Capítulo once

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Sky

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Sky.

Esas dos gemas verdosas me observaron con cierto asombro, sin embargo no me imute.

Por una fracción de segundo me permití perderme en sus ojos. En ese par de rocas gélidas e inescrutables, se veían inmaculadas con las distintas tonalidades verdosas que los cubrían.

Abrí mi boca para hablar pero la cerré de golpe, estaba temblando. De pronto la habitación en la que me encontraba se sentía asfixiante, pequeña y ostigante. Mis manos temblaban, mis piernas flaquearon y retrocedí para tomar asiento. Sin embargo, nadie hablo, ninguno pronuncio la más mínima entonación.

Los recuerdos llegaron a mi de golpe, uno a uno. De manera lenta, tortuosa. Mi cabeza rememoro cada momento, cada sonrisa, cada beso. Pero también cada lágrima, cada noche  sin dormir.

Un infinito odio se abrió paso de manera voraz dentro de mi pecho, arrasando todo a su paso y hundiéndome en un agujero negro, viscoso,  y sin retorno alguno.

Me coloque sobre mis pies como pude, tratando de no desmoronarme ahí mismo, necesitaba correr lejos, la Sky asustadisa y temerosa estába arrasando, loca por salír, por gritar y exigir explicaciones, por golpearlo hasta cansarme, pero a la misma vez fundirme en sus brazos y rogarle que me dijese que todo fue falso.

Sin embargo, no me permití actuar de ninguna manera que demostrará como me estaba sintiendo.

No pude evitar observarlo casi por incercia, vestía una camisa blanca y pantalón negro de vestir, sus tatuajes estaban cubiertos casi por completos, los piercings ya no estaban en su antiguo lugar y su cabello estaba más corto de lo que recordaba, eso sin mencionar que a leguas se veía mucho más delgado

Sacudí mi cabeza y me obligue a espabilar, encare a Xander, el cual no se veía sorprendido en lo absoluto. Enarque una ceja, en una clara promesa de que exigiría una explicación.

-Volvere mañana por una respuesta, y espero pienses bien las cosas- mi voz se entonó ronca, casi inhumana.

Xander abrió la boca para responder pero alce mi dedo índice interrumpiendo su diatriba.

-Espero recuerdes que estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias, y no me importa arrasar con todo a mi paso- lancé el sobre sobre el escritorio y me di media vuelta, dispuesta a marcharme, ya que me sentía como si  en cualquier  momento fuese a desfallecer y volverme gelatina sobre el suelo.

Sus ojos no me abandonaron ni un segundo, me permití encararlo. Mirar al hombre que por mucho tiempo ame, al cuál creí era mi ángel, y al final termino siendo el mismísimo demonio.

- Sabrás de mi Hades Smith- Me miro perplejo, como si durará que me estuviese dirigiendo a el, como si esperará encontrar a la misma niña asustadisa que dejó en el pasado.

Sin postergar más las cosas pase de largo, sintiendo que mi cuerpo ardía. Mi garganta se iba cerrando de a poco, mi vista se nubló, y de repente no podía coordinar mis pensamientos, me sentía en las nubes.

Me abrí paso hacia la salida de la comisaría ignorando a las personas que me hablaban y trataban de acercarse a mi.

Quería sumergirme durante horas en la bañera, obligar a mi cuerpo a no sentirse de esta forma, obligar a mis ojos a no hacer brotar ni una sola lágrima por ese idiota, pero sobre todas las cosas encadenar a mi corazón, que latía desesperado dentro mi pecho, tamborileando sin césar como si quisiera escaparse.

Camine por horas... Perdí la noción del tiempo.

De un momento a otro me encontraba frente a un lago. Aquel lago donde me llevo Hades Smith por primera vez, aquel maldito lago donde comenzó mi condena  sin saberlo.

Solté mi cartera y empecé a arrancarme la ropa con desespero, sentía mi cuerpo arder.  Estaba llorando, pero ni siquiera podía controlar las lágrimas traicioneras que abandonaban mis ojos.

Mi garganta ardía, queria gritar, y así lo hice .

-¡ MALDITO HADES SMITH! ¡MALDITO Y MIL VECES MALDITO!- grité sin medida, a su vez que corría desesperadamente hacia el lago y me adentraba en el.

El agua helada me recibió como un bálsamo a mi cuerpo entumecido pero aún así, no me detuve, seguí adentrándome hasta que mis pies no tocaron el fondo.

Quiero rendirme.

No puedo seguir.

Todas las sensaciones dentro de mi pecho son tan apabullantes y demoledoras.

Asfixiantes.

Incluso más que el agua que ha comenzado a adentrarse por mi boca y fosas nasales.

Aún así no hice nada por salir a la superficie.

Permanecí ahí, hundiéndome, dejando que el agua hiciera estragos en mis pulmones, que quemará mi garganta, y presionará mi cabeza.

Todo se volvió negro.

Y solo entonces sentí calma, solo entonces las voces se callaron y todo se apagó.

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AAA AAA QUÉ EMOCIÓN ME DA ESCRIBIR ESTA HISTORIA.

Por otro lado perdón, se que llevo mucho sin actualizar pero volví para quedarme y sobre todo para darle un final a la historia de Hades y Sky. Ahora, no les prometo que sea uno feliz.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2023 ⏰

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Consumido en sus llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora