Prólogo

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Primera entrega de la Trilogía O'Conner.
Recomendable leer esta antes de leer las otras dos.

Sin Miedo.

Los gritos de parto habían cesado en la sala del hospital, solo estábamos un enano y yo.
¿A quién en su sano juicio se le ocurre dejar un niño de trece con su hermano de cuatro?

Solo a mis padres.

Ya no tendría la responsabilidad de cuidar a un solo niño, ahora serían dos. Y yo estaba alegre con eso, son mis hermanitos después de todo.

Claramente, de fondo escuchaba los constantes gritos de mi mamá, y yo solo podía tapar los oídos de quién era mi acompañante para que no estuviera asustado.

-¿Quieres ir por un jugo?- pregunté a mi hermano menor, el cuál asintió tiernamente, tenía dinero para comprarle algo, notaba su nerviosismo y sed.

Me bajé de la silla y lo llevé conmigo para comprarle un jugo. Fuimos a la máquina expendedora, y ahí pude ver a otro niño de posiblemente mi edad, pateando varias veces la máquina.

-Alguien tiene problemas de ira- comenté con sarcasmo a mi hermano menor, Gian.

Me acerqué hacia el niño, sin dejar de cargar al enano Gian.

-¿Necesitas ayuda?- pregunté al castaño de ojos amarillos.

-No te metas en esto- me contestó en defensiva, se podía decir que estamos de la altura.

Me alejé solo para observar cómo intentaba sacar algo de la máquina, luchó y luchó, y nada.

Suspiró con pesadez, señalandome sin verme. -Ayúdame.

Sonreí. -¡Será un placer!

Dejé a mi hermano en el suelo cerca de nosotros, asegurándome de que no se fuera de ahí.

Me acerqué a la máquina para señalarle cómo debíamos moverla, intentamos de todo, y era claro que nadie se acercaba para apoyar en esto.

-Basura- se quejó el chico -olvídalo.

-Mmh- dudé -¿Qué era lo que querías sacar?

Se cruzó de brazos con una expresión de enojo demasiado tierna. -Jugo de uva.

-Espera aquí- le advertí, tomé al pequeño Gian y corrí con él hacia otra máquina.

De ella saqué dos envases de jugo, uno de uva, y el otro de naranja. Para luego regresar con él niño castaño.

Pensaba que, se veía muy lindo para estar enojado por un jugo.

-Ten- le entregué el de naranja que era más pequeño a Gian.

-Presumido- susurró entre dientes el otro.

-Oh, nada de eso- sonreí y le tendí el jugo de uva -te compré uno.

Automáticamente, su rostro dejó algo de enojo y cambió por confusión. Tomó el envase con las manos temblorosas, pero al final se aferró a él.

-Como sea- finalizó antes de desaparecer por el pasillo.

Lo miré irse decidido, daba cortos pasos pero con gran fuerza, qué tierno es.

El hospital seguía frío, las luces iluminaban todo el lugar, pero había un aura de vacío inmenso que no tenía intenciones de desaparecer, era como si estuvieramos en un congelador apunto de convertirnos en cubitos de hielo.

Sin Miedo (O'Conner #1/Gay)Where stories live. Discover now