Mérida es una joven de 19 años de edad, aspirante a escritora. Ella obtiene un oportunidad para comenzar con su carrera soñada, escribiendo un libro de ficción sombre... Piratas.
Mérida en su busca de inspiración para dicho libro, tiene un sueño en...
Simplemente deje todo atrás, ya no quería hacer nada. Todo lo que me pasaba era inexplicable.
Si Jack, la tripulación y todo era solo un sueño, entonces ¿Por qué me sentía tan devastada?
Nunca había querido, anhelado, estar con alguien como ahora. Quería, quería estar con Jack, saber que él estaba bien.
Suena ridículo siendo solo un sueño, pero era lo que quería. ¿Cómo era posible que me haya enamorado de un simple sueño? Eso es imposible, ¿No?
Me sentía tan mal que no paraba de llorar, día y noche. Aquella meta de crear una historia se había ido al caño.
Simplemente no tenía ideas para crear una historia, no sabia que escribir. Todo lo que escribía era un completo fracaso.
Mis hermanas no sabían que era lo que me pasaba y siempre estaban preocupadas por mí.
Simplemente esta ya no era yo. No me sentía como yo misma.
Jack había llegado a mi vida para convertirse en algo muy importante e indispensable en mi vida.
—Mérida- Samy entro a mi habitación- ¿Otra vez llorando?- Suspiró
—Lo siento, me es inevitable no hacerlo- Sorbí mi nariz
—¿Por qué?- La miré- ¿Por qué te la pasas llorando? ¿Tan horrible fue ese sueño?
¿Horrible? Tal vez la ultima parte fue horrible.
—Samy- Después de un “Hmm” por respuesta continúe- ¿Nunca te has enamorado de un sueño?
—N-no, claro he tenido sueños hermosos que he deseado se vuelvan a repetir, pero ¿Enamorarse de un sueño?
—Es ridículo, lo sé- Limpié mis lágrimas- Pero era tan real, todo lo era
—¿Te enamoraste del chico con el que soñaste?- Asentí apenada- ¿¡Por eso lloras!?
—¡Lo sé, lo sé! Es ridículo- Vi a Vero entrar- Pero así fue... Cuando desperté él había quedado tendido en el suelo, y esta angustia no se va de mi pecho, ya no sé que hacer- Lloré con más fuerza- ¡Deseo verlo!
Después de decir aquellas palabras mi collar brillo con fuerza, sorprendiéndonos a las tres.
—¿Q-qué pasa?- Preguntó Samy
—¡Esta ocurriendo de nuevo! ¡Esta ocurriendo de nuevo!- Exclamó Vero, la miré sin entender
—¿Qué?
—Hace dos meses, cuando despertaste muy triste, vine aquí por que tuve una pesadilla- Comentó- Pero tu no estabas, así que te esperé, cuando me canse de esperar me fui a mi habitación pero antes apareciste con el rayo de luz de tu collar y entonces gritaste.
—¿¡Estas hablando enserio!?- Vero asintió
—Entonces, ¿Podre verlo? ¿No fue solo un sueño?
—¿Y qué piensas hacer? ¿Dejar que esa cosa te lleve a quien sabe donde?- Preguntó Samy, molesta
—Samy....
—¡Ella esta enamorada!- Regañó Vero- Dejala ir
El brillo no se alejaba, sin embargo se hacia cada vez más inestable.
—B-bien, ve- Suspiró y vi como sus ojos se cristalizaron- ¡Solo por que ya no soporto verte llorar!
—¡Gracias!- Las abracé a ambas
—Cuidate mucho- Asentí
Suspire y tome entre mis manos el collar. Pronto mis hermanas se desvanecieron y aparecí en un barco.
Lo analicé con sumo cuidado y pude reconocerlo a la perfección.
—El Perla- Susurré
Me di la vuelta, encontrándome con toda la tripulación viéndome, sin poder creerlo.
—¡Señorita!- Exclamó Gibbs, llegando a abrazarme
—Que gusto verlos de nuevo- Correspondí al abrazo
No veía a Jack por ningún lugar y tenia miedo de lo que hubiera pasado mientras no estuve.
Todos me contaban cuanto me “extrañaron” según ellos. Aquello me resultaba muy cálido. Todos hablaban a la vez, hasta que una voz se hizo presente.
—¿¡Por qué tanto alboroto en mí navío!?
Conocía esa voz y por como se escuchaba era claro que estaba ebrio.
Todos abrieron paso para ver al hombre que parecía no haberme notado aún.
—¡Jack!- Corrí hacia él hasta abrazarlo con fuerza
—¿D-dulzura?- Se separó de mí para confirmarlo, sonrió y me envolvió en sus brazos- Creí que jamás volvería a verte
—Yo también lo creí
—¡Ahora estamos todos juntos!- Exclamó Gibbs- ¡Todos a sus posiciones!
Pronto todos se fueron y nosotros caminamos hacía la baranda.
—Simplemente no puedo creerlo- Dijo acariciando mi rostro
—Creí que tu habías...
—Pero no fue así cariño- Me interrumpió- Ahora estaremos juntos, tu, yo y el mar.
En ese momento sentí un escalofrío recorrer toda mi espalda y estoy segura que me había puesto pálida.
—Y el mar- Asentí, me recargue en la baranda y comencé a vomitar
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