Dudas. -22

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" Nadie se vuelve frio casualmente." 

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Al llegar a aquel lugar notamos que Michelle había optado por algo más casual, era un lugar de comida y espectáculos, lo cual no cuadraba mucho con lo que nosotros pensábamos, pero ya no había nada que pudiéramos hacer.

Entramos al lugar llamando la atención de algunas personas, y con la mirada buscamos a aquel par de personas, cuando Jack tocó mi brazo, miré hacia donde el me indicaba; Ambos estaban sentados en una pequeña mesa en una esquina, conversando amenamente, como si de mejores amigos se tratase.

Fruncí el ceño siguiendo el camino que mi hermano marcaba hacia la mesa, esquivando a determinadas personas, para pasar por la barra y pedirse un trago.

Cuando llegamos sonreí y me senté en el banquillo a un lado de Mason, alejándolo un poco de él.

Tal vez estábamos actuando mal, persiguiéndonos por un detalle minúsculo cuando lo importante es que él estaba aquí.

En realidad Jack y yo éramos sumamente desconfiados, por las cosas que nos han pasado, así que no dudaba que probablemente estábamos exagerando.

-¿Qué es lo que vienes a hacer Mason?- pregunté rompiendo el silencio.

Todos se notaron sorprendidos por mi pregunta, pero aun así él sonrió

-Sigues siendo tan directa eh.- Dijo recibiendo la comida que estaban dejando en la mesa. – Escapo del pasado, como todos aquí alguna vez hicimos.

Fruncí el entrecejo, mientras agarraba un trago y lo bebía.

-Que sucedió contigo.

Jack quería irse lo más pronto posible, algo del lugar no le agradaba en lo absoluto.

-No es necesario que contestes eso.

Me sorprendía la actitud de Michelle, como si no tuviera una mínima duda de la fidelidad de aquel chico, como si no hubieran perdido el contacto nunca.

Ajá, ahí estaba la respuesta.

-Intentaron matarme un sinfín de veces, escapé por todo Europa, hasta que logré contactarme con Michelle.- Dijo amargamente, como si algo le doliera.- la mujer que creí ser el amor de mi vida, era nada más que una espía.

Me dio un vistazo, asegurándose de que yo sepa de quien hablaba.

Suspiré pesadamente, pasando mi mano por mi cabeza

-Lo siento, debo irme, me comunicaré con vosotros en cuanto pueda.

Ninguno entendió el porqué de mi escapada, pero yo ya no quería estar allí, todo se iba a volver demasiado sentimental, y no tengo tiempo para eso.

Cuando estaba cableando un coche de fuera, mi teléfono sonó, indicándome que un mensaje nuevo había llegado, con mi mano libre lo prendí permitiéndome ver cuál era.

-Debemos hablar de lo que pasó, no vas a esconderte para siempre.

El mensaje del rubio me puso notoriamente nerviosa y ansiosa, el sabía lo que había pasado, pero yo no, así que no sabría cómo él se sentía.

Terminé con mi trabajo y encendí el carro, para luego irme del lugar hacia los mecánicos.

Era hora de resolver un negocio.

Miré la hora, faltaba un buen rato para que se vuelva de noche, debía cambiarme para ir en busca de aquel jefe del taller que cree que puede negociar conmigo.

Provocador || Gustabo GarcíaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant