido una gran disculpa por no actualizar el viernes, estoy trabajando en un nuevo proyecto Ulquihime (pronto daré más detalles) y olvidé completamente en actualizar :c ¡Lo siento tanto! Trataré de no volver a hacerlo :,D

Y pues nada, ¿Qué les ha parecido el capítulo de hoy?

Buscando MamáWhere stories live. Discover now