Pero algo en esas semanas le decía que no creyera tales fantasiosas creencia.

Jihoon era un chico risueño, reía y bromeaba con regularidad, era eficaz en todas las cosas que hacía en casa, ayudaba en lo que le pidieran, sus ojos no estaban permanentemente bañados en lágrimas y de su boca no salían frases ridículamente clichés como se decían de aquellas personas tristes o que sufrían depresión, en cambio, el rubio no tenía fuerzas para salir, se saltaba comidas de manera casi imperceptible hasta para el mismo, estaba más retraído en sus pensamientos que otras personas, no tenía la voluntad para cambiarse el pijama o arreglarse más allá que preocuparse por su higiene, tenía menos vida en su cara y la mayor parte del tiempo eran las paredes de la habitación quienes veían las silenciosas lagrimas que soltaba tras las pesadillas, Jihoon seguía con su vida como cualquier persona normal, aun cuando tenía un peso en sus hombros que lo obligaba a caer.

Sus síntomas no eran cosas que si las veías caminando por la calle podías adivinar fácilmente, eran cosas que lo consumían mentalmente, eran voces y monstruos que lo quemaban y destruían de adentro hacia afuera, su exterior era solo un leve, un muy leve deje del caos que había en su interior matándolo día a día.

Y él no saber cuándo Jihoon estaba mal ponía a SeungCheol de los nervios pues temía no poder ayudarlo cuando el rubio le necesitara.

No quería ver esas sonrisas falsas, o esas bromas que escondían su dolor, prefería ver lágrimas, gritos y rasguños que le ayudaran a identificar más rápido el estado del menor, no le gustaba que todo fuera escondido he interiorizado por el pequeño, lo hacía sentir inútil, lo hacía sentir innecesario, si no podía saber cuándo el menor lo estaba pasándolo mal, como pretendía ayudarlo.

Los minutos pasaron y luego de varios intentos por sacar a Jihoon de sus tareas por fin SeungCheol logro subirlo al auto y partir rumbo a la consulta.

Unas cuantas calles y los chicos ya se encontraban a los pies del gran edificio color blanco con ventanales celestes, Jihoon no quería entrar, su cuerpo se reusaba a seguir avanzando y si no fuera porque SeungCheol lo tomaba de la mano guiándolo él se hubiera quedado en el auto, no quería volver a revivir esos horribles sucesos, no quería volver a escuchar aquellas palabras tan dolorosas que habían salido de la boca de aquel doctor.

Cruzaron la puerta pasando por recepción y subieron al piso del nuevo especialista, igual que la vez anterior llegaron hasta la puerta que tenía su nombre grabado y el más alto tocó la puerta con un serio Jihoon detrás.

Segundo fueron para que abriera un chico de unos treinta años, alto, con el pelo negro largo y perforaciones en sus puntiagudas orejas, el especialista sonrió a los dos chicos y preguntó por el rubio, este lo miró un poco desconfiado y avanzó detrás del cuándo lo invitó a pasar a su consulta, suspiró tratando de ser un poco más positivo, volteó por última vez para ver como SeungCheol le sonreía dándole ánimos.

Los dos chicos se sentaron en sus respectivos puestos y la puerta fue cerrada por la secretaria del doctor dejando al menor con el recuerdo de SeungCheol esperando por el afuera.

--Hola Jihoon, mi nombre es Xu MingHao y seré tu psicólogo si así lo decides luego de esta consulta...bueno ¿Qué te trae por aquí? ...—Preguntó amablemente con un tono de voz que Jihoon catalogaría como infantil y cálida.

Presentía que el psicólogo no era de ahí, pero independientemente de eso se quedó callado, no iba a hablar, no lo obligarían de nuevo para acusarlo de todos sus males y humillarlo otra vez frente a SeungCheol, aun cuando aquella blanca consulta con destellos azules y rosados en las decoraciones lo hacían sentir cálido y protegido.

--Oh...entendí, tranquilo, no te forzare a hablar, pero necesito que me respondas algunas cosas para saber cómo guiar la consulta... ¿Te parece bien que asientas con la cabeza?...o prefieres otro método que te sea más cómodo... –Preguntó nuevamente tomando en cuenta el silencio del rubio, este sintió un raro temblor en su cuerpo y asintió con su cabeza encontrando tierna la sonrisa de alegría que soltó el doctor, se empezaba a sentir cómodo, el que aquel chico lo tomara en cuenta lo hacía sentir aceptado, le hacía sentir que a alguien le importaba por lo menos un poco lo que sentía.

He's in the Rain ~• JicheolWhere stories live. Discover now