Bajo el mismo Cielo⨇ (BEMC)

Capítulo 19

Capítulo diecinueve 

~ Tan lejos

Lunes, 7:15 am, sol fuera.

El día daba la impresión de que sería cálido, mas no me deje llevar y tome un paraguas por precaución. Había desayunado bien, tomado todo y llegado temprano a la universidad.

He de recalcar que no desistí en seguir con comunicación comercial y publicitaria, pues había decidido tomar la fotografía como una actividad extracurricular.

Eran las ocho de la mañana cuando la profesora de Introducción a la Semiótica ingresó al aula, dando inicio a la jornada. En el almuerzo hablé con los gemelos y Lehia, les comenté sobre el nuevo proyecto que tenia pensado iniciar en el estudio de Max y sobre como estaba llevando las cosas hasta ahora. Me emocioné bastante al saber lo bien que les seguía yendo en sus carreras y quedamos en que nos reuniríamos un fin de semana para despejarnos.

Las cuatro dieron toque y ya había terminado la jornada, me encontraba de camino al estudio, preocupándome por el repentino cambio que dio el clima del medio día hasta ahora. Las nubes se habían vuelto bastante oscuras, dando a entender que la lluvia que caería no iba a ser ligera. Bajé en la parada que me correspondía, dispuesta a llegar lo más rápido posible.

Mis intenciones fueron afectadas por la gruesa lluvia que comenzó a descender de forma violenta, pues el paraguas que llevaba no estaba sirviendo de mucho. Mis zapatillas se habían mojado y mis pantalones por igual.

Las gotas golpeaban fuerte en las aceras, incontrolables dificultando un poco la visión. Apretujando el bolso con la cámara y laptop hacia mi pecho apreté el paso sin arriesgarme a caer por el agua que corría.

No fue hasta que un vehículo, que conocía bastante bien, se detuvo a unos metros de mí que descendí la intensidad de mis pasos. Vi como la puerta fue abierta, mas no la soltaron, esta estaba sostenida desde dentro por una mano firme. Avancé hasta el vehículo tomando la puerta antes sostenida y desechando todo el resentimiento que guardaba, coloqué mis cosas sobre el piso del asiento delantero, subiendo y cerrando el paraguas con una tranquilidad envolvente que me sorprendió incluso a mi misma.

—Es bueno volver a verte, Robin — su voz interrumpió el silencio en que no habíamos sumido al cerrar la puerta.

—Creo que seria una gran mentira de mi parte decir lo mismo — susurré los suficiente alto para que el escuchara. — No estaba lista para esto.

—Si nos llevamos de las situaciones nunca estaremos listos. ¿Cómo sigue tu recuperación?

Su frase me dejó pensando un poco las cosas, sin embargo, me dispuse a contestar su pregunta luego de escucharlo emitir un leve murmullo. Ya nos encontrábamos en marcha y la intensa lluvia no tenía intenciones de disminuir.

—Me encuentro bastante bien, gracias por preguntar. — respondí, dedicándole una leve sonrisa sincera.

—Me preocupé mucho por ti. Acababa de regresar cuando Max me informó. — me informó. — Cerca hay una cafetería, nos detendremos a comprar chocolate caliente, el clima está muy frío.

—No es necesario. — apresuré a decir.

—Si lo es. Estoy informado sobre tu anemia y tus defensas bajas. — dijo mientras se detenía frente a la cafetería. Se giró hacia atrás y de la pañalera de su hija extrajo una manta. — Toma, sécate, no quiero que te enfermes. Iré por los chocolates.

Bajó deprisa, pues se había detenido bastante cerca de la entrada. Al cabo de 10 minutos lo vi salir con dos vasos en un portavaso de cartón junto a una caja con el logo de la cafetería. Al ver que se encontraba cerca, abrí su puerta y sostuve lo que tenía en las manos cuando se asomó.

—Traje tarta de limón — fueron sus palabras para luego subir y conducir hasta el local.

Al llegar agradecí por traerme y me adentré al local. No hizo falta esperar para escucharlo reclamar por no haber tomado el chocolate ni la tarta. Lo vi llegar con ambas cosas y dirigirme una mirada con ojos entrecerrados, ocasionando que riera un poco, pues su cara era muy graciosa. Pasó por mi lado para mirarme sobre su hombro y pronunciar un simple "sígueme". No me negué.

Al ver que nos dirigíamos a mi área de trabajo, comencé a buscar en mi mochila la bolsa con origamis, acción que detuve al observar lo que suponía fue mi área de trabajo.

Habían removido objetos que ocupaban mucho espacio y habían colocado otra otro telón aparte del que ya tenía, además de que pude visualizar muchas cosas para armar un escenario propio, tanto para bebes como para temáticas de estaciones, bodas, etc... las pareces seguían blancas, a excepción de una.

La pared del lado derecho se encontraba pintada de negro y repleta de frases y diseños en color blanco. Había una luna llena la cual se encontraba sobre un árbol con todas sus ramas vacías, sus hojas en el suelo.

Me acerqué con las intenciones de leer una frase y se me hizo imposible hablar con el nudo que atenazó mi garganta al visualizar una frase en letras cursivas, bastante delicada "No es fácil, fracaso y frustración, las palabras que alguien me dijo después de llamarme, exhausto. Eres una súper estrella, pero no veo ninguna estrella".

—Realmente me choca saber que hay personas que creen que la definición de tu ser se basa en todos los errores que cometes — dijo, colocándose a mi lado, observando la misma frase. — Pues, aquellos altibajos no definen quienes somos.

Señaló otra, citaba "En un suspiro muchas preocupaciones se esconden. Deja de pensar en ello, ya sabes a lo que te enfrentas. En medio del camino, en el momento que quieras rendirte, grita más fuerte: "¿Y qué, qué, qué?".

—Es de valientes el plantarles cara a los errores, cambiarlos — su voz tenía la sensación de ser una caricia. — Es de valiente superar nuestros miedos.

—No Intentes tan duro, está bien perder a veces. — susurré, leyendo aquella corta, pero poderosa, frase.

—No digas nada, ni siquiera una palabra, sólo dame una sonrisa.

Giro hacia mí, dejando de observar aquella pared repleta de hermosas frases, ahora observándome tan intensamente que mi piel se erizó. Sonreí, aun con aquel nudo en mi garganta. De forma dubitativa extendió sus brazos y se me hizo imposible no refugiarme en ellos. Cálidos y reconfortantes.

Observe nuevamente aquel mural.

—Estuviste tan lejos.