ㅡ¡Mierda pana, hoy Hyunjin anda intelectual!.

ㅡSiempre, pai.

Después de que el puya nube le preparara la bebida especial a Lala y le pidiera una pastilla a Miguel, salió a joderle la paciencia a Felix pa' ver si conseguía que el otro le brindara una vaina o un curso intensivo de cómo sacarte unos vans negros del hueco er culo.

Porque sí, gente, ustedes ven a Felix todo angélical pero cuando se molesta pareciera que se le metiera chuky.

Ella y yo seguíamos en el salón sentados en uno de los dos laterales del salón, que poseían la virtud de mantenerse libres con el propósito de que se pudiera caminar de una manera más fácil al igual que la parte de atrás del salón, hace unos minutos no se hacía escuchar ni una palabra proveniente de nosotros en el salón, por lo que ella al igual que yo seguíamos centrados en las pantallas de nuestros celulares.

Al igual que siempre, sentí su mirada sobre mí, cosa que me hizo apartar el celular de mi rostro y a la vez mis ojos de el para fijarnos en ella.

ㅡHan.

ㅡDime.

ㅡ¿Tienes frío?.

Sabiendo para dónde iba, levanté el suéter de mi regazo y se lo pasé. Ella me respondió con un "muak" y se lo puso, volvió a agarrar el teléfono pero a diferencia de antes ya no tenía los lentes puestos, que no le servían para absolutamente un coño, porque ella no tiene problemas de vista, pero el hecho de que el marco es completamente redondo, fino y de su color favorito hace que le encanten.

Miré a los lados y por primera vez desde que entramos, noté la ausencia de ruido en el salón, cayendo en cuenta de que la mayoría andaba por ahí, porque a ninguno les veía la cara. Sin pensarlo muchas veces y tampoco de la manera más inteligente apoyé mis manos en piso y con la ayuda de la poquita fuerza que me quedaba me levanté del piso y di unos cuantos pasos antes de hacer algo más, Lala subió la cabeza rápidamente y gracias a algo en su mirada y gesto que no pudo controlar supe que ella no estaba muy de acuerdo con la idea de que me fuera, posiblemente por el simple hecho de que quería tener a alguien a la que le pueda decir cuál parte del coco le duele más y cuál menos.

Pero ajá, que me lo diga porque yo no soy adivino.

Sin pararle muchas bolas simplemente fui a buscar mi bolso, que estaba a pocos metros de el lugar en el que había estado sentado antes y me lo puse. Me arreglé la camisa y me volteé con dirección a la puerta con intenciones de irme y después de caminar menos de un metro paré en medio camino porque no soy tan maluco así.

ㅡLala, ¿vienes?ㅡ volteé en un intento de verla mejor, encaje mis manos en los bolsillos del mi pantalón y tras puyarme el dedo con lo pensé fue un lápiz y ver el reflejo de la duda en su rostro debatiendo dentro de sí misma la respuesta a mi pregunta, basado en experiencias anteriores, supe que esta vez iba a desechar mi invitación.

ㅡNo vale, aquí estoy fina.

Después de despedirme, fijé mi dirección al mismo lugar de siempre, al buen lugar en el que siempre estaba uno de los panas, salón 10 como lo conocen por ahí. Subí las escaleras hasta llegar al segundo piso, paré para asegurarme que no hubiera ningún pajúo atravesao y seguí caminando, la puerta al final del pasillo se hizo ver al igual que la luz del salón que se escapaba por debajo de la puerta y por fin pude relajarme un poco.

La historia de cómo llegamos a pasar la mitad de nuestro tiempo juntos en un salón en el que todos dan por deposito para pupitres rotos, el lugar en donde la gente va a practicar sus exposiciones y a jaripiar es algo corta, pero como muchas tiene su motivo.

c a r r e t e r a   c a r a c a s  -  l a  g u a i r a ⊙  h a n   j i s u n gDonde viven las historias. Descúbrelo ahora