I. Mi Dimensión

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Esperaba impaciente a lado de la fotocopiadora a que salieran las cientas de copias que su jefe necesitaba. Eran casi las 10 de la noche pero las benditas copias no se dignaban a salir rápido.

Un gruñido de fastidio salió de su garganta. Se supone que su turno ya había terminado hace una hora pero a su jefe se le había ocurrido la maravillosa idea de dejarle mas trabajo a ultima hora, junto con un especifico mensaje: "No te puedes ir de aquí hasta que termines".

Esto claramente era explotación laboral, pero de cualquier manera no podía decir nada. El viejo era un hombre realmente poderoso, y el un pobre asalariado, no tenía ningún tipo de oportunidad contra él. Y no se arriesgaría a perder su empleo, aunque fuera un empleo de mierda. Necesitaba el dinero más que nada en esta vida.

No tenia de otra ya que, Sungmin, su esposa, gastaba como si fueran personas adineradas, a pesar de que el muchacho había hablado con ella muchas veces. Así que ahora estaba obligado a trabajar como esclavo para que al menos le quedara un poco de dinero destinado a la comida y los servicios básicos del departamento.

Su mente divagaba en sus problemas, cuando de pronto un crujido ruidoso vino de la fotocopiadora, esta se sacudió un poco como una lavadora descompuesta, por fin había terminado de sacar las copias. Ya podría irse a su casa, un alivio lo invadió hasta que oyó el sonido de celular, le había llegado un mensaje nuevo.

"Si llegas a casa y no me encuentras es porque salí al bar con unas amigas. Me olvidé de apagar el televisor, hazlo tú ¿okay?"
-Sungmin.

Suspiro cansado. Ya ni siquiera sentía coraje de que el mismo estuviera atrapado en esta empresa de mierda mientras que su esposa salía a divertirse con su dinero. Es más, le hizo ilusión saber que no la encontraría al llegar a casa.

Su matrimonio era un fiasco. Sus padres lo habían obligado por medio de chantajes a casarse con ella cinco años atrás, cuando descubrieron que era gay.

Sungmin sabía acerca de su sexualidad, pero nunca le importó. Se obsesionó con el cuando se conocieron de casualidad en una fiesta y desde entonces jamás lo dejó tranquilo. Incluso le había arruinado una relación que en ese entonces mantenía con un hombre.

Con el paso de los años ella fue olvidándose de su capricho, pero ya era demasiado tarde, pues ya estaban casados. Ahora, lo único que hacían era ignorarse como si no hubiera un mañana.

El castaño sentía que su vida era un asco, y no tuvo otra alternativa ya que era la última voluntad de su madre antes de que el cáncer terminara con ella. Quería que se casara con una "buena" mujer y tuviera hijos, que formara una familia y viviera una vida "normal".

Se fue tranquila cuando le enseño la acta de matrimonio, también le había prometido tener hijos pero de cualquier manera eso no lo podría cumplir. Sungmin era estéril y el ni siquiera podría pensar en acostarse con una mujer.

A veces se lamentaba haberse arruinado la vida por hacer feliz a su madre, y también se cuestionaba continuamente si aquello valió la pena. Ella ahora estaba descansando en paz, y el, muy por el contrario, tendría que vivir para siempre enfrascado en un horrible ciclo repetitivo que solo le traería miseria.

Rememorar aquello solo hizo que deseara regresar a su departamento. Sería la gloria si se quedaba dormido antes de que Sungmin regresara. 

Con rapidez tomo sus cosas, apago las luces de la oficina y salió del edificio, tomo un taxi ya que era muy tarde y a esa hora ningún autobús estaba en servicio.

En cuanto se subió al asiento trasero un nuevo mensaje le llegó. Lo reviso en medio de un suspiro, realmente estaba harto de todo lo que le rodeaba.

Love Dimension - [SeungSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora