V. Guardian del destino

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Pálido y tembloroso fue como estuvo Wooseok el resto de la tarde. No se quería quedar solo bajo ningún motivo, por esa razón desistió de descansar un rato antes de su cita con Seungyoun. Tuvo que inventar que no tenía sueño y es así como se quedo al lado del mayor todo el tiempo.

Cuando llegó la hora de alistarse, logro convencerlo de bañarse juntos, haciéndose el berrinchudo. Pero la única verdad era que tenía miedo ¿Qué cara pondría si luego de aplicarse el shampoo, al abrir los ojos, veía al tal Eunsang parado en una esquina del baño, con su mirada nebulosa, diciéndole que no pertenecía ahí? Se sentía aterrado.

Así el castaño se las arreglo para estar pegado a Seungyoun el día entero.

Al comienzo de la tarde llegaron al restaurante que Youn escogió. Más bien era una cafetería bastante bonita y moderna. Tomaron asiento en un sofá colocado al exterior, rodearon una mesa de madera que tenia en medio un florero repleto de jazmines.

El sitio era tan precioso que logró calmar un poco los ofuscados pensamientos de Wooseok y todas las preocupaciones que venía acarreando. Seok suspiro feliz, hacía tanto tiempo que no visitaba un lugar así. Los últimos años de su vida solo habían sido un cumulo de imágenes grises. Entre la oficina, el cielo de Seúl muy temprano por la mañana o muy tarde por la noche y su edificio viejo, entendía a la perfección el por qué no podía notar otro color además de ese.

Un beso rápido lo distrajo de todo aquello.

—¿Te gusta? —preguntó Seungyoun —Desde la primera vez que vi este lugar pensé en ti. Está lleno de luz.

Wooseok asintió con una sonrisa.

—Mucho, me gusta mucho —respondió —¿Cómo lo encontraste?

—¿Ves ese edificio de enfrente? —cuestionó Youn señalando una edificación. Era un pintoresco lugar lleno de balcones. A través de los ventanales se podía ver amas de casa yendo y viniendo de un lugar a otro. —En el último piso vive un músico que hace tiempo encargó flores a domicilio para su novia. Lo sé por la dedicatoria que mandó a poner. Cuando llegué a entregar el pedido llovía a cantaros y el chico tocaba la guitarra a la sombra de su balcón. Mientras esperaba que firmara la confirmación de entrega, la melodía seguía sonando en mi cabeza y vi a través de la ventana esta misma cafetería, esta misma terraza. Era una imagen tan romántica que solo pude pensar en ti y en lo mucho que quería traerte a comer aquí.

Seok sonrió enternecido por su historia. El nunca pensó vivir lo suficiente para que alguien le dijera algo así.

Con delicadeza lo atrajo a él, uniendo sus labios en un beso. El gesto le salió tan natural que por un segundo se sintió en serio enamorado.

Pero no podía haberse enamorado de Seungyoun en tan poco tiempo, el era consciente de ello, la cosa aquí se trataba del engaño que estaba actuando. Youn creía hablar con su novio de hace siete años y el solo fingía que lo era.

Repentinamente un mesero se acercó a pedirles la orden. Años habían pasado desde que Seok salió a un restaurante por última vez, así que dejo a Seungyoun escoger por ambos. Este ordenó cosas con nombres extraños solo por la curiosidad del sabor.

En poco tiempo les llegaron croissants rellenos de distintas mermeladas, pastas de colores extraños y ensaladas raras. También una botella de vino, Youn la había pedido para probar algo nuevo. Al final no les gustó para nada.

Casi al final de su comida, mientras bebían un jugo intentando deshacerse del sabor a vino tinto que habían bebido hasta hace unos minutos atrás, Seungyoun le contaba lo mucho que le había hecho falta en la floristería estos últimos días, cuando de pronto, en una mesa al fondo, un par de ojos brillantes le quitaron la poca tranquilidad que le quedaba. Era Eunsang, y estaba sentado, bebiendo un refresco de cola, mirándolo.

Love Dimension - [SeungSeok]Where stories live. Discover now