Capítulo 26

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— ¿Hablas en serio, Kaminari?

Bakugou no puede creerlo. Es insólito. Pasaba los límites de la estupidez de ese rubio de ojos dorados.

¿Es que acaso en un descuido suyo se volvió un completo masoquista?

—Sero...dijo que le gustaba desde el primer año. Tres años —murmura el rubio mientras le esquiva la mirada —No me parece una mala idea salir con él.

—Eso es porque no es una mala idea, idiota. Es una idea de mierda —gruñe el de ojos rojos — ¡No deberías salir con el cara plana para olvidar a Kirishima!

— ¡N-No lo hago por eso! —chilla el rubio — ¡No lo hago!

— ¡Mentiroso!

— ¡No es mentira!

Siguieron gritandose el uno al otro mutuamente durante toda la santa noche. Los padres de el cenizo tuvieron que dormir con algodones en sus oídos porque ninguno tenía ganas de ir hasta la habitación de su único hijo y gritarle que se callaran cuando recibieron a uno de sus amigos con lágrimas en los ojos que pedía hablar con él.

Los gritos de los adolescentes, de enojo, de rabia, de triste y engaño pararon a eso de las tres de la mañana cuando el rubio rompió en llanto y el cenizo no tuvo de otra que consolarlo.

Katsuki hasta el final mantuvo su palabra de que aquello solo le traería más sufrimiento.

Denki aún sabiendo eso, lo hizo.

En primavera de su tercer año, a un mes de la graduación, empezó a salir con Sero Hanta.

~~~

¿Ya se fue tu amigo, Katsuki?

El cenizo ni le respondió a su madre, solo se sentó enojado en su lugar en la mesa y esa fue su respuesta.

Mitsuki suspiro mientras le pasaba una taza de café y una tostada.

—Pudo haberse quedado a desayunar —comenta la rubia.

—Que se joda, idiota teñido —dice el menor mientras se llevaba la tostada a la boca —Kaminari es un idiota. No tenía dudas pero tampoco quería una confirmación.

Mitsuki golpea la cabeza de su hijo con la sartén, haciendo que grité y vuelva a insultar, claro que no a ella, Katsuki valora su vida.

— ¡¿Por que me golpeas bruja?!

—No hables mal de tus amigos, mocoso —le da otro golpe —Mejor agradece que los tienes con ese carácter de mierda.

El de ojos rojos bufa pero no dice nada más, Masaru bajaba por las escaleras para desayunar como era costumbre y Mitsuki se sienta en la mesa también.

Un almuerzo en silencio no es normal en la casa de los Bakugou. Es motivo de rezo.

Masaru mueve la cabeza hacia el menor que está tan silencioso y Mitsuki niega con la cabeza, en señal que no sabía que le pasaba y que era su turno de intentar sacarle el problema que tenía. El castaño entiende el mensaje, da un sorbo de su café y mira disimuladamente a Katsuki quien mordía sin ganas una tostada.

—Hijo —le llama, obteniendo en respuesta un gruñido — ¿Estás bien?

La pregunta abarca muchas cosas. Demasiadas. Desde su primer año en preparatoria hasta la actualidad y francamente no sabe cómo expresar todas las cosas que pasaron en su interior.

Conquista imposible [TodoBaku] [ShinKami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora