Septiembre2020 microfic

Reacción

Debería haber sabido cuál iba a ser la reacción de Ben ante la noticia de que ya tenían su elixir. Ya lo había hecho antes, había actuado sin pensar en cuanto supo que su madre estaba en peligro. Pero eso no hacía que doliera menos el despertar y darse cuenta de que volvía a estar sola, una pequeña flor amarilla en la mano.

Al entrar en el plano astral, Rose le dio la bienvenida. Debió de sentir su pánico, porque la rodeó con su aura para calmarla, pero al apartarse, vio el hilo rojo que enrollaba su muñeca, bailando mecida por un viento invisible, el otro lado internándose en las brumas astrales.

- Eso es...

- No hay tiempo – contestó Rey, siguiendo ya la unión.

Fue tan fácil encontrarlo en ese mundo. Solo tuvo que desearlo, y su cálida presencia apareció llenándolo todo.

Pero entonces se dio cuenta de que tenía las manos atadas cual prisionero, y de que no estaba solo.

- Entonces, ¿quieres hacer un trato, joven Solo? - dijo una voz siniestra.

Rey sintió como Rose retrocedía a su lado. Ella se mantuvo firme. No iba a dejar solo a Ben, aunque él no supiera que estaba allí. Porque ante ellos estaba el aura más negra que Rey había sentido en su vida. Como un pozo que tragara toda luz a su alrededor. Su Majestad Sheev Palpatine.

- Habéis logrado un elixir, pero imperfecto. La piedra blanca – explicó Ben - Para en seco ciertos procesos corporales lo que da una apariencia de inmortalidad. Pero el cuerpo no sana, ni recupera sus fuerzas. Al final, quedaríais atrapado en un cuerpo roto, hasta quedar consumido por él.

- Mi ejército es invencible – exclamó el rey lleno de furia.

- El simple fuego puede derrotarlo – dijo Ben con calma – Yo lo hice.

El rey lo miró de arriba abajo con una oscura sonrisa en su rostro decrépito.

- Pero tú puedes darme la piedra roja, ¿verdad? ¿A cambio de qué?

- Seréis un rey inmortal. Sin problemas sucesorios. Ya no necesitáis la Orden. Ni la guerra.

- Dame el elixir y ya hablaremos.

Si la conversación siguió, Rey no lo supo, porque de repente Rose tiró de ella, alejándola de la oscuridad que emanaba del rey.

- ¿Qué hace? - preguntó Rose enfadada.

- Intenta ayudar.

- ¿Poniéndose en peligro?

Rey se mordió el labio nerviosa.

- Tienes que informar a Leia – dijo al final - ¿Has oído lo del fuego?

- Si.

- Ben me mostró la receta del fuego griego. Te enseñaré. Tenéis que prepararos.

- ¿Y tú qué vas a hacer? - preguntó Rose preocupada.

Rey bajó la mirada hacia su muñeca. La pulsera de protección de la que salía el cordón que la unía a su gemela resplandecía como un rubí por el poder que emanaba.

- Tengo un plan – dijo con firmeza, volviendo a mirar a su amiga - Dile a Leia que cumpliré mi promesa.