Porque quiero que alguno de estos versos se escriba en mi epitafio.
Poemas que surgen después de morir un poco todos los días, de cambiar y renacer casi al mismo tiempo. Versos distintos que aún buscan un orden en el universo.
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Te besé y el placer me duró un instante pero seguí besándote en persecución de tu adictiva melancolía. Continuaste el beso mientras me buscaba dentro de tu boca, sin hallarme y tampoco a ti. Aumentamos la pasión y como si fuera nuevo en esto, quisiste conquistarme o saciarme. Pero ya me habías enseñado todo, no por nada atrapé tu lengua en pleno vuelo. Cómo nunca la enganche a la mía y aterricé tan desconcertante. Ligeramente desconocidos. Y te atrapé rodeando tu cintura, me cazaste al jalar mi nuca. Te besé y el placer nos duró un instante pero quisiste más Y yo solo buscaba otro beso.
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