°Nuevo Comienzo° /Yaoi Omegaverse/ CANCELADA

Cap 71. Tranquilo

// La información médica de éste capítulo no es real, las concecuencias y secuelas del coma son mucho peores, pero lo pongo así para que sea como en las películas. //

-Narra Daniel-

Desde el primer momento en que Jack había quedado en coma, siempre lo veía por horas, esperando a que hiciera el más mínimo gesto, un suspiro, una mueca, un temblor, lo que sea. Sin embargo, a lo largo de estos últimos cuatro meses, no había movido ni un músculo y sus respiraciones siempre fueron regulares, como si el tiempo no avanzara para él, dejándolo en un estado de inconciencia constante.

Y a pesar de que él siempre estuvo vivo y frente a mí, nunca sentí que estuviera ahí en realidad, como si su cuerpo estuviera, pero no su ser. Como un cascarón vacío que solo se empeñaba en respirar.

Su presencia nunca estuvo presente, por lo menos para mí, como si no fuera él quien estaba en la camilla. ¿Se imaginan sentarse dos días a la semana, por cuatro meses, a ver el cuerpo y mente vacía de quién solía ser la persona que amabas?

En esos cuatro meses no perdí la esperanza de que él iba a despertar. De que envejeceríamos juntos.

Y después de todo ese tiempo de espera, cuando te dicen que despertó, simplemente no lo crees. Apenas al imaginarlo sentado, parpadeando, moviendo su cuerpo, tu cuerpo se llena de una increíble sensación de euforia y tristeza combinada, que es demasiada para contenerla.

Cuando tus brazos y piernas no paran de temblar cual gelatina, las lágrimas parecen que nunca acabarán, el preciso momento en el que tus pensamientos se centran en una sola persona. Bueno, en ese estado estoy yo ahora.

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Elisa estaba sentada a mi lado, tomando mi mano con algo de fuerza, ella también estaba muy feliz, impaciente, al igual que yo. Los médicos nos dijeron que esperaramos para verlo, ya que lo estaban revisando, pero según oímos que dijeron, se recuperaría con el tiempo.

Eso me aliviaba mucho. En los últimos meses, estuve investigando qué podría pasar cuando despertara, pero como tal vez ya adivinaron, lo que descubrí no fue nada bueno, eso me angustió mucho más.

Mi zapato no paraba de golpear una y otra vez el piso, estaba tan nervioso por lo que pasaría. Apreté un poco más la mano de Elisa. Ella lo notó y se apresuró a abrazarme, ella estaba al tanto de lo que podia pasar después del coma. -Tranquilo, tranquilo, seguro que todo irá bien-.

Eso no era precisamente lo que me tenía inquieto, y aunque eso me preocupe, no era la razón. Me sentía muy raro sin tener nada que hacer mas que esperar, sabiendo que mi pareja esta despierta al otro lado de esa puerta.

Quería entrar y abrazarlo hasta que anocheciera, y luego dormir a su lado, sintiendo el calor que me había faltado los últimos meses al dormir, en aquella solitaria y gran cama.

Pero sabía, en el fondo, que la espera valdría la pena, porque a fin de cuentas, el milagro finalmente sucedió, despertó. Al ese pensamiento pasar por mi cabeza mi zapato dejo de golpear nerviosamente el suelo y suspiré. Pase lo que pase, todo estará bien, incluso aunque no lo esté.

Un pequeño llanto me hizo salir de mi cabeza, Matt tenía un pequeño puchero y sus ojos estaban un poco llorosos, estaba confundido y agobiado por la actitud de todos, por otro lado, Maddie estaba aburrida pero no parecia agobiada. Sorprendiéndome levemente por ello cargué con cuidado al pequeño, sonriendo un poco enternecido por sus ojitos cristalizados y su nariz rosada, le abracé con dulzura colocando su cabeza en mi pecho, para que pudiera escuchar mis latidos y se calmara, mientras acariciaba su creciente cabellera.

Su llanto disminuyó, pero aún asi pude sentir unas pequeñas lágrimas caer en mi hombro, seguí acariciando su cabeza y espalda, fuera malo o bueno, cada reacción que ellos han tenido y tendrán, me conmueven hasta lo más profundo, al ser pequeños, no pueden ocultar sus sentimientos, asi que son de lo más francos.

-Shh, tranquilo. Todo está bien, pequeño, vas a conocer a tu papá por fin~.-. Dije con una gran sonrisa, mientras seguía mimando al pequeño, besando su mejilla. En efecto, no podia esperar a que lo conocieran.