—Hoy es la fiesta de Oriana, ¿no?

Ya sé a dónde iba.

Di la media vuelta y repetía seguidamente: No, por favor no.

Subió la ceja y sonrió, descubrió un buen castigo.

Oriana es una chica de la escuela y cada mes da la mejor fiesta de la escuela. Su padre es dueño de una compañía de mueble, en pocas palabras, es millonario; por lo tanto Oriana gasta todo el dinero que quiera en esas fiestas.
Y es casi imposible que te invite, pero en esta ocasión me llegó invitación, no sé cómo le hice pero gracias a Thor que pasó.

—Cualquier otro castigo que quieran pero, por favor, no me dejen sin ir a esa fiesta.

Casi me ponía de rodillas para suplicarle pero tampoco me humillaría.

—Papá, por favor, dile que eso no. —parecía estar considerando la idea. —Me portaré bien.

La esposa de mi padre no decía nada, parecía estar decidida, sin embargo, si habló.

—Para que veas que soy buena, puedes ir a la fiesta.

—Sí. —dije emocionada y ya estaba por ir a mi cuarto cuando volvió a hablar.

—Pero, con una condición.

¡Salchichas y bizcochos!

—¿Qué condición? —pregunté con una mueca en mi rostro y teniendo la respuesta.

—No vuelvas a meterte en problemas o para la siguiente te mando a un campamento.

Un campamento no sonaba mal, estar en un lago y compartiendo con otros chicos sería buena idea.

—De señoritas.

Ya no quiero.

—¡No! ¿Cómo pueden mandarme a un campamento de esos? Es una aberración.

—No te vamos a mandar si te comportas.

Volteé a mirar a papá para que objetada, pero no lo hizo. Solo me miró directo a los ojos para después desviarlos.

Sabía que no iba a convencerlos en este momento, ahora sí, me fui a mi cuarto.

👠

—¿Puedo pasar? -papá tocó a mí puerta.

Me senté en la cama e hice un gesto invitándolo a sentarse.

—Te ves hermosa. —estaba arreglándome para la fiesta cuando llegó. —Luces como tu madre.

Hace mucho que no la mencionaba, solo en su cumpleaños que es cuando vamos a visitarla juntos.

—Gracias. —le sonreí y puse mis manos sobre mis rodillas.

—Venía a disculparme por qué te grité hace rato, no debí hacerlo.

—Está bien, no pasa nada.

—No. No está bien, y sí pasa algo.

—Jamás te había hablado de esa forma. Es solo que... esto de estar sin trabajo me tiene muy mal. —sabía que estaba pasando por un mal momento, pero no para que se sintiera de esa forma.- Vivimos bien, hay suficiente dinero en el banco para varias semanas, Luci también tiene suficiente pero en algún momento todo eso se irá.

—Todo estará bien. —lo abracé y puse mi cabeza sobre su hombro, rodeó mi cintura.

Mis ojos contemplaban la alfombra en mi piso, había un gran silencio pero no era incómodo.

No soy Cenicienta pero sí perdí mi zapatillaWhere stories live. Discover now