—Abran las rejas, y que les den la bienvenida. —Volvió a colocarse sus anteojos—. Quiero que sepan que fue un honor haber trabajado como su líder.

Se dio la vuelta disponiéndose a abandonar el cuarto de control. Jimin se apresuró a tomarlo del brazo antes de que se marchara.

¿Había sido tan grave dejar ir al niño beisbolista? No esperaba que lo fuera. Ahora se sentía culpable, pero no podía cambiar nada, además, él sabía que ese chico era inocente y era... Era tan solo un niño que no entendía ni la mitad de las cosas turbias que pasaban dentro de ese laboratorio. 

Jimin sabía que si el chico no hablaba, no saldría con vida de allí.

—¿Qué pasará ahora? —le preguntó en voz baja.

Namjoon alzó la mirada hacia los demás, diciendo: —¡A sus puestos de control, ahora! —e ignorando al rubio por completo.

Todos comenzaron a moverse del lugar, ansiosos, a excepción de Jimin.

—Kim... —le llamó captando su atención puesto que él nunca se atrevía a llamarlo por su apellido solamente—. ¿Qué pasará? —volvió a preguntarle.

—No lo sé. —Se jactó un poco—. El que tiene el dinero manda.

—No comprendo.

—Deberías de concentrarte en no desconectar las cámaras de vigilancia la próxima vez entonces, así entenderías lo que sucede.

Jimin le soltó cuando sus palabras y sus ojos le acusaron. ¿Namjoon sabía lo que hizo? Por supuesto que lo sabía, era la persona más inteligente en el lugar, además de que le conocía tan bien que aunque no tuviese pruebas sabía lo que hizo.

—No somos criminales —le dijo angustiado— somos científicos. Estamos aquí para crear, no para secuestrar y lastimar adolescentes.

—¿Es que acaso realmente no lo entiendes? El mundo real no funciona de esa forma. Y tu acto de buena fe le dio el tiro de gracia a nuestra investigación.

—No iba a permitir que lo asesinara —declaró con firmeza—. Ni a él ni a nadie.

Namjoon se dio la vuelta para caminar hacia la entrada donde las camionetas habían comenzado a aparcar en las afueras del laboratorio. Por primera vez en años, las rejas de la zona prohibida del bosque habían sido abiertas.

—No iba a hacerlo, —abrió la compuerta; se acomodó su bata y antes de salir, volteando hacia Jimin dijo—: pero ellos lo harán.

Entonces avanzó hacia el exterior, dejando a su joven pupilo sumido en la devastación y a él mismo, lleno de incertidumbre.

Serán cinco vehículos blindados con al menos cuatro soldados en cada uno.
Namjoon contó la cantidad de hombres cuando comenzaron a descender en medio de la oscuridad.

Finalmente, del último vehículo bajó un hombre mayor con muchas estrellas y medallas colgando de su pecho. Con el rostro blanco, y su cabello naturalmente platinado como en una película antigua.
Este avanzó los pocos metros que quedaban hasta llegar a Namjoon y comenzó a hablar.

—¿Funciona? —fue lo primero que dijo al acercarse.

—Coronel Miller, bienvenido.

—¿Funciona o no? —dijo tosco sin detenerse a ser cortés.

Namjoon trató de serenar su mente cuando le habló sin tartamudear.
—Tuvimos un contratiempo y...

—Eso significa que no funciona. Que es un fracaso.

El moreno tragó saliva antes de continuar.
—Si recuerda que el tiempo es relativo, no lo vería de esa forma.

El hombre le vio con curiosidad mientras Namjoon sudaba frío.
—Teníamos fecha acordada.

LA TEORÍA DE KIM.《version one》Where stories live. Discover now