Vals •Winterpanther•

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El vals comenzaba a sonar. Bebía sin mostrar su desinterés en el festejo de un miembro importante de la realeza.

Saludo con cortesía a algunos conocidos al igual que extraños sumamente poderosos.

Por un instante decidió perderse entre la multitud hacia una esquina del salón de baile. Vestidos de gran tamaño, peinados altos, príncipes, reyes, princesas, doncellas, reina, vizconde.

Había de todo en el inmenso lugar. A excepción de algo interesante para él.

Mujeres iban y venían a su alrededor, no quería incomodarlas rechazando sus invitaciones pero tampoco las aceptaba.

Pasando las manecillas del reloj antes de la media noche, el consorte anunció la llegada de un famoso noble que pasó a ser parte de una familia muy conocida.

El hijo perdido del reino "Ciruela" hacía acto de presencia. Lo primero que atrajo su atención hacía al de cabellos azabaches fue sus ojos. Eran intimidantes pero misteriosos.

Quería acercarse, sin importar que estuvieran cientos de personas a su alrededor. El joven bajó las escaleras con total elegancia, su presencia tan dominante era nata.

Dejó su copa de lado. Su hermana le había metido un codazo al verlo tan impresionado ante un príncipe de un reino tan disfuncional.

Parecía que con su llegada todo estaba mejorando.

La gente se habría camino dejando pasar al recién llegado. Lucia perfecto en ese traje blanco con detalles dorados.

Parecía un ángel.

No sabía cómo acercarse, o entablar una conversación. Lo había dejado anonadado.

—Preséntate. —opinó su hermana. —Vamos, no creo que quieras quedarte atrás.

El rey negó. Claro que no lo haría o por lo menos, enfrente de todos. Podría considerarse un acto de superioridad para el recién integrado a la realeza.

Y él odiaba considerarse superior a los demás.

Rey, era la etiqueta que recibía por el historial de su familia en tal puesto. Tras el fallecimiento de su padre, tomó el lugar con total respeto aún así, prefería actuar por lo que él creía mejor.

Pasaron un par de horas y no se había atrevido a compartir palabra con el menor.

Debía hacer algo o perdería su oportunidad.

Salió al balcón del salón, el jardín que había por fuera era precioso. Un laberinto divino con cierta dificultad. Le dio un trago a su tercera copa.

—Es hermoso.

Se sobresaltó al escuchar una voz ajena a la suya. Estaba solo hace algunos segundos.

Ladeó el rostro encontrándose con el príncipe James. Trató de ocultar su sorpresa pero fue imposible para el contrario. James sonrió.

—Lo lamento, ¿lo he asustado?— pregunto acercándose a él con sutileza. — No ha sido intencional.

—Esta bien, me tomaste desprevenido. —dijo dejando su copa en el respaldo del balcón.— Es un placer conocerte, soy T'Challa, del reino de Wakanda.

James abrió la boca, se auto regaño por ser tan impropio con los demás.

—Mil disculpas, su majestad. —hizo una reverencia y colocó una mano a la altura de su corazón mientras agachaba el rostro. —De saber que se trataba de usted, me hubiera dirigido con más respeto.— alzó el rostro mirando fijamente al mayor. —Soy el príncipe James Barnes del reino "Ciruela". Es todo un honor poder estar aquí con usted.

El Rey de Wakanda no soportó una risa, contagió a su acompañante sin más. Ambos se avergonzaron por la falta de elegancia en sus risas.

—Si te vuelves a disculpar, jamás haré tratos con tu reino. —sentenció interrumpiendo lo que estaba por decir el menor. — No es tan literal, me encantaría que nuestros reinos sean amigos.

James asintió complacido. Querría algo más que una simple amistad.

El famoso vals de Viena daba inicio.

El instrumental era un dulce para los oídos, sumamente emotivo.

—¿Me concede esta pieza? —pidió el rey extendiendo su mano.

—Encantado.

Al sostener la mano del contrario, sonrió aún más. Todos se giraron para observarlos.

El rey de Wakanda ha sido conocido por su poca "moralidad". Cosa errónea, él siempre ha sido liberal en sus decisiones, buscando hacer lo que crea más prudente.

Sin importar que lo consideran anormal.

Al llegar casi al centro de la pista, tomó con la izquierda la cintura ajena y con la diestra sostuvo la mano contraria del menor. Sus rostros se alzaron y fue ahí donde sus ojos se enamoraron.

El compás era sencillo, sus pies se movían con sincronía natural, nada preparado. Se movían por toda la pista, tal cual marcaba la danza.

—Dime que aún sigo cuerdo y esa copa de allá fuera no me está haciendo soñar. —bromeó el rey mientras le daba una vuelta a James. —Si es así, seguiré bebiendo de ese vino.

—Qué cosas dice, rey. No necesita de una copa para verme.

T'Challa estuvo totalmente de acuerdo con cada palabra que salía de los labios del príncipe. A lo lejos su hermana estaba divertida, su hermano era tan extraño para conquistar pero tenía resultados.

Sus cuerpos siguieron danzando hasta que los músicos pararon. El amanecer estaba por llegar y algunos de ellos tenían que regresar a sus reinos.

James y T'Challa parecía no importarles. El juego para ellos recién comenzaba, antes de separarse, entraron al laberinto del jardín. T'Challa perseguía a James. Eran cómo dos pequeños disfrutando de la vida.

Antes de llegar al final del laberinto, James se detuvo, recargando su espalda en los muros hechos de arbustos.

El rey se acercó, era totalmente una invitación. Le acarició el rostro con delicadeza, comparando su piel a lo más valioso que pudiera existir en el mundo. Sus labios se rozaron, pidiendo permiso a una aceptación más que concisa.

James le atrajo con seguridad rodeando ligeramente su cuello con ambos brazos. El agarre en su cintura era lo suficiente para jadear.

Eso iba más allá de lo establecido por la realeza.

Se separaron, salieron de aquel lugar sosteniendo sus manos. T'Challa llevó a James hasta su carruaje con una promesa.

—Iré por ti, tres noches pasarán, la luna estará en su mayor esplendor y a la mañana, estaré tras las puertas de tu castillo para dar inicio a mi cortejo.

James suspiró y tal cómo dijo, llegó al amanecer del cuarto día. Llegó con dos de sus guardias, lo esencial de un viaje y un anillo de promesa.

Ese rey logró conquistar su corazón.







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Mañana es el ultimo capitulo, chiwiiiiis. Perdonen cualquier error. Espero y este les guste. 

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