-Bueno, supongo que serás capaz de darle el recado así que...-comenzó Santana-

-Mira Santana, o me lo dices ya o te cuelgo y sabes que soy capaz-amenazó Brittany-

-Que a Finn al final se va con Puck-informó Santana-Y dile que venga con la moto, que después tenemos que irnos a celebrar la victoria.

-¿Tan seguro estas de que van a ganar?-preguntó Brittany-

-Aunque Sam y los otros estén en el equipo, mientras que estemos nosotras ganaremos seguro-respondió Santana-

-Ya-dijo la rubia no muy convencida-

-Bueno, dile eso a Q-recordó la latina-

-Vale, ahora se lo digo-contestó Brittany-¿Algo más?

-Que yo recuerde no-contestó Santana-Nos vemos en el partido, adiós.

-Adiós-contestó Brittany para luego colgar el teléfono-

-¿Quién era?-preguntó Quinn que acababa de bajar de su habitación-

-Santana-respondió- Finn se ha ido con Puck al partido y por cierto, Satanás ha insistido en que vayas con moto al partido.

-¿Por qué?-preguntó Quinn extrañada-

-Para luego irse y celebra la supuesta victoria-explicó Brittany-

-Vamos chicos, que vamos a llegar tarde-avisó Russell-

-Papá, que al final me voy yo con la moto-informó Quinn-

-Como quieras pero,¿y tu amigo?-preguntó el señor Fabray-

-Ya la llevan-explicó su hija-

Los Fabray y Brittany se montaron en el coche y Quinn en su moto, para luego encaminarse todos al partido aunque por caminos distintos.

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Rachel caminaba en dirección al partido donde había quedado en encontrarse con sus amigos. En un principio la iba a llevar su padre con el coche nuevo que se había comprado una semana atrás, pero le había salido una emergencia en el hospital y había tenido que dejar sola a su hija.

Rachel estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se percató del coche que se acercaba a ella. En él iban montado cuatro chicos de unos dieciocho años, guapos y bien arreglados. Sin ninguna duda, debían ser niños de papá.

-Hola guapa-saludo el copiloto -¿Te llevamos a alguna parte?

-No gracias-contestó Rachel sin dejar de caminar-

El coche avanzaba a la vez que ella y esta ya comenzaba a ponerse nerviosa.

-Por qué no te vienes un rato con nosotros, seguro que te lo pasaras bien-animó el joven que iba tras el copiloto-

-Muchas gracias pero no-respondió la morena acelerando el paso.

Pero los chicos no se conformaron con esa respuesta, pararon el coche para luego bajar de él.

-Que piernas más bonitas tienes-dijo el conductor del coche-

-¿Qué quieren?-preguntó Rachel con los ojos llorosos-

-¿Nosotros?, nada-respondió el cuarto chico-

Quinn, que acababa de tomar esa dirección, al ver lo que ocurría se acercó curiosa. Pero al ver que era Rachel paró la moto y bajó de ella para acercarse al grupo.

-¿Hay algún problema?-preguntó-

Los cuatro chicos se giraron a la rubia, ya que les había pillado por sorpresa, y sonrieron.

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