CAPÍTULO 1: TODO COMIENZA EN JAMAICA

3.4K 233 125
                                    

Tengo calor, pero ni las gotas de sudor, que rizan el pelo de mi nuca, ni esa vocecilla, que insiste en molestarme, conseguirán despertarme.

Prefiero seguir sumida en el mundo de la inconsciencia, donde todo está en orden, donde todo está tranquilo y tengo pensado quedarme aquí, por lo menos, un ratito más.

Pero no, no se puede. Ahí está, otra vez, esa voz estridente que no deja de llamarme:

—¡Melissa! ¡Melissa! Despierta. Estamos llegando —protesta Clara—. Es increíble que hayas dormido durante todo el vuelo.

—¡Ay, nena! —me quejo yo a su vez—. No sé si es por el embarazo o por la boda, pero estás un poco desquiciada. ¡Relájate!

Doy la espalda a mis amigas haciéndome un ovillo en el asiento. Necesito secuestrar unos segundos más de tiempo antes de regresar a la realidad.

Sigo aletargada. Supongo que es normal si duermes las diez horas que dura el vuelo Madrid-Montego Bay. Pero tenía demasiado sueño retrasado, y mi cuerpo y mi mente se relajaron en cuanto puse en un pie en este avión.

Estar durante veinte días en Jamaica, lejos de la vida real y de sus problemas, quita el estrés a cualquiera.

—¡Ves! —Me estiro activando mis músculos—, ya estoy con las pilas cargadas y lista para cumplir con mis obligaciones de dama de honor. ¡Vamos a disfrutar como locas de estos últimos días juntas! —Guiño un ojo a Clara que no deja de acariciarse su inexistente barriga.

—A ver si es verdad, guapa —interviene María—, porque después de tantos años con "el marmota" creía que no tenías solución. Pensé que acabarías siendo una aburrida como tu ex.

Un gesto de asco se dibuja en mis labios al recordar a Carlos. No quiero pensar en él. Solo quiero pasar página y borrarlo de mi vida. Aunque después de como terminó nuestra relación, es más fácil decirlo que hacerlo.

—María, por favor, me prometiste que no hablarías mal de él —se lamenta Clara—. Es el mejor amigo de Rodrigo y el padrino de nuestra boda.

Las palabras de Clara me molestan. Carlos nunca fue el mejor amigo de Rodrigo. Solo es un mal sustituto de mi hermano. Un usurpador, eso es lo que es.

—Te prometí que no hablaría mal de él delante de Rodrigo —puntualiza María—. Además, ¿no decía ese imbécil que no iba a venir a la boda?

—Eso dijo. Pero Rodrigo tiene la esperanza que, en el último segundo, cambie de opinión —Clara baja la mirada a sus dedos que se retuercen nerviosamente—. ¿Quizás si tú hablaras con él? —Sus ojos suplicantes se clavan en mí.

—¡No, eso sí que no! —Niego con la cabeza para dar más énfasis a mis palabras. Me obligo a tragar la bilis que me quema la garganta. La sola idea de tenerlo delante, me paraliza entera—. No me importa que venga —miento—, pero no quiero hablar con él. No tengo nada que hablar con él —sentencio intentando controlar el temblor de mi voz.

—No lo entiendo —La frustración de Clara va aumentando al escuchar una negativa. Algo raro en su vida, y con lo que no está acostumbrada a lidiar.

—Sorpréndeme, ¿qué no entiendes? —Mi tono de voz tendría que ser una señal suficiente para que parase.

Es una mujer adulta y sabe que conmigo sus manipulaciones no funcionan, pero no la ha captado.

Miro de reojo a María, intentando que no se me meta en nuestra discusión. Se muere de ganas por salir en mi defensa, pero no quiero que salga salpicada y, más, sin saber la verdad de todo lo que pasó.

—¿Cómo puedes ser tan fría? ¿Cómo puedes romper todo contacto con una persona con la que has compartido tu vida durante años? ¿Tanto te costaría hacer ese favor a Rodrigo? Después de todo lo que él ha hecho por ti. Sobre todo después de... —se calla sin poder terminar la frase. Es consciente de que se ha pasado de la raya.

Pequeña, mírame  #1 CAPÍTULOS DE MUESTRAWhere stories live. Discover now