Aran Kang es un detective novato que busca proteger la ciudad de una secta satánica que los aterroriza: el círculo. Es así como logra salvar a Sara Miller, que se convierte al instante en la única víctima con vida.
Rápido, Aran aprende que el juego...
Carl frunció su ceño y la observó, se la veía claramente disgustada. Jamás se detuvo a pensar en los motivos de Cindy por adentrar a su mejor amiga a este tenebroso juego, había asumido que simplemente la querría junto a ella.
—No sabía que la odiabas —murmuró pensativo.
—No la odio —se quejó, entonces suspiró y trató de explicar sus incomprensibles sentimientos—. Me enamoré de la persona equivocada, en vez de alejarme decidí que era divertido y excitante ser una mala persona.
—Steve Pine —dijo decidido, sin sorprenderse siquiera porque todas estaban enamoradas de él—. ¿Qué es lo que tiene?
Cindy decidió que era mejor no hablar, simplemente suspiró preguntándose qué es lo que no tenía. Estaba perdida, rendida ante él y odiaba sentirse así de vulnerable.
—Cindy —ella miró a Carl que la observaba con una mirada brillosa llena de honestidad—, para mí todo se trataba de ti.
A ella se le estrujó el corazón, recordó su declaración y cómo se habían reído con Sara de él. En su momento le pareció chistoso, ahora se encontraba sintiéndose como una perra sin sentimientos. Quiso disculparse por ello, pero las palabras no salieron. Volvió a mirar al frente ahora algo molesta y Carl no se supo decidir si ella actuaba así por lo que le había dicho o era simplemente el modo en el que Cindy se ocultaba de sus verdaderos sentimientos.
—El círculo fue hacia Sara —le comentó ella—, puede que sea tarde para ayudarla.
—No puedo fallar —le hizo saber, aferró su mano al brazo de Cindy y ella sintió su desesperación—. El mundo de las sombras me consumirá.
—Carl —trató de tranquilizarlo e infundirle confianza—, las sombras no pueden pasar nuestro mundo. Y en caso de que algo así ocurra, lo cual es imposible, lo enfrentaremos juntos. No estás solo.
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Aran Kang dejó la ambulancia con sus heridas a medio sanar, no soportaba estar alejado de la situación que pasaba. Carver lo había obligado a ir a curarse pero sus heridas podían esperar, Sara Miller no. Había verificado que su hermana pequeña se encontrara bien en el departamento de su vecina Marge y le prometió que volvería por ella, que estaría más segura si permanecía allí esta noche.
—No harás caso, ¿verdad? —volvió a quejarse su compañero.
—Encontramos rastro de sangre —comentó Rita al acercarse—, Rob se está encargando de ello. Al parecer alguien o varios cruzaron por el estacionamiento y treparon hasta cruzar al callejón de atrás.
—Fue Sara —comentó confiado Aran—, Steve Pine apareció y la arrastró afuera del edificio. Luego los otros los siguieron.
—Pero dijiste que Pine había frenado todo ¿no es así? —consultó Carver, el joven detective asintió—. Entonces, ¿por qué llevársela?
