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Perfección.

Algo que muchos quieren alcanzar y la mayoría de las veces la tienen como meta, cosa bastante idealizada la mayoría de las veces, y que suena como un sueño para la mayoría.

Esa era la palabra ideal para describir a Alice Fletcher.

Una chica de castaños y lisos cabellos, alguien con las mejores notas de todo su curso.

Era una chica sencilla, no tenía mucho que destacar, lo más lindo de ella podrían ser sus ojos verdes, y apenas resaltaban a su opinión.

Tenía su camino planeado, ningún tipo de esquinas, solo una línea recta que la llevaría al triunfo si se seguía esforzando como lo hacía.

Siempre tenía una lista para todo, jamás llegaba tarde a algún lado, ya sea a una reunión sencilla o a sus reuniones del consejo estudiantil, era la jefa, así que tenía que dar el ejemplo.

No era muy fan de las fiestas, pero en todo caso de que hubiera alguna, nunca se desmayaba, a deferencia de sus compañeros que terminaban echados en el piso luego se un trago, ella sabía controlar sus impulsos por lo que nunca terminaba de esa forma.

Solía bailar algunas canciones de Paul McCartney, no eran sus favoritas pero eran entretenidas para bailar.

Puede que la hayas visto llorando a mares hace unos segundos, pero sin importar la situación, ella siempre respondería que está bien cuando le preguntes cómo se encuentra, casi de forma automática y forzando una sonrisa en el intento.

Sus padres comenzaron a tener problemas cuando tenía apenas dos años, y por consecuencia, la malcriaron muy seguido para que se olvidará de todos tus desastres familiares.

Aunque ni siquiera todos los regalos que recibía fueron suficientes para que dejara de preguntarse en las noches qué hizo mal y si era su culpa que sus padres pelearan tanto.

También se preguntaba cómo fue que llegó tan lejos, ella de pequeña no se esforzaba mucho con sus cuestiones escolares, y de un momento a otro parecía ser la chica más lista de todo el lugar, aunque esa no era una de sus principales dudas.

Lo que más rondaba en su mente cuando la oscuridad nocturna aruyaba la ciudad era el porque la chica que pasaba cada día al lado de su casillero tenía que ser tan, hermosa.

Deb Dobson era la típica chica problemática de la escuela, se comentaba que fumaba marihuana y que más de una vez le dejó un ojo morado a los de primer año, aunque ella no creía en esos rumores.

Deb tenía un cabello castaño claro y corto, con un gorro anaranjado encima de este, solía llevar camisa a cuadros y unos jeans rotos, acompañados por sus bellos ojos azules que eran igual de hermosos que un lado en un atardecer.

Esa chica era hermosa en todos los sentidos para Alice.

Cada que pasaba al lado de ella sentía que su corazón revoloteaba, sus mejillas se acaloraban y en su garganta se formaba un nudo que la hacia incapaz de hablar cerca de ella.

Se decía a si misma que solo era admiración, o tal vez, la actitud segura que demostraba la de pelo corto la dejaba algo indefensa y prefería no quedar en ridículo.

Cualquier excusa era válida para alejar los pensamientos que su cabeza tanto le gritaban.

No, no podía ser lo que creía, ella era 'La chica perfección', no podía tener un comportamiento tan absurdo con una persona de su mismo sexo.

𝑳𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝑴𝒊𝒔𝒔 𝒫ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉Where stories live. Discover now