Capítulo 3: "Fin de fiesta"

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         El fin de fiesta fue sonado. Llamé a la policía y me fui del piso como alma que lleva el diablo. Me metí en casa y puse la radio, de nuevo. Sonaba una canción que mezclaba el R&B con el blues y justo después empezó a hablar una voz masculina sin pelos en la lengua.

Hablaba de la mierda que está haciendo el Gobierno con la vivienda, de cómo el delantero centro del Real Madrid parece un luchador de sumo de lo gordo que está, de cómo la mala leche de un médico de la tele ha causado una moda de bordes y de sexo sin tapujos, diciendo lo putas que le parecían algunas famosas y lo idiotas que le parecían algunos famosos.

Todo decorado con una retórica muy fácil de escuchar, no hay forma de apartar la atención de sus palabras. Me apunto la emisora y la hora a la que estoy escuchando. Volveré a “Pensamientos regalados”, que es el programa que presenta Héctor.

Durante el día veo “el crimen de Chueca”, como lo han bautizado los medios, en todas partes. El nombre es cutre con ganas, pero nunca sobró imaginación, si no es para inventar noticias o decorarlas. La noticia está en la televisión, en Internet, en los periódicos y nadie sabe quién ha sido, pero la noticia es diferente dependiendo del medio que escojas para informarte. No sé quién ha sido, la verdad, pero, a lo mejor, lo de mangar pistas no ha sido la mejor idea. Bueno; a lo hecho, pecho.

Dejo todas las pistas, por llamarlas de alguna manera, sobre la mesa. Oculto mi número de móvil y llamo a los números. El primero no contesta. El segundo si.

-      ¿Si?

-      ¡Hola!

-      ¿Quién habla?

-      Me gustaría saber si tienes un hueco esta tarde –digo, arriesgándome-

-      ¿Completo, striptease…?

-      Completo.

-      ¿Quién te habló de mí?

-      Un amigo.

-      Es que tengo muchos amigos. Si me dices como se refirió a mí, lo mismo caigo en quién es el amigo que te ha recomendado mis servicios.

-      Te llamó “su putita” pero yo no sé tu nombre, disculpa.

-      La gente me suele llamar El Hanan.

-      Eso, El Hanan.

-      Lo que importa es que recuerdes que soy el mejor follador de la ciudad. Te voy a dejar muy satisfecho. Soy bastante cabrón, pero en la cama soy el mejor. Por eso me recomiendan, está claro.

-      Eso está muy bien. ¿A las cuatro en el Ritz?

-      Perfecto, ¿por quién pregunto?

-      Por el señor Fernández. Estaré en la habitación 515.

-      ¿Seguro?

-      Si, en la 515.

-      Me suena raro.

-      ¿Por?

-      Por…bueno, por nada. Nos vemos a las cuatro. Llevaré mis juguetitos... ¡verás como repites!

-      Hasta esta tarde.

Algo apesta en esto. Y que El Hanan esté implicado me gusta menos. Además no sé que pasará con esa habitación quinientos quince del Ritz. Vuelvo a llamar al otro número y de nuevo nadie contesta. Joder con los móviles.

El cazador de ososWhere stories live. Discover now