IV

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15 de Noviembre, 2017.

Hoy es miércoles y estoy preocupada por la Señorita Manoban. No la he visto en los últimos dos días. Ella solo le envió un mensaje de texto a todos diciendo que no vendría a dar clases. Y dijo que le había pedido el favor a la Señorita Hirai de que nos cuidara mientras ella no viniera, así que la señorita Hirai es quien nos está dando clases.

Estos dos días que la señorita Manoban no ha estado con nosotros, me he sentido sola y vacía. No piensen mal, la señorita Hirai es una de las mejores bailarinas que he visto, es solo que ella no es la señorita Manoban y por eso me siento diferente. 

Tal vez ya perdí la cabeza. Todos mis compañeros disfrutan la clase de la señorita Hirai, incluso yo. Pero repito, ella no es la señorita Manoban. Ella no es la chica que espero ver todos los días. No es la chica que me hace sonreír. No es la chica que hace que mi vida valga la pena.  Ella no es mi Lisa unnie. Y siempre habrá solo una Lalisa Manoban en mi vida.

También debo ser estúpida. ¿De dónde saqué el valor para pedirle a la señorita Hirai la dirección de Lisa unnie? ¿De qué planeta saqué el valor para ir a visitarla? Soy tonta, en serio lo soy. Pero si serlo hará que esté con ella, no me importa ser la más tonta.

Díganme loca, pero su sonrisa le da luz a mis días. 


Narra Lisa. 

He estado sola en mi casa ya que mis padres tuvieron que ir a una reunión en Tailandia. Ellos me dejaron aquí porque sabían que tengo que dar mis clases de baile y porque se iban a tardar mucho allá, ya que hace mucho tiempo no van. Si estar sola en casa con comida que solo puede comerse si está cocinada no es lo suficiente como para hacerme "sufrir", tener un resfriado si que me hizo pasarla mal. Y eso, solo empeoró las cosas. Usualmente voy a comprar algo luego que acaben las clases de baile para poder comer aquí en casa, pero ahora estoy atrapada en mi habitación, enrollada en las sábanas como si fuera un burrito, mientras tengo este resfriado y mucha hambre. 

Cogí este resfriado tan pronto mis padres se fueron, y desde ese día comía solo pan y tomaba agua. Este ya es el cuarto día, y me quedé sin pan. 

Miré el reloj y apenas es la 1:00 pm.
Tengo mucha hambre.

¿Por qué mi vida es tan triste y patética? 

Empecé a pensar quién sería el primero en encontrarme cuando muriera de hambre cuando escuché el timbre sonar.

Que extraño.
¿Quién me visitaría a esta hora? 

Luché por levantarme. Y cuando digo luché, me refiero a intentar levantarme 3 veces de la cama, cayendo al suelo por lo pesada que es mi sábana y me golpeé contra la pared cuando salía de mi habitación para ir a mirar quien estaba afuera.

Suspiré al sentirme enferma y con mucha hambre. Cerré mis ojos unos segundos antes de mirar quien era la persona que estaba afuera.

¡¿T/n?! —Grité sin querer al ver a la chica que no esperaba ver parada frente a mi puerta con una linda sonrisa. Gracias al cielo que no puede verme en este momento o me moriría de la vergüenza.

Me arreglé un poco antes de abrir la puerta. Tan pronto abrí la puerta, la sonrisa que había en su rostro se convirtió en una mirada de preocupación. 

¿Está todo bien, unnie? —Su voz tan angelical, algo que extrañé estos días.

Solo estoy un poco enferma, pero no es nada que no pueda controlar —Le sonreí para calmar su preocupación. —Ven, entra —Abrí la puerta de par en par para dejarla entrar. Cuando ella entró, me sorprendió de nuevo al poner su mano en mi frente. Ella estaba muy cerca de mi. 

Mi Juventud a tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora