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Desde mi asiento en el banco del patio, seguía buscándolos con la mirada. Eran las 6:45 am, un día algo frío, con el cielo lleno de azules y las calles subyacentes repletas de carajitos recién levantados, una atmósfera que olía a Yukery de durazno y, jugo de guayaba recíen voltíao, la posible realidad de el grupo de gente con el que me juntaba. Los pendejos que tengo por amigos esos me juraron casi que con el cristo en la punta de la lengua que venían hoy sin falta, que antes de las siete ya iban a andar en el salón jodiendo. Mucho ojo en sus palabras, que terminaron siendo el primer mojón del día, "sin falta".

No puedo decir que me vieron cara de poceta, sencillamente porque el que pecó fui yo desde el primer momento que me tragué el mojón completico con tenedor, cuchillo y queso de año. Es que uno no hace tratos con el diablo, tampoco te echas unos palos con él.

Lastima que yo andaba tan estreñido que por mi parte, ese era el único mojón que le podía ofrecer al plantel.

Eché una mirada al portón como quien no quiere la vaina y a lo lejos pude apreciar entre el cuadrito libre que la reja deja ver, a Changbin bajándose de la camioneta e' la mamá con una destreza digna de una borracho de plaza a las 9am después de feriado nacional. Casi que en pijama, fatigado  por la modorra que en el momento parecía tragarselo compartía unas últimas palabras con la señora que le dio la vida. Al realizar que finalmente estaba aquí pude dar el suspiro de alivio, una parte del trío estaba listo, peinaditos, destinados y siempre puestos pal bochinche. Lo único que quería para que este día comenzará con el pie derecho, con alegría, con gozo, con las ganas de echarle pichón a la vida, nojoda.

Muy lejos de mi creciente alegría, Changbin lucía la mejor cara 'e caligueba que podía ofrecer, desde la comodidad de un frio banco de concreto con piedritas adornandolo podía asegurar que, como se levantó: se montó en el carro. Con lagañas dando un realce a sus ojos castaños, el cabello revelandose en contra de la gravedad tras tomar la forma plana del cabezal del asiento, y los ojos algo hinchados traía el suéter en la agarradera del bolso que, estaba colgando al punto de casi estar en el piso, recibiendo al 100% el futuro de su presente, si lo seguía usando como si fuera una piel iba a terminar pa' coleto, y ni siquiera los que uno tiene en la cocina, sino los de baño. Sin embargo para las de camisa azul fue como si el mismísimo Jesús de Nazareth estuviera entrando a la habitación listo para convertir el agua en vino, las lágrimas en escarcha y un 10 en 20.

¿Y quién las culpa?, yo hace dos años era hasta peor porque ni sabía ni me cómo importaba disimular. Las mocas me entraban por la boca, me salían por el culo y así hasta que se aburrieran.

Después de darle un besito en cachete a la mamá volvió a la misma cara de culo de siempre y saludó al señor Armando, el portero de confianza, quien ya acostumbrado a la figura de Changbin al verlo hablar de más le dijo "¡zapatea de aquí que vas tarde, carajito!" y después de responderle todo picado cruzó por la pequeña puerta que habían abierto. A plena hora caliente el primer día de clases. Instantáneamente temiendo quedarse con la espinita del rechazo rebuscó con la mirada entre todas las caras viejas y nuevas a alguien de su confianza. Irónicamente, yo también andaba en las mismas, porque desde que había llegado no había visto a nadie del salón. Tras algunos segundos y con algunos metros de distancia conectamos miradas y después de un visible "manooo" caminó entre el bullicio hasta hacerse paso a los bancos

ㅡDe verdaita, ¿pa' qué vine yo hoy?ㅡpreguntó casi surrando para luego tirar bolso encima de mi regazo desde las alturas, tomando asiento a mi lado en el banco ㅡEn este maldito liceo de mierda lo único que vamos a hacer hoy es mirarnos las caras de güebones, le hubiera pasado pasador a la puerta... nojoda.

Sin pararle mucha bola al dilema que lo aquejaba, me concentré en el coñazo que me había dado en la jeta con el cierre de su suéter.

ㅡ¡Mamagüevo!, la vaina de metal del suéter tuyo me acaba de pegar en jetaㅡ reclamé pasándome la mano por la pequeña herida en mi labio inferior sin casi nada de prudencia.

c a r r e t e r a   c a r a c a s  -  l a  g u a i r a ⊙  h a n   j i s u n gOù les histoires vivent. Découvrez maintenant