Harry's Little Omega [L.S]

0. Two Sides of the Same Coin

-¿Un yate?

-Por favor... Siempre he querido uno. Que lleve mí nombre. Oh, ¡Con dos pisos! - exclamó el Omega emocionado por teléfono, agitando su manito con emoción, con una gran sonrisa de dientes blancos en su rostro.

-¿Para qué quieres un yate omega? - preguntó el alfa confundido, con una sonrisa de hoyuelos plasmándose en su rostro a la vez que se recostaba en la gran silla de su escritorio repleto de diferentes papeles con la promesa de millones plasmados en tinta. Su omega era más importante, sin embargo.

-Porque son lindos, alfa bobo - contesto el Omega con cierto tinte de obviedad en su voz. Harry río, ya acostumbrado a las ocurrencias de su pequeño omega consentido.

-No te comprare un yate solo porque los encuentras bonitos omega - Harry contesto intentando sonar serio, sabiendo que logró su cometido cuando la única respuesta que obtuvo de sus palabras fue el inminente silencio proveniente del otro lado de la línea. Conociendo a su Omega seguro estaba haciendo un berrinche.

El ruido de las sabanas fue lo que termino de confirmar sus sospechas. Conociéndolo a Louis, seguramente estaba recostado en su cama, con las sabanas cubriéndolo hasta su cabeza y aferrándose fuertemente a la almohada que siempre que podía le tendía a Harry para que la marcara con su aroma. Como un niño pequeño, puchero en sus labios y todo.

De reojo, el rizado dirigió su mirada hacia el blanco reloj que adornaba una de las paredes de su oficina, frunciendo el ceño notablemente al darse cuenta de que eran las once con treinta. Louis tenía escuela al día siguiente, ya debería estar dormido.

Un quejido al otro lado de la línea lo saco de sus pensamientos, concentrándose ahora en los quejidos lastimeros que su omega emitía desde la soledad de su habitación - ¿Omega? – pregunto, obteniendo un lloriqueo como respuesta. Harry bufo, ya acostumbrado a Louis siendo un mocoso malcriado la mayor parte del tiempo.

Sin embargo, Harry compraría cualquier yate que su Omega consentido quisiera, miles si se lo pidiera. Y eso era algo que Louis sabía muy bien, así que aquella conversación era ciertamente inútil.

Harry por suerte ya sabía cómo lidiar con estas situaciones, más o menos. Era humano después de todo.

-¿Bebe? – un leve gimoteo fue lo que obtuvo como respuesta, inconscientemente sonrió. Decidió intentar una vez más - ¿Sol? ¿Luz de mi vida?

-Papi

-¿Qué sucede bebe? ¿Por qué estas triste?

-No me compras un yate

-Louis – corto rápidamente el alfa, ya dando por olvidado su trabajo y dirigiéndose a su gran habitación de paredes negras y blancas y gran ventanal. Cama demasiado grande, sin embargo, cuando el omega no se encontraba.

-Mamá y papá están peleando otra vez – respondió rápidamente el omega, y si Harry estuviera ahí, seguramente habría visto al pequeño castaño hacerse más pequeño en la infinidad de sabanas y edredones que cubrían su cama. – No me dejan dormir.