Capítulo dos

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Sky

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Sky.

La luz cegadora e incandescente me dio de lleno en el rostro apenas abrí los ojos.

El aire gélido en el que esta sumida la habitación en la que me encuentro provocó que comenzará a tiritar.

Sentía una molestia bastante incómoda en conjunto de un ardor apabullante en mi entrepierna, mis extremidades se sentían pesadas y languidas y, mi cabeza dolía.

-¿Como te sientes?- Toda mi atención se fijó en el dueño de aquella voz. Bruno me observaba con semblante cansado. 

Desvíe la mirada, evitando que sus ojos se encontrarán con los míos.

Extrañamente, volvía a sentirme como aquellos días hace nueve meses atrás.

Volvía a sentirme desolada y destruida.

Sin poder evitarlo mi vista se fijó en mi abdomen casi plano. Siendo consciente de que, ya no sentiría esas molestosas patadas ni tampoco tendría que lidiar con la culpa que me provocaba tener al hijo dé aquel demonio creciendo en mi interior.

-¿Ya pensaste en un nombre para el niño?- Volvió a hablar el rubio, causando que mi garganta se secara aún más.

¿Acaso se ha vuelto loco? ¿Ha terminado de perder la poca cordura que conserva?

¿O es que yo me he vuelto insensible e inhumana? Tal como el y Liah no pararon de repetirme en los últimos meses.

La sola idea de tener a aquel recién nacido de ojos verdosos a mi alrededor me resultaba descabellada e imposible.

No podía si quiera pensar en estar en la misma habitación que el.

Si, aceptó que lo lleve nueve meses en la panza. Lo sentí moverse, vi como mi cuerpo cambiaba debido al embarazo pero, esos meses fueron los más dolorosos para mi.

Me sentía sucia. Sentía que estaba traicionando la memoria de mis padres por parlirle un hijo al ser que causó su muerte, o al menos, contribuyó en ella.

La única razón por la cual no interrumpi mi embarazo fue por el rubio que me mira con lástima en estos momentos.

El, y su ahora novia, Liah. Habían echo hasta lo imposible por obligarme a retener a esa criatura en mi cuerpo.

A pesar de que el tiempo había transcurrido, el dolor en mi pecho seguía igual de intacto que el primer día. Ninguna de mis heridas había sanado ni mucho menos cicatrizado.

El vacío que la muerte de mis padres dejo en mi cuerpo se hacía sentir, todas y cada una de las noches, recordandome lo ingenua que fui.

Todas las noches veía sus ojos... escuchaba su voz en mi cabeza, a la vez que las imágenes tortuosas de mis padres se hacían presente.

Y, el resultado siempre era el mismo.

El cual me implicaba a mi, llorando a cántaros a medida que luchaba de manera infructuosa para hacer callar las voces que no hacían más que atormentarme.

-No puedo creer en lo que te has convertido- La voz de mi primo rompió dé golpe mis cavilaciones, trayendome devuelta a la realidad que tanto odio.

El ojiverde me encaraba. Esta sentado en una silla junto a mi cama, luce encorbado, cansado y triste de sobremanera. Pero, la forma en la que me mira, no hace más que incrementar el dolor que consume mi alma.

Esta decepcionado.

Guarde silencio, mientras sostenía su mirada lo mejor que podía, luchando con todo mi ser para no desmoronarme en pedazos que luego sabía que no podría recoger.

-El tío Ty no nos crió así, Sky. Ni siquiera la pomposa de la tia Andrea-La sola mención de mis padres causó que algo dentro de mi hiciera implosión y se accionara, sentí como las lágrimas se agolpaban en mis ojos, a medida que mi corazón latía desbocado.

-No tienes derecho a juzgarme así- Brame, con la voz entrecortada y ronca en exceso- No fuiste tú, el que perdió a sus padres; no fue a tí, a el que usaron dé manera desalmada. Tú no te quedaste sólo por culpa de unos delincuentes sin escrúpulos- Las palabras fueron escupidas por mi boca sin que pudiera siquiera procesarlas y, en el momento justo en el que vi el rostro de Bruno descomponerse, me arrepentí.

El sonrió. Pero la sonrisa no llegó a sus ojos. En realidad, fue más como una mueca de desagrado que una sonrisa.

- Te equivocas, Sky. -Hablo, de manera dura y fría. Causando que mis vellos se erizaran ya que, nunca antes había empleado un tono así de hosco para dirigirse a mi-Yo también perdí a mis padres- Sentenció- Porqué eso eran Tyler y Andrea para mi; no eres la única que sufre, Sky. Deberías ver más allá de tu propio dolor.

Y sin más, salió de la habitación. Dejándome sola con los demonios que  rondaban mi alrededor, buscando el momento preciso para atormentarme.

《》

-No es recomendable que el recién nacido tomé formula, es de suma importancia que la madre lo amamante.

Ignore a la mujer que no paraba de hablar y hablar. A medida que miraba de manera furtiva como Liah le daba de comer a la criatura de ojos verdosos.

Anteriormente, la misma enfermera que vi horas atrás, en compañía de la mujer que se hace llamar "Pediatra" habían traído al niño para que yo lo alimentará.

Pero, en el momento preciso en el que intentaron colocarlo en mis brazos, alcé la voz, dejandoles absolutamente en claro que no quería tomar al bebé.

Desde entonces, todos los presentes en la habitación no han dejado de lanzarme miradas de desaprobación.

Y, con todos los presentes me refiero al grupo de doctores, a mi rubio primo y a su novia, la cual ni siquiera se ha molestado en dirigirme la palabra.

Lo único que ha hecho desde que se adentró en estas cuatro paredes a sido tener al niño en brazos. A medida que le cambiaba el pañal y le daba de comer.

A pesar del tenso ambiente, agradezco de sobremanera que ninguno haya vuelto intentar acercarme al niño.

En este instante, un remolino de sentimientos y emociones contradictorias acampá en mi interior, colisionando entre si con brutalidad.

No tenía muy claro como transcurririan las cosas de aquí en adelante.

De lo único que era consciente era de que, las cosas no serían nada fáciles.

Consumido en sus llamasWhere stories live. Discover now