Conquista imposible [TodoBaku] [ShinKami]

¡Y no hay devoluciones!

Katsuki dormía cómodamente en el sillón de su departamento, ajeno a la precencia de Shoto y su sonrisa al verlo de tal forma.

Ya llevaban cinco años de relación. Y estaban cada día más enamorado el uno del otro.

Por esa razón el menor tenía una cajita con algo especial para el mayor pero aún quería esperar un poco más antes de dárselo. Unos días, al menos.

Quería conseguir primero la bendición de sus suegros.

Así que de momento dejaría a Bakugou dormir en el sillón. Ordenaria la cena, —ya que él tenía estrictamente prohibido entrar a la cocina— limpiaría el lugar y lo despertaría cuando llegará la cena.

Todoroki sonrió ante sus simples planes y antes de pararse a ejecutarlo, dejo un beso en la frente del cenizo.

—Estoy en casa —susurro su saludo habitual.

Desde que vivían juntos —dos años— los hábitos de los saludos y las despedidas se volvieron algo muy habitual entre ellos. Al inicio el más avergonzado era el cenizo pero después salió naturalmente.

Cómo en aquel momento en que los ojos rojos se abrieron lentamente y el más alto temió haber despertado a su pareja, aunque no era así.

—Bienvenido...Shoto —murmuro el cenizo somnoliento y sus ojos volvieron a cerrarse, dejando a un más feliz de ser posible bicolor yendo a hacer sus deberes.

—Entonces tú...—inicio Masaru.

— ¿Quieres...? —siguió Mitsuki.

— ¿Casarte con Katsuki-kun? —finalizo Inko.

Shoto asintió sin la menor vergüenza y mientras daba un sorbo a su té verde. Estaba en la casa de sus suegros, Masaru Bakugou y Mitsuki Bakugou para pedir su ansiada bendición. Lo que no se había esperado fue que en la casa estuviera también Inko Midoriya, la madre de su mejor amigo Izuku y algo así como una tía para el de ojos rojos. No le importaba que supiera de sus planes pero le preocupaba que se lo dijera al de pecas.

Era bien sabido que Izuku no podía con los secretos. El embarazo de Ochako lo anunció por toda la universidad apenas se enteró de ello.

—Sí, quiero casarme con su hijo —dejo la taza de té a un lado e hizo una leve inclinación de cabeza hacia ellos — ¿Podrían, por favor, darme su bendición para que esté con él?

Mitsuki e Inko dieron un grito de emoción mientras que Masaru perplejo tuvo que quitarse sus anteojos para limpiar las lágrimas que querían escapar por sus ojos debido a la emoción.

— ¡Por supuesto que sí! —respondió la rubia tomándole de los hombros y dándole un fuerte abrazo — ¡Pero te lo advirtió Shoto-kun! ¡No hay devoluciones!

—No se preocupe —
correspondió el abrazo con un poco de torpeza —No lo devolveré jamás.

—Por favor, cuida de nuestro hijo —se único al abrazo el castaño cuando se recompuso —Hazlo muy feliz.