Nalut

5 0 0
                                    

Nalut parecía completamente aislada. Las noticias que se oían eran en general chismes o inventos.

Thea tenía una buena capacidad de análisis, por eso en 4 días no llamó al contacto porque no tenía razones para avanzar hacia Zintan, su destino casi final, si no era Gharyan.

Ya se vestía como las mujeres del pueblo y se reunía con las pocas que aceptaban a Amira, dado que sabían perfectamente en lo que “trabajaba” y no estaba bien visto del lado femenino.

Por supuesto que desconfiaban de la amiga extranjera con acento raro y árabe levantino.

A veces no te sale nada del egipcio- dijo Amira riendo.

Me traicionan los genes libaneses-

Amira, tenés visitas-

Quién?-

Marwan- dijo bajando la voz.

Bueno, me voy, chau- se paró rápida y salió.

Es tarde, yo me voy a dormir Jamila-

No querés ver TV? Dijeron que a medianoche habla el Raís-

Falta poco, vamos entonces-

Querés más agua?-

No, gracias, ya está todo perfecto, no te preocupes-

Minetras el Coronel hablaba oyeron aviones sobrevolando la zona.

Thea no dijo nada, pero en pocos minutos apareció Amira con menos ropa.

Qué pasó? Todo bien?-

Sí, pero no oyeron los aviones?-

No es la primera vez, pero aquí no largan bombas- respondió Jamila.

No, no vienen a eso, Marwan se fue porque dice que largan cosas-

Largan cosas?- se interesó Thea.

Panfletos o algo así-

Sería interesante verlos-

Pero no sé si los encuentran, el viento se los lleva- se arregló el cabello.

Yo me voy a dormir, está diciendo lo mismo de siempre, no cambia nada-

Hasta mañana Thea-

Chau-

Chau, hasta mañana-

Jamila se acercó a Amira.

Y?-

La mujer está embarazada de nuevo- le mostró el fajo de billetes.

Cliente para rato!- rió.

Y tendré a otro, Farid, el jefe de todos…-

Decidió  que tenía que hacer alguna inspección sola.

Logró que Amira le consiguiera una camioneta y salió vestida abajo con jeans pero arriba con algo muy étnico.

Había caminos y huellas de modo que se metió por todos lados.

Pero aún en los lugares más alejados no vio nada raro.

Evidentemente Nalut no era el centro de ningún movimiento ni menor ni importante.

Setenta y dos horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora