Capítulo Seis - Hijos afortunados

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—Hola, padre —dijo Draco—.



Lucio Malfoy bajó lentamente el libro que sostenía, aunque no se puso de pie para saludar a su hijo. Se veía muy parecido, pensó Draco. Incluso en prisión, Lucio retuvo la mayor parte de su aguda dignidad — se veía limpio y recortado con túnicas grises almidonadas. -­‐



—Draco —dijo su padre, inclinándose la cabeza—.



"No pensé que me dejarían entrar", dijo Draco, con una voz bastante constreñida.



"Dejé instrucciones de que te permitieran entrar cuando vinieras", dijo su padre. "El nombre Malfoy todavía cuenta para algo, a pesar de todo lo que tú y tu madre han hecho para destruirlo."



—Así que los sobornaste —dijo Draco—. "Típico."



"A veces me pregunto", dijo Lucio, "¿crié a un niño que es desagradecido, o simplemente estúpido?" Inclinó la cabeza hacia un lado, con los ojos fijos en su hijo. Draco vio que sus delgadas y largas-­‐manos conlos dedos estaban bien fijadas entre sí a través de su regazo. "¿Qué te parece, Draco?"



"¿Cuáles fueron las opciones de nuevo?"



Lucio estrechaba los ojos. "Lo divertido que te encuentras—. ¿Por eso viniste aquí? Para impresionarme con tu ingenio?



"No", dijo Draco, en el mismo tono plano, "sólo esperaba que pudiéramos continuar nuestra gran tradición familiar de miseria-­‐desgarradora y abuso verbal. Dime: ¿te mataría, sólo esta vez, decir 'Hola, hijo, de qué querías hablarme?'"



Lucio se inclinó hacia atrás y cruzó los brazos sobre su pecho. Pateó bruscamente con el pie izquierdo, agarrando la silla frente a él con un dedo del pie con botas y enviándolo girando a través de la habitación hacia Draco, que tuvo que saltar hacia atrás para evitar ser golpeado por ella. Cayó al suelo a sus pies.



—Siéntate —dijo Lucio—.



Poco a poco, Draco se agachó y tiró la silla en posición vertical. Se sentó, manteniendo un




ojo cauteloso en su padre.



Cualquiera que mirara a los dos se habría sorprendido, primero por el parecido entre ellos —las mismas características afiladas y refinadas y coloración pálida, aunque los ojos de Lucio eran negros— y, en segundo lugar, por la hostilidad que crujió entre ellos como una carga eléctrica.

Trilogía de Draco II - Draco Sinister-Cassandra Clare (Español)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt