11.

689 68 22
                                    

Pasó su segundo parcial de exámenes sin problemas, ni siquiera se había tomado la molestia de estudiar mucho y había conseguido buenas calificaciones. Hablaba todas las noches con Lucas y contaba los días para las vacaciones de navidad. Aunque tenía algo que esperar; un novio que lo amaba y le hablaba todas las noches para conversar y preguntar por su día, no podía evitar sentirse desanimado. Atendía las clases y hacía las tareas por mera inercia. Se juntaba con sus amigos y ellos hablaban de sus universidades y sus carreras y lo mucho que les gustaban y no podía concentrarse. No le nacía unirse a la conversación aportando información sobre su colegio, al cual ni siquiera había querido entrar. No era la escuela de sus sueños, su carrera le gustaba pero se sentía un poco fuera de lugar, no le gustaba socializar con sus compañeros. 

Su trabajo seguía miserable, como siempre. Harry seguía desaparecido, pero al parecer se había robado una tarjeta de crédito de su papá y había excedido el crédito, por lo que incluso después de hablar con el banco, tenían que pagar la cantidad exagerada que su hermano estaba disfrutando por ahí, lo que estaba metiendo mucha presión en su padre, que se reflejaba en su mamá y se resentía en Sophie y en él. Su hermana había estado más insoportable que antes con él, pues como no tenía la atención de sus padres, la buscaba en su hermano, y él había estado ansioso, sin poder dormir y acababa de adoptar la costumbre de jalar los pellejos de sus dedos hasta que sangraran. Y en el clima frio de Manchester, solo empeoraba. 

Los días habían estado nublados y deprimentes, lo que hacía de una actividad miserable como lo era salir a fumar, mucho más miserable. 

Aún faltaba un mes para Diciembre, salir de vacaciones y poder ver a Lucas. John sacó su celular y miró la pantalla, eran casi siete de la tarde y ya estaba oscuro debido al horario. Levantó la cabeza y sacó el humo de sus pulmones con cansancio. Se volteó para ver el parque dónde estaba y luego su celular. Lanzó el cigarro a la calle y buscó en sus contactos, seleccionó el número de su hermano y unos tonos después contestó. 

— ¡Hermanito!— gritó, probablemente borracho — Que bueno que me llamas, dile a papá que-

— ¿Dónde estás?

Hubo un poco de silencio pero podía oír risas y música. 

— Te lo dije, en Londres

— ¿Pero exactamente dónde?

— ¿Por qué preguntas, John?

Miró al frente sacando aire por su nariz, bajó la cabeza y se puso de pie para caminar por la acera. Una mujer pasó corriendo a su lado con un perro grande. 

— ¿Qué pasó con ese baterista? ¿Sigue en la banda?

La risa estruendosa de su hermano lo hizo sentir un poco más perdido que antes, pero a la vez vio un poco de tierra. Como flotar con un bote al mar abierto pero alcanzar a ver la costa de un país en guerra. 

— ¡Que bueno que hablas!— gritó Harry — Hace tres días se fue y seguimos buscando alguien que tome su puesto ¡Hey chicos, mi hermano viene con nosotros!

Al día siguiente salió a la escuela por la mañana, se despidió de su familia, que estaban apurados por llegar temprano a sus trabajos y llevar a Sophie a la escuela, que no notaron que llevaba una mochila un poco más llena que antes. 

Fue directo a la central de camiones, compró un boleto y se acercó a un comedor cercano a desayunar algo rápido en lo que esperaba que saliera su camión. Mientras comía panqueques horribles con café barato le llegó un mensaje de Lucas deseándole un lindo día. Miró el mensaje triste y pensó qué contestar. 

Solo lo metió a su bolsillo y siguió comiendo.

El camión salió a las nueve y llegaría a Londres a la una, dónde se suponía Harry estaría esperándolo. Durmió las primeras tres horas del camino y al mirar su celular comprobó que no tenía mensajes ni llamadas nuevas. Se volvió a acomodar y miró por la ventana. 

Sad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora