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No quería aceptarlo, de ninguna manera quería ser consciente que estaba peor que antes y todo por su estúpido corazón.

Un mes estando solo, un mes yendo a las consultas solo y sin avanzar en nada, MingHao le repetía hasta el cansancio que solo debía arreglar las cosas con el mayor, que su recaída se debía a que se había enamorado de su salvador y la indiferencia que estaba recibiendo le afectaba mucho más dado a su estado de vulnerabilidad mental actual.

Pero se reusaba a creer que sus ganas de vivir se estaban yendo por culpa de un amor, se reusaba a creer que estaba volviendo a depender de alguien para ser feliz, quería estar bien por su cuenta, no quería ser una carga, un parasito que dependía de la felicidad de otra persona, de una persona que no le estaba poniendo atención.

No quería entender que SeungCheol se había convertido en su vida entera.

No se dejaría, no quería vivirlo de nuevo, no quería volver a empezar, ya estaba cansado de todo, de las clases que estaba faltando, del dinero que estaba gastando, de la vida que estaba perdiendo, del dolor que estaba sintiendo dentro de esa casa, dentro de ese mundo.

Volvió a pensar en sus posibilidades, nuevamente lo hacía, nuevamente había tocado fondo en aquel infernal lago y no le importaba en lo más mínimo, sabía que ahora SeungCheol no estaría para pararlo, que ahora descansaría, que por fin vería a su hermano y jugarían juntos para siempre, sin complicados sentimientos, sin complicadas relaciones, ahora si lo lograría. Lo tenía planeado, lo tenía todo fríamente calculado, miró aquella tableta de pastillas, las cuales se las había pedido a la vecina mintiendo sobre un familiar enfermo, era la mejor opción, se las tomaba y se iba adormir, nadie iba a saber que había pasado hasta hacerle la autopsia y no sería tan traumático para aquel quien encontrara su cuerpo.

El cual sabía que, irónicamente, seria SeungCheol.

Sacó una a una las pastillas hasta tener las suficientes en sus manos, tomó el vaso de agua y suspiró escuchando nuevamente aquellos demonios que le pedían hacerlo más rápido, recordándole lo innecesaria que era su presencia en aquel mundo, acercó ese puñado de pastillas a la boca mientras se disculpaba por todos sus errores, mientras pensaba en todas las personas que dejaba atrás, mientras pensaba en qué por fin podía ser feliz.

Mientras pensaba en el error que estaba cometiendo.

Lamentablemente para el pequeño la puerta atrás suyo sonó abriéndose, maldijo toda su suerte e intentó esconder su método de huida sin éxito, las pastillas rodaron por el piso y el vaso cayó mojando la alfombra roja que tenía SeungCheol para decorar el salón, evidenciando su tercer intento de suicidio fallido.

Todos y cada uno interrumpido por la misma persona.

--¿Jihoon...pensé que estaban con Hosh... que estás haciendo? –Preguntó el mayor viendo la cantidad ingente de pastillas en el suelo, levantó su vista al rubio y recién luego de meses se encontró con ese cuerpo esquelético, esas ojeras y esos ojos que pedían irse a toda costa.

--Nada.... – Comentó intentando caminar hasta su cuarto, el mayor rápidamente tomó fuertemente su muñeca atrayéndolo hacía el, lo observo fijo unos segundos dudoso de aquella escena, parecía que había vuelto en el tiempo, que había retrocedido a sus primeros encuentros con Jihoon, SeungCheol no quería creerlo, no podía creer que el menor lo estaba intentando nuevamente.

Pensó que habían superado esa etapa, que estaba bien, que ya por fin el pequeño podría vivir normalmente, agitó con fuerza su unión haciendo que las ultimas pastillas que se habían quedado pegadas a la mano del pequeño cayeran al piso enojándolo pues su corazón entendía que nuevamente estaba a punto de perder al amor de su vida.

He's in the Rain ~• JicheolWhere stories live. Discover now