VI. Alma gemela

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—No quiero irme—Dijo Seok sin titubear y con una mirada determinada.

Eunsang abrió los ojos en sobremanera, no dando fe de lo que estaba escuchando pero casi al instante se relajo y soltó una estrepitosa carcajada.

—Eso no depende de ti en lo absoluto. Eres un alma terrenal sin importancia, no puedes decidir. Este no es tu universo. Las cosas están hechas un caos allá arriba por culpa de Neptuno y necesito devolver todo a la normalidad antes de que algo malo pueda pasar...

—¿Al decir allá arriba te refieres al paraíso?

—¡No, tonto! Me refiero al cosmos.

La cabeza de Wooseok se llenaba cada vez más de dudas y dudas que parecían imposibles de resolver. Pero en medio de su confusión vio una oportunidad de esclarecerlo todo. Rápidamente se le ocurrió un plan asombroso y lo único que esperaba de ello era que el alto pelinegro no pudiera leer mentes.

—De acuerdo, me iré contigo —le dijo— pero antes quiero que me cuentes por qué estoy en este universo ¿Qué salió mal? Obviamente esto fue un accidente porque de lo contrario no estarías aquí para devolverme.

—¿Por qué debería hacerlo? —cuestionó cruzándose de brazos.

—Tengo el ligero presentimiento de que no puedes llevarme a la fuerza, si no ya lo habrías hecho. Estás muy concentrado en hacer que acepte esto.

El gesto de Eunsang se descompuso en preocupación y bufó, confirmando las sospechas de Seok.

—Por favor —insistió al ver que no respondía—. Me han metido en este problema tan raro en contra de mi voluntad, me merezco una explicación ¿no? Además, dijiste que me borrarías la memoria después ¿Entonces cuál es el problema?

El supuesto agente del destino se mordió el labio y luego de mucho pensar accedió. Wooseok sonrió mentalmente, ahora ya tenía conocimiento de varios datos acerca de Eunsang a su favor: era inexperto, ingenuo y no podía leer la mente.

—Okay —suspiró rendido—. Pero luego de esto vienes conmigo sin decir ni una palabra más.

—Lo juro.—Decía Wooseok mientras torcía sus dedos entre sí tras su espalda, nervioso para luego soltar un gran suspiro .

—Todo fue culpa de Neptuno, el protector de Seungyoun —comenzó a explicarle— y antes de que preguntes, no, los protectores no son ángeles guardianes, son eso: regalos divinos que se les da a las almas extremadamente bondadosas. Esas almas hermosas a los que los humanos refieren que merecen todo lo bueno del mundo. No todos tienen un protector, y el trabajo de estos es velar y resguardar a sus almas asignadas a través de los siglos hasta que puedan convertirse en guardianes del destino.

—Está bien —interrumpió aún sin procesar bien toda la información— ¿Y estás diciendo que el protector de Seungyoun me trajo a esta dimensión?

—Así es —asintió.

—¿Por qué habría querido hacer eso?

—Para proteger a Seungyoun. Verás, los protectores no piensan en nada más que el bienestar de sus asignados, por más que quieran no lo logran, están prácticamente enamorados de ellos y si fuera posible darían sus vidas a cambio de mantenerlos a salvo. Es por eso que un alma con un protector nos resulta tan difícil de vigilar, porque los imprudentes protectores tienen poder sobre el universo y el espacio, pero no saben usarlo de forma responsable y terminan ocurriendo cosas como esta. Los agentes del destino siempre estamos arreglando los errores de los protectores. Bueno, yo no, es mi primera tarea, entonces ya me entiendes ¿no?

Love Dimension - [SeungSeok]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt